El presidente ucraniano también se reúne con el presidente italiano, Mattarella, y la primera ministra, Meloni, en Roma
Fuente: La Vanguardia
Por Anna Buj
Roma. Corresponsal
13/05/2023
El papa Francisco junto al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, este sábado en el Vaticano (VATICAN MEDIA HANDOUT / EFE)
Vestido con su sudadera militar, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha acudido este sábado al Vaticano para reunirse con el papa Francisco y pedirle que se sume a su plan de paz para que Rusia abandone todas las posiciones ucranianas.. La última vez que se habían visto era en el 2020, pero entonces iba de traje. Las circunstancias eran muy diferentes. Era el primer viaje a Roma del mandatario ucraniano desde que estalló la guerra en el país, una visita que llega pocos días después de que el Pontífice, en su regreso de una visita apostólica a Hungría, revelara que había una misión secreta de paz en curso para el conflicto.
Zelenski aseguró solo aterrizar que la de Roma era “ una visita importante” para la victoria. El momento más esperado era la audiencia con Francisco, que le agradeció la visita. “Es un gran honor”, respondió el presidente ucraniano. La reunión duró unos 40 minutos, según la oficina de prensa del Vaticano, y en ella hablaron de la situación “humanitaria y política de Ucrania, provocada por la guerra”.
El comunicado oficial, escueto como de costumbre, recordaba que Francisco reza constantemente por la paz en el país, una oración que se ha visto “en sus muchos llamamientos públicos y en la invocación continua al Señor por la paz”, desde febrero del año pasado. Ambos, terminaba la nota, coincidieron en la necesidad de continuar los esfuerzos humanitarios para apoyar a la población. “El Papa ha subrayado en particular la necesidad urgente de gestos de humanidad hacia las personas más frágiles, víctimas inocentes del conflicto”.
La versión de Zelenski fue ligeramente diferente. Según publicó en sus redes sociales, el ucraniano pidió al papa argentino que condene los crímenes en Ucrania, porque “no puede haber igualdad entre la víctima y el agresor”. La frase evoca la línea de equidistancia elegida en un principio por el papa Francisco, que, aunque ha condenado en varias ocasiones las atrocidades rusas en el país –las ha llegado a comparar con los crímenes contra Ucrania durante la etapa soviética–, en un principio rechazaba mencionar abiertamente a Putin como el agresor para mantener el diálogo abierto con el Kremlin. “También hablé de nuestra fórmula de paz como el único algoritmo efectivo para conseguir una paz justa. Le propuse unirse a esa implementación”, indicó Zelenski, hablando del plan que incluye que Rusia retire todas sus tropas y reafirme la integridad territorial de Ucrania. “Como la guerra está en territorio de Ucrania, el plan de paz debe ser solo ucraniano”, añadió después en Telegram.
El encuentro es significativo por varios motivos. Desde el principio del conflicto, el Vaticano quiso presentarse como un posible mediador, y ya había conversado por teléfono con Zelenski en varias ocasiones, sin que pareciera haber resultados. Sí que se ha conocido que la diplomacia vaticana ha mediado para el intercambio de presos y está disponible para ayudar a que regresen a Ucrania los miles de niños deportados forzosamente a Rusia. Y, a finales de abril, regresando de Budapest, Francisco aseguró en la rueda de prensa del avión papal el que Vaticano está involucrado en una “misión” secreta de paz que “todavía no es pública”, dijo, sin dar más detalles. Entonces, Kyiv negó conocer los entresijos de esta supuesta misión y ahora, fuentes vaticanas dijeron a la agencia rusa Tass que la visita de Zelensky no estaba “directamente relacionada” con ella, y que el ucraniano solicitó la audiencia con el Pontífice hace solamente unos días.
La reunión también fue muy simbólica. Como manda la tradición, hubo un intercambio de regalos. El ucraniano entregó al papa jesuita una obra de arte hecha con un escudo antibalas y un cuadro titulado ‘Pérdida’ que simboliza el asesinato de niños durante el conflicto bélico. Bergoglio le respondió con un relieve en bronce que representa una rama de olivo, símbolo de la paz.
La parada en el Vaticano con el papa Francisco era el principal motivo para el desplazamiento del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, a Roma, la primera parada de su viaje antes de llegar este domingo a Alemania para recibir el premio Carlomagno en la ciudad de Aquisgrán. El mandatario aprovechó para reunirse también con la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, y con el presidente de la República, Sergio Mattarella, que le recordaron el pleno apoyo italiano a la causa ucraniana.
Después de unas dudas iniciales por los ataques del exprimer ministro Silvio Berlusconi, viejo amigo de Vladímir Putin, a Zelenski, Meloni –que tiene el visto bueno de la Casa Blanca– volvió a demostrar ayer que el nuevo Gobierno italiano no ha cambiado el rumbo marcado por el anterior primer ministro, Mario Draghi. La líder de Hermanos de Italia mostró su máxima sintonía con el ucraniano y dijo varias veces que Italia no se moverá al reclamar una paz “justa” para Ucrania y al seguir mandando armas durante tanto tiempo como sea necesario.
“No se puede lograr la paz con una rendición. Sería un grave precedente para todas las naciones del mundo”, indicó, en un país donde los sondeos muestran que la mayoría de italianos no quieren seguir mandando armas. “Continuaremos con el apoyo militar para que puedan llegar a una mesa de negociación con una posición sólida. Lo contrario sería peligroso para la paz en Europa”, subrayó Meloni, que recordó que Italia apoya la entrada de Kyiv a la UE y es favorable a que pueda llegar a estar incluida en la OTAN.
La reunión, que duró unos 70 minutos y terminó con una comparecencia conjunta ante la prensa en Palacio Chigi, sede del Ejecutivo italiano, es la segunda que mantienen Meloni y Zelenski después de la italiana viajara a la capital ucraniana a finales de febrero, cuando le invitó a Roma. En esta comparecencia, el ucraniano aseguró que los niños deportados por la fuerza a Rusia podrían ser de “al menos” 200.000. “Y no sabemos su destino”, declaró, solamente que el Kremlin les “enseña a odiar” a Ucrania.
Antes, Zelenski había sido recibido con honores militares por el jefe del Estado italiano, Sergio Mattarella, un convencido defensor de la alianza atlántica. “Estamos plenamente a su lado. Bienvenido, presidente”, le dijo el presidente de la República, que también insistió en que la paz verdadera no puede ser una rendición. “Italia está de la parte justa, de la parte de la verdad en esta guerra”, celebró el mandatario ucraniano, que agradeció ser recibido con banderas de su país por algunos refugiados ucranianos en las calles, pese a la lluvia.
Los helicópteros no han dejado de sonar en una Roma completamente blindada. Mil agentes fueron desplegados con una zona de exclusión aérea, se colocaron varios equipos de francotiradores situados en el trayecto previsto de Zelenski, había unidades antiterroristas, controles en las estaciones y aeropuertos, escuadrones antibomba y hasta revisaron el alcantarillado.
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