martes, 24 de septiembre de 2019

¿Hacia un futuro sin funerales?


¿Hacia un futuro sin funerales? Los entierros sin ceremonia se están popularizando en toda Europa

(En Magnet, 16/09/2019)


Desde los albores de la civilización, los ritos mortuorios han permitido a los seres humanos despedirse de sus seres queridos en una coreografía controlada de espiritualidad y rito colectivo. Los funerales sirven a un último adiós y ejercen de punto determinante en el duelo. Sin embargo, están de capa caída. Muchos países europeos han observado cómo sus ciudadanos están abandonando las tradicionales ceremonias de despido. Los funerales, al compás de la secularización en todo el continente, atraviesan una fase de crisis y una incipiente decadencia, manifestada en el creciente volumen de entierros sin ceremonia alguna.

¿Dónde? El ejemplo más evidente es Suecia. Según cuenta la prensa local, los entierros sin ceremonia civil o religiosa se han disparado durante los últimos años, pasando del 2% de los decesos al 8%. En las regiones más tradicionales del sur el porcentaje es menor (en torno al 5%), pero en las grandes ciudades y en regiones como Dalarna su volumen supera el 10%. Los fallecidos pasan del hospital directamente al crematorio, y en muchas ocasiones sus cenizas son esparcidas en cementerios anónimos sin presencia de sus familiares. Es la muerte inconsecuente, una transformación de nuestra relación con el hecho final.

¿Por qué? Como explica una investigadora en The Conversation, la caída de los rituales funerarios está íntimamente relacionada con la secularización del país. Suecia es hoy uno de los países menos religiosos de Europa. La fe se ha desvanecido entre las nuevas generaciones y tiene un rol menos importante a la hora de explicar las inquietudes y las preferencias de los ciudadanos suecos. Los tradicionales funerales tienen un alto componente cristiano, y han dejado de resultar atractivos para muchas personas. Rituales más íntimos, anclados a los entornos naturales y relacionados con los deseos del fallecido han ocupado su lugar.

Generalizado. Tiene sentido. Los europeos hoy bautizamos menos a nuestros hijos, contraemos matrimonio en rituales con menor carga religiosa y nos relacionamos con la muerte de un modo distinto a la tradicional cosmovisión cristiana. La religión ha dejado de formar parte de nuestra identidad nacional, y su número de seguidores se ha desplomado entre los más jóvenes. En su lugar, el continente ha abrazado ritos de paso distintos. Bodas naturales sin componente religioso, obituarios sin cruces, bautizos seculares y un largo etcétera. Ceremonias de carácter social, más íntimo, más individual.
Es una consecuencia directa de nuestro desapego religioso e irá a más. En países como Islandia, Reino Unido o Estonia el número de ateos menores de 26 años ronda el 90%.

El futuro. ¿Qué haremos con nuestros muertos en el futuro? En Suecia, gran parte de la ausencia de funerales no deriva tanto de la pérdida de fe como de los desencuentros entre familiares o de los deseos expresos de los fallecidos (que no quieren cargar con la pesada carga económica que implica el entierro, de hasta 3.000€ en España). También hay un componente solitario: Suecia acumula el mayor número de personas viviendo en soledad en el mundo, y, como sabemos, tendemos a perder nuestros vínculos familiares o sociales conforme envejecemos. En la tendencia hay tanto de tendencia cultural como de estructura económica.

Europa. El caso sueco es particular. No todos los países reúnen sus características ni todos cuentan la estadística de muertes sin entierro (Reino Unido ha empezado a hacerlo y también ha registrado un aumento). España, por ejemplo, es un país con mayor raigambre religiosa, y gran parte de los fallecidos cuentan con seguros de decesos que permiten costear la ceremonia (aunque esto está cambiando). Pero hay tendencias al alza: las cremaciones podrían superar el 70% de los ritos en diez años, e iniciativas como transformar tus restos en compost o abonar un pequeño árbol para los familiares están ganando cierta atención.


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