martes, 22 de mayo de 2012

Ante el conflicto y reconciliación en Euskal Herria


POR JESÚS EQUIZA, VICENTE SAN MARTÍN, VICTORINO ARANGUREN, CURSO DE TEOLOGÍA PARA LAICOS Y SACERDOTES DE PAMPLONA. 

SE ADHIEREN A ESTA DECLARACIÓN: FORO RELIGIOSO POPULAR DE GASTEIZ, GRUPO DE CURAS RURALES DE ÁLAVA; HERRIA 200 ELIZA; COMUNIDADES CRISTIANAS POPULARES DE EUSKAL HERRIA; COORDINADORA DE SACERDOTES DE EUSKAL HERRIA

 - Jueves, 17 de Mayo de 2012 - 


LOS colectivos de sacerdotes y laicos cristianos que subscribimos esta declaración nos sentimos solidarios con las angustias y tristezas, con los gozos y esperanzas de hombres y mujeres de Euskal Herria y de todos los pueblos. Desde hace años venimos compartiendo anhelos y esfuerzos en la construcción de un mundo más humano en la justicia y en la paz, movidos y motivados por el Evangelio liberador, en la línea del Concilio Vaticano II.
La situación creada a partir de la declaración de ETA del cese de su violencia es una nueva oportunidad para afrontar todas las dimensiones y causas del conflicto histórico, y poder así superar los efectos desoladores de enfrentamientos y violencias generadores de tantas víctimas y sufrimientos a lo largo de prolongados periodos. Queremos, como ciudadanos y ciudadanas, mirar con esperanza y determinación crecientes al futuro para restañar las rupturas sociales producidas, impulsar un proceso de pacificación y de reconciliación y llegar a una sociedad normalizada en justicia y paz.
Como cristianos, estamos urgidos a impulsar esta reconciliación que forma parte de la misión evangelizadora de la Iglesia que se considera a sí misma "instrumento de unidad, de concordia y de paz". Por tanto, nos sentimos implicados, juntamente con todos los demás miembros de la sociedad, en la búsqueda de un proceso reconciliador riguroso, paciente y esperanzado.
Para ello creemos que es preciso partir del reconocimiento, por todas las partes implicadas, de las injusticias cometidas en el todavía irresuelto conflicto político, lo cual exige la memoria, la verdad y la justicia asumiendo las respectivas responsabilidades.
En este proceso todas las víctimas, cada una según su gravedad, han de ser tenidas en cuenta: asesinados y muertos, heridos, secuestrados, torturados, procesados por razones políticas, también sus familiares y amigos; todos merecen un reconocimiento social, una solidaridad fundada y una reparación en justicia. Este complejo proceso exige también el necesario respeto de los derechos y el cumplimiento de la legalidad vigente de los presos y presas. La posibilidad de una amnistía significaría el comienzo de un tiempo nuevo para este pueblo, en la tarea permanente de la construcción de paz.
Pensamos, por fin, que entre todas y todos debemos buscar las mejores condiciones para poder llegar al ideal humano y cristiano de ofrecer y pedir perdón, en la medida que sea posible, siempre desde el reconocimiento del daño causado por las diferentes partes.
Por tanto, y en consecuencia, subrayamos aquellas actitudes y compromisos que nos parecen urgentes en este proceso de resolución del conflicto y de reconciliación:
- Un rechazo de la violencia como medio político, apoyando y fomentando la estrategia no violenta que respete los derechos de todas las personas y pueblos en una democracia plena.
- Una autocrítica honesta ante el conflicto mantenido y la descalificación ética de todo intento y actitud provocativa de cualquier parte, tendente a perpetuar situaciones de ruptura y enfrentamiento sociales que imposibilitan una verdadera convivencia en paz.
- El reconocimiento y la reparación de todas las partes afectadas por las diversas violencias y enfrentamientos, donde cada parte asuma su propia responsabilidad.
- Un diálogo honesto, sereno y respetuoso, social y político, sin exclusiones entre todas las partes implicadas, como vía de resolución del conflicto, de forma que todos los sujetos sean agentes activos de resolución.
- La primacía de la vida, el respeto a las personas en su dignidad inviolable, la aceptación sincera del pluralismo y de las diferencias y derechos culturales y políticos como base de una auténtica democracia.
Queremos dar nuestro apoyo decidido y nuestra colaboración a todos aquellos colectivos sociales y políticos que trabajen con honestidad y sinceridad para ir construyendo un futuro de convivencia, de paz y reconciliación. Igualmente, nos alegramos de todos los pasos y acuerdos institucionales que supongan un avance positivo y necesario en el proceso de total pacificación y conciliación.
Fieles a la praxis liberadora de Jesús de Nazaret, deseamos que nuestra Iglesia en Euskal Herria fomente una auténtica espiritualidad reconciliadora y ofrezca su sincera colaboración para clarificar la verdad histórica y conseguir el reconocimiento y reparación de todas las víctimas con compromisos eficaces y solidarios a fin de construir la paz desde la justicia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Identifícate con tu e-mail para poder moderar los comentarios.
Eskerrik asko.