MECHTHILD HEIL /
PRESIDENTA DE LAS MUJERES CATÓLICAS DE ALEMANIA Y DIPUTADA CONSERVADORA
“Los obispos
se han dado cuenta tras los abusos de que no se puede seguir así”
Las mujeres
católicas de Alemania piden igualdad y acceso a todos los cargos en el
incipiente diálogo reformista de la Iglesia
(De El País, 26/09/2019)
Mechthild Heil es parlamentaria conservadora alemana, del partido de la
canciller Angela Merkel. Pero es además la presidenta de la poderosa comunidad
de mujeres católicas alemanas, en pie de guerra para exigir igualdad en la
Iglesia y el acceso a todos los puestos reservados hasta ahora solo para los
hombres. Unas 450.000 mujeres pertenecientes a 4.000 asociaciones de todo el
país, forman la KfD, por sus siglas en alemán, que participa en
el incipiente proceso de diálogo reformista de la Iglesia alemana y al que Roma
se opone.
Esta semana, los obispos alemanes se reúnen para hablar de este y otros
asuntos y allí se presentaron el lunes Heil y sus compañeras para exigir que
las escucharan. El papel de la mujer en la institución es uno de los cuatro
bloques temáticos que la Iglesia alemana tiene previsto debatir este invierno
en el llamado camino sinodal, el foro que Roma teme que abra una peligrosa
grieta en la Iglesia universal.
Heil recibe a este diario en su despacho del Bundestag en la capital alemana,
donde habla sin eufemismos de la necesidad de reforma de la institución y del
optimismo que despierta el diálogo alemán.
Pregunta. Ustedes exigen que las mujeres puedan ocupar cualquier cargo en la
jerarquía eclesiástica. Han iniciado una campaña y recogida de firmas. ¿Por qué
ahora?
Respuesta. El
año pasado se publicó el estudio sobre abusos en el seno de la Iglesia y
expuso que hay problemas estructurales. Con la moral sexual, con la formación
de curas en los seminarios… si no tienen experiencia ni maduración sexual,
¿cómo van a explicárselo a los alumnos? Todo eso contribuye a los abusos,
también el hecho de que no hubiera mujeres implicadas. Una mujer, tal vez
habría dicho que no se podía gestionar así, que
no se podía símplemente trasladar al cura a otro sitio. Los obispos
entendieron que el estudio tenía que tener consecuencias.
P.
Ese fue el catalizador. ¿Qué piden ahora?
R.
Hace un año, las mujeres católicas no teníamos una posición consensuada sobre
si queríamos ser sacerdotes o no. Nuestra asamblea se reunió y las
representantes de las comunidades votaron por unanimidad
a favor de tener los mismos derechos que los hombres en la Iglesia. Sin las
mujeres, la Iglesia no funcionaría.
P.
El presidente de la Conferencia Episcopal, el cardenal Reinhardt Marx les dijo
el lunes que es consciente de que hace falta moverse y que él impulsa cambios,
pero también, que para que haya progreso a medida hace falta tiempo. ¿Confían
en los planes de reformas de los obispos?
R.
Tenemos muchas experiencia con procesos lentos [ríe]. Muchas mujeres mayores se
han cansado de esperar y se han alejado de la Iglesia. Pero ahora, asistimos a
un nuevo momentum. Hay mucha motivación entre jóvenes y mayores. Nos
llaman muchas mujeres para apuntarse. Hoy mismo, tres parlamentarias nos han
pedido sumarse. La gente siente que ahora sí puede pasar algo.
P.
¿Qué temas quieren llevar a los diálogos reformistas?
R.
El acceso de las mujeres a cualquier posición, la moral sexual, la
anticoncepción, el reconocimiento de los divorciados, la homosexualidad...
P.
Pero Roma se opone al debate alemán.
R.
El problema no es el papa Francisco, el problema es la gente que le rodea. Los
obispos alemanes que están en contra del proceso corrieron a ver al Papa. El
Vaticano tiene miedo de que la Iglesia alemana se separe, nos ven demasiado
cerca de los protestantes. En Austria y en Suiza hay también iniciativas
similares a la nuestra.
P. ¿Cree
que hay un riesgo real de cisma?
R.
No. Ese es un argumento que Roma utiliza para disciplinar a los países.
P.
¿Han llamado a la puerta del Papa?
R.
Le escribí, pero de momento no tenemos respuesta.
P.
¿Por qué creen que en Roma se oponen al camino sinodal?
R.
Roma quiere que sean los obispos los que tengan la última palabra y no los
laicos, pero nosotros también debemos poder decir lo que nos de la gana. El
reto ahora es influir a los obispos, pero creo que la mayoría está con
nosotras. Creo que se han dado cuenta tras el estudio de los abusos de que no
se puede seguir así. Otra cosa es que pongan en marcha los cambios.
P.
¿Dónde cree que nace la reticencia a la igualdad para las mujeres en la
Iglesia?
R.
Tienen que ceder poder, lo contrario es profundamente anticristiano. No hay
ninguna razón teológica. Me da igual lo que pasara hace 2.000 años. La Iglesia
siempre ha ido cambiando y la situación de hoy es diferente. Los obispos tienen
miedo de que si algo cambia, todo salte por los aires. Nosotras no peleamos por
el poder, sino por la responsabilidad para poder tomar decisiones.
Antes de despedirse, Heil ofrece uno de los pins esmaltados con una cruz
púrpura, que las activistas católicas llevan estos días en la solapa para dejar
claro que la suya es una lucha por la reforma de las instituciones desde
dentro, pero a la vez en voz alta.
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