Unas pocas reflexiones tras la lectura del documento de
Redes Cristianas sobre la pederastia en el clero.
Estando de acuerdo con los objetivos del texto
y con la gran mayoría de las medidas propugnadas me permito disentir de algunos
aspectos, que exigen, a mi juicio obviamente, mayor profundización. Lo que leo
es brocha gorda y la gravedad de la lacra de la pederastia en el clero,
precisamente por su extensión y gravedad, exigen brocha fina, análisis más
radical (ir a las raíces del tema, que son muchas) y más mesura en las formas.
—El principio de “tolerancia cero” que viene
de EE. UU es muy criticado por penalistas, criminólogos, sociólogos, pedagogos
etc. Supone no discriminar la gravedad de los delitos ni las consecuencias de las
penas emitidas. Por ejemplo, en la actualidad, merced a ese principio, se están
separando los niños de sus padres en la frontera entre Méjico y los EE.UU.
—Cuidado con el principio de “no prescripción
de los delitos”, incluso el de pederastia. Escuchar a magistrados sobre este
tema es muy instructivo.
—La mezcla de los dos principios anteriores supondría
que un tocamiento a un menor, condena de por vida, en el contexto que nos
ocupa, al sacerdote. ¿Es que hemos eliminado de nuestra vida el principio de
reinserción del delincuente? ¿Es que la justicia debe ser vengativa, y de por
vida, y no restaurativa?
—Las “victimas” como categoría sociológica
uniforme no existe. Hay víctimas y víctimas, aunque todas sean víctimas.
Depende de muchos factores: el grado de agresión recibido, las secuelas que le
ha dejado, la lectura que la propia víctima del daño padecido etc., etc. En el
País Vasco sabemos algo de esto.
—Por
supuesto que hay que “aceptar la crítica que llega desde las propias víctimas”. Pero estoy en
desacuerdo con la continuación de la frase cuando se afirma que “es a su
autoridad a la que han de someterse el papa, los obispos y todo el clero”. A la
autoridad, ¿de qué víctimas?. Es fácil y tramposo seleccionar a solamente
determinadas víctimas y no a otras. Me suena a aquello de un ministro de
Interior cuando afirmó que “las victimas siempre tienen razón”. Por favor léase
a Ricoeur y Todorov, ellos también víctimas (del nazismo el primero, del
comunismo el segundo) cuando escriben sobre el tema.
—Por favor, no mezclar en un totum revolutum,
el
colectivo LGTBI, la ideología de género, el aborto, el divorcio, el matrimonio
de los sacerdotes, el sacerdocio de las mujeres, las parejas de hecho, el
matrimonio igualitario, los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres,
etc., etc.
—Es injusto traer a colación la muy criticable expresión de Francisco “todo feminismo termina siendo un machismo con faldas” y añadir que se
trata de “unas palabras sólo concordantes con la línea ideológica de los
partidos de la extrema derecha, como VOX en España”, cuando el propio Papa ya
ha reconocido su error y ha explicado el contexto en el que pronunció esas
palabras. Que un papa aparezca con un hombre falible (yo tampoco estoy de
acuerdo con todos sus planteamientos), y que reconozca públicamente que se ha
equivocado, es para quitarse el sombrero. Este papa es una bendición. También
por sus limitaciones.
—No
quiero alargarme. He escrito mucho, he dado conferencias, y algunas cosas he
publicado sobre este tema. Todo está en mi blog si a alguien le interesa. Me
une a los firmantes del documento de Redes Cristianos el mismo dolor por la
lacra de la pedofilia, comparto, lo repito, lo esencial de su análisis, pero no
el tono del mismo, ni algunas de las ideas del texto. Dicho sea con el mayor de
los respetos.
Donostia
San Sebastián 11 de abril de 2019
Javier
Elzo
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