sábado, 30 de mayo de 2015

San Romero de las Américas

Asesinato-arzobispo-Oscar-Romero
Se cumple hoy justamente una semana desde que San Romero de las Américas fue institucionalmente beatificado en El Salvador.
Más importante que hablar de él es hablar como él.
Por eso pienso que es bueno engastar nuestro recuerdo de San Romero, con una memoria refrescada de algunas de las palabras identificadoras de su ejercicio concreto de santidad.

Helas a continuación:

 “A mí me toca ir recogiendo atropellos, cadáveres y todo eso que va dejando la persecución de la Iglesia”. (Aguilares, 19 de junio de 1977).

“He comprendido una vez más que mi vida no me pertenece a mí sino a ustedes”. (Al celebrar sus 60 años, 24 de julio de 1977).

“Yo sé que he caído mal a mucha gente, pero sé que he caído muy bien a todos aquellos que buscan sinceramente la conversión de la iglesia que somos todos”. (21 de agosto de 1977). “Queremos ser la voz de los que no tienen voz, para gritar contra tanto atropello contra los derechos humanos”. (28 de agosto de 1977).

“Jamás me he creído líder de ningún pueblo, porque no hay más que un líder, Cristo Jesús. Jesús es el centro de la esperanza”. (28 de agosto de 1977).

“Les confieso mi emoción al ser recibido por ustedes con ese cariño tan propio de nuestro pueblo”. (Huizúcar, 29 de septiembre de 1977).

“Todos necesitamos convertirnos. Yo, que les estoy predicando, soy el primero que necesita conversión”. (23 de octubre de 1977).

“El pastor tiene que estar donde está el sufrimiento a llevar la palabra de consuelo a los que sufren”. (30 de octubre de 1977).

“Esta semana se me horrorizó el corazón cuando vi a la esposa con sus nueve niñitos pequeños que venían a informarme. Según ella encontraron a su esposo con señales de tortura y muerte. Yo creo que el que comete un crimen de esa categoría está obligado a la restitución. Es necesario que tantos hogares que han quedado desamparados como este reciban la ayuda. El criminal que desampara un hogar tiene obligación en conciencia de ayudar a sostener ese hogar”. (Dulce Nombre de María, 20 de noviembre de 1977).

“predicación que no denuncia el pecado, no es predicación del evangelio” (Homilía 2/01/1978).

“la ley es como una culebra, solo muerde a los que andan descalzos” (Homilía 5/02/1978);

No ser “cómplices de esa máquina que está haciendo cada vez más gente pobre, marginada e indigente” (Homilía 16/12/1979).

“Los pobres han marcado el verdadero caminar de la Iglesia. Una Iglesia que no se une a los pobres para denunciar desde los pobres las injusticias que con ellos se cometen, no es verdadera Iglesia de Jesucristo” (17/2/1980).

“Les suplico, les ruego, les ordeno, en nombre de Dios y de este sufrido pueblo, cese la represión” (Homilía 23/03/1980).

“Un Dios que está allá en los cielos y que ha dejado la tierra a los hombres, no es exacto” (Mons. Romero, marzo de 1980).

“Así concreto mi consagración al corazón de Jesús que fue siempre fuente de inspiración y alegría cristiana en mi vida. Así también pongo bajo su providencia amorosa toda mi vida y acepto con fe en Él mi muerte por más difícil que sea. Ni quiero darle una intención como lo quisiera por la paz de mi país y por el florecimiento de nuestra iglesia, porque el corazón de Cristo sabrá dar el destino que quiera. Me basta para estar feliz y confiado saber con seguridad que en Él está mi vida y mi muerte; que a pesar de mis pecados en Él he puesto mi confianza y no quedaré confundido y otros proseguirán con más sabiduría y santidad los trabajos de la Iglesia y de la Patria” (1980, un mes antes de ser asesinado).

 “Una iglesia que no provoca crisis, un Evangelio que no inquieta, una palabra de Dios que no levanta roncha como decimos vulgarmente, una palabra de Dios que no toca el pecado concreto de la sociedad en que está anunciándose, ¿qué Evangelio es ése?”

“El pueblo es mi profeta”, y como recuerda Miguel Cavada, decía: “no se aparten del pueblo”.

“Cada uno de ustedes debe ser un micrófono de Dios”.

“El mundo de los pobres son características sociales y políticas bien concretas, nos enseña dónde debe encarnarse la iglesia para evitar la falsa universalización que termina siempre en convivencia con los poderosos”.

“Queremos ser la voz de los que no tienen voz para gritar contra tanto atropello contra los derechos humanos. Que se haga justicia, que no queden impunes tantos crímenes manchando a la patria, al ejército. Que se reconozca quiénes son los criminales y que se dé justa indemnización a las familias que quedan desamparadas”.

“Mi otro temor es acerca de los riesgos de mi vida. Me cuesta aceptar una muerte violenta que en estas circunstancias es muy posible, incluso el Sr. Nuncio de Costa Rica me avisó de peligros inminentes para esta semana. El padre me animó diciéndome que mi disposición debe ser dar mi vida por Dios cualquiera que sea el fin de mi vida. Las circunstancias desconocidas se vivirán con la gracia de Dios. Él asistió a los mártires y si es necesario, lo sentiré muy cerca al entregarle el último suspiro. Pero que más valioso que el momento de morir es entregarle toda la vida y vivir para Él”.

“Si me matan resucitaré en el pueblo salvadoreño”.

“el Papa no ha hablado sobre la cuestión social, el Papa ha hablado sobre esto, esto y esto”.

“el Magisterio de la Iglesia es mi criterio de actuación”.

“Señor, Tú eres todo y yo soy nada, pero con tu todo y mi nada vamos a hacer mucho”.

 “En el corazón de cada persona hay una pequeña celda donde Dios para y baja a conversar con el hombre y tenemos audiencia con Dios cada vez que queramos”. Y luego da una definición de oración que a mí me gusta mucho. Dice: “la oración es la cumbre de la perfección humana”.



Cerramos este brevísimo recuento de citas de San Romero con otras dos, referidas a él, del también mártir Ignacio Ellacuría:
“Con Monseñor Romero Dios pasó por El Salvador”,


“Típico del hombre nuevo movido por el espíritu
es que su motor
no es el odio
sino la misericordia
y el amor, porque ve en todos a hijos de Dios
y no a enemigos
por destruir”


Txelis.

Karrantza Harana, 30 de mayo de 2015



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