jueves, 19 de diciembre de 2013

El Papa Francisco y la Iglesia vasca

"Tenemos que revisar nuestro pasado ante lo que ha sido ETA"

"Los más pobres y vulnerables nos evangelizan"

(José Ignacio Calleja).- Cercano ya el primer año de la elección de Francisco como Papa, el hecho y la persona han provocado mil juicios e impresiones. Me siento entre aquellos que se condujeron con afecto, cautela y esperanza.

No soy mitómano ni me gusta entregarme a la lisonja de nadie por esto o aquello, y a la mínima. Todos los humanos necesitamos tiempo para lo mejor. Y aun en lo mejor, hay que ser ponderados. El mundo del deporte es el prototipo del exceso verbal que hemos de evitar en la vida. ¿Se han dado cuenta de que llamamos goleador al que mete un solitario gol después de quinientos minutos de juego? Pues eso es lo que evito en los asuntos que importan. Aquel afecto, cautela y esperanza puedo decir que se mantienen intactos.

Estaba yo bastante ensimismado en la observación de todo lo que sucede alrededor de Francisco, - allá en Roma -, cuando alguien me pegunta por la recepción de de todo esto en la Iglesia de Vitoria y del País Vasco. Y pareciendo a cualquiera que será fácil responder, caigo en cuenta de
que no tanto. Una de las cosas más valiosas de la Iglesia es que cada uno de sus miembros se dedica con celo a lo suyo, pase lo que pase en Roma.

Nos afecta más el cambio de Obispo diocesano que el de Papa. Y esto significa que en la Iglesia de Vitoria, - hasta donde yo conozco -, todo ha seguido un recorrido que viene y va con un plan de años. Ahora bien, sería torpe no reconocer que en esa Iglesia local todos estamos mirando de reojo hacia qué pasa en Roma y hacia dónde señala Francisco. Los más, porque creemos que ha surgido una oportunidad de libertad y sensibilidad social en la vida cristiana, que se estaba perdiendo. Los menos, por si esto deriva hacia formas pastorales populistas o hacia un cambio doctrinal chocante.

Sin duda son los sectores del laicado católico y joven los que más esperanzas tienen en lo que está sucediendo. Noto en ellos la conciencia de sentirse confirmados por Francisco en sus apuestas religiosas por lo sustantivo del Evangelio de Jesús; y noto que disfrutan al ver lo más humano y primero en las necesidades de los más vulnerables y pobres.

Siento que recuperan la conciencia de su protagonismo eclesial y que lo reclaman con ganas. En muchos momentos creo que nos están diciendo, "dejen paso, nos toca a nosotros". Al decir "jóvenes", el lector sabe que estoy hablando de minorías en el conjunto de la sociedad, pero le digo que son minorías bien nutridas en número y bien situadas en zonas donde hay cobertura cultural y moral.

En sencillo, que conectan cada vez mejor con lo humano, con lo que de verdad importa para vivir todos. Cierto que la Iglesia es todavía una gerontocracia piramidal y masculina, pero está madurando en ella, - y lo hará a tiempo, estoy convencido -, una comunidad de hombres y mujeres iguales en derechos y deberes, con un mensaje de sentido creyente para la vida muy rotundo, una caridad samaritana y justa, muy llamativa, y una ética de los derechos humanos de todos, muy argumentada en la sociedad laica. Algunas claves de disciplina eclesial interna son de valor relativo (celibato, sacerdocio femenino, comunión de los divorciados...), y otras son de mucho peso en la fe (vida humana sagrada siempre), pero sabemos dar razones humanas nada despreciables y vivir en democracia.
Hay que reconocer, por otro lado, que la Iglesia de Vitoria está en mejores condiciones para acoger el impulso de Francisco, que las otras iglesias hermanas del País Vasco y Navarra. Todas tenemos un reto casi insalvable en la secularización cultural habida en nuestra sociedad, pero ni ese proceso es total, - hay mucha gente que lo ha recorrido distinguiéndolo de la laicidad secularista -, ni faltan muchos creyentes con ganas de crecer en red de comunidades de fe y vida social ejemplar.

Sabemos, - además -, que tenemos que revisar nuestro pasado ante lo que ha sido ETA, - no pocos ciudadanos nos lo reprochan como indigno -, pero nosotros no sentimos haber caminado sin criterio de justicia y sin corazón compasivo, y no pocos también nos lo reconocen. Queda mucho por hacer y decir. Con humildad, siempre, pero sin simplismos, también.

Por fin, mientras la crisis económica nos agobia a muchos entre la expulsión del trabajo y el miedo a que nos suceda, no pocos hombres y mujeres de fe se mueven alrededor de la caridad con las víctimas, y piensan en una red de lucha social y política por una sociedad más justa. Una civilización de la sobriedad compartida o solidaria, - se dice -. No somos sobrios para guardar, sino para compartir. Porque con menos y viviendo de otro modo, llega y sobra para todos. El todos para un cristino siempre es el mundo, y el grito contra la injusticia alcanza esa intención en ellos.

Las otras iglesias hermanas que he dicho, también están en la misma senda, pero sus Obispos han sido nombrados en otra época y con otras prioridades pastorales. Tengo una gran admiración por el Papa Ratzinger, pero él creía que el problema de la cultura es la falta de fe en Dios, y Francisco cree que es el abuso sobre los pobres que falsea hasta la fe en Dios. Son dos caminos pastorales y sociales, y una sola intención, el Reino de Dios.

En el primero, y sobre todo, como religión del alma; en el segundo, y sobre todo, como religión del cuerpo con alma. Puede que esas iglesias hermanas nos adelanten en el camino del Evangelio; tienen buena gente y muy preparada; pero es importante la sencillez evangélica del Pastor-Obispo para dejar hacer, animar a que se haga, acompañar lo que se hace, amar a los adelantados de la noche y su grito. ¿Qué grito?

Los más pobres y vulnerables nos evangelizan, porque con ellos podemos ver los problemas del ser humano y la injusticia desde una perspectiva imprescindible; porque con ellos sabemos de manera incondicional quién y cómo es Dios. Así fue el camino samaritano de Jesús.

1 comentario:

  1. Previsible. Lo que más me ha llamado la atención del encabezado ha sido la fotografía. Por ella, más que por el propio título, me he lanzado a leer la colaboración de Natxo. Terminada la lectura, considero del todo inadecuada la elección de esa fotografía con categoría de encabezado. Má a echar atrás o a incitar a malas lecturas a un buen número de seguidores.
    Txelis

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