Católicos hacen pública su
voz en apoyo de las reformas en la
Iglesia
Elizan beharrezko diran
aldakuntzen alde katolikoen ahotsa.
Texto de la carta
Cuestiones para profundizar
En su entrevista recientemente
concedida a las revistas de los jesuitas, el Papa Francisco ha dicho que «pensar
con la Iglesia»
no consiste en simplemente recibir órdenes de la jerarquía. «Cuando el diálogo
entre el pueblo, los obispos y el papa va adelante y se toma en serio, está
asistido por el Espíritu Santo».
Animadas por este espíritu, cien
organizaciones de Iglesia, respaldadas por más de cuatro millones de católicos
de todo el mundo, han enviado al Papa Francisco y sus consejeros una carta,
pidiendo una audiencia con el Papa para dialogar sobre el gobierno de la Iglesia.
Piden que el papa y los cardenales
den a los sacerdotes, a los religiosos y a los laicos una mayor responsabilidad
en la toma de decisiones en la
Iglesia, incluso en el nombramiento de los obispos. Que el
diálogo y el respeto a la conciencia sustituya al gobierno autoritario. Y que
sean expulsados los oficiales eclesiásticos que hayan facilitado o ignorado el
escándalo de los abusos sexuales por parte de clérigos.
La carta, firmada por
representantes de numerosos grupos reformistas de todo el mundo, habla de la
actual crisis en la Iglesia,
incluidos los abusos sexuales y la corrupción fiscal en el Vaticano, y los
negativos efectos del clericalismo y de un gobierno de sólo hombres célibes.
Entre los firmantes están grupos
tales como Llamada a la acción (Call to Action) de Estado Unidos, American
Catholic Council, CORPUS y el movimiento mundial We Are Church. Este último
representa a varios millones de católicos de casi 40 países. Entre ellos el
Foro de Curas de Bizkaia y Redes Cristianas. Obispos como Geoffrey Robinson,
Bill Morris y Pat Power, que iniciaron la reclamación referente a los abusos
sexuales en Australia -con 117.000 apoyos hasta la fecha- han dado su pleno
apoyo a la intención de este movimiento.
El Papa Francisco ha criticado el
clericalismo, diciendo que el episcopado es un ministerio de servicio y no de
dominación. Y en su reciente entrevista, de alcance mundial, ha dicho que «la Iglesia es el pueblo de
Dios, pastores y pueblo juntos. La
Iglesia es la totalidad del pueblo de Dios».
Pero el Papa tiene que especificar
todavía hasta dónde se les dará a los laicos voz, voto y plenos derechos de
ciudadanía.
La carta apoya la dirección que el
Papa Francisco parece estar tomando, y declara que la plena participación de
todos los bautizados católicos en la toma de decisiones en la Iglesia es una reforma
fundamental en la Iglesia,
y que está basada firmemente en el Evangelio, en la tradición y en la visión
del Concilio Vaticano II.
La carta llama también al diálogo
abierto entre los miembros de la
Iglesia y urge al Papa Francisco a rehabilitar a los teólogos
que han sido censurados en los pontificados anteriores, y a detener la
investigación contra la
Conferencia de Religiosas de Estados Unidos, por «injusta y
privada de garantías».
«Nuestra más profunda esperanza es que
el Papa Francisco acepte una delegación de nuestros líderes en el Vaticano -ha
dicho Rene Reid, una de las personas organizadoras que representan al
movimiento-. Se ha acercado a los ateos, a los gays y a otros. Quiere diálogo.
Nosotros también».
Elizan beharrezko diran
aldakuntzen alde katolikoen ahotsa.
Frantzizko Aita Santuak
jesuiten aldizkariei emondako
alkarrizketa baten zera esaten eban: “Herriaren, gotazainen eta Aita Santuaren
arteko alkarrizketa aurrera doanean eta benetan hartzen danean, alkarrikzeta
hori Espiritu Santuaren gidaritzapean doala”
Espiritu honek bultzaturik
Elizako 100 erakunde baino gehiagok, mundu
mailako lau miloi katolikoren
babesarekin, Elizaren gobernantzari buruz hitz egiteko alkarrizketa bat eskatu
deutsee Frantzizko Aita Santuari.
Beste eskari batzuen artean, Eliza
mailako erabakiak hartzerakoan abade,
erlijioso eta laikoen parte hartze gahiago eskatzen da.
Frantzizko Aita Santuak klerikalismoa salatu
dau eta esan dau “Eliza Jainkoaren herria dala, artzain eta herriarekin batera
osotua”
Eliza mailako erabakiak hartzerakoan katoliko
bateatuen parte hartzea bermatzea
Elizan behar dan aldakuntza funtzezkoa dala, Ebanjelioan, tradizioan eta
Vaticano II-eko espirituan oinarritua.
Carta
abierta al papa Francisco de católicos de todo el mundo
Su santidad el Papa FranciscoCardenal Giuseppe Bertello, Presidente de la administración estatal de la Ciudad del Vaticano
Cardenal Francisco Javier Errazuriz Ossa, Arzobispo emérito de Santiago, Chile
Cardenal Oswald Gracias, Arzobispo de Mumbai, India
Cardenal Reinhard Marx, Arzobispo de Munich y Freising, Alemania
Cardenal Laurent Monsengwo Pasinya, Arzobispo de Kinshasa, Congo
Cardenal Sean Patrick O'Malley, Arzobispo de Boston
Cardenal George Pell, Arzobispo de Sydney, Australia
Cardenal Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, Arzobispo de Tegucigalpa, Honduras
18 de septiembre, 2013
Solicitud para que esta carta se incluya en la agenda de la reunión del Consejo Asesor de los días 1 al 3 de octubre de 2013: Reconocimiento de los derechos y responsabilidades de los fieles bautizados para que tengan una voz efectiva en la toma de decisiones en nuestra Iglesia.
Queridos Papa Francisco y Hermanos Cardenales:
En representación de millones de católicos de todo el mundo, hemos trabajado juntos para escribir esta carta que surge de nuestra profunda preocupación por la Iglesia Católica a la vista de sus muchas crisis. Estamos muy esperanzados en que la manera de gobernarse la Iglesia se discutirá en vuestra reunión de octubre y respetuosamente pedimos que consideréis como algo primordial el reconocimiento de los derechos y responsabilidades de los bautizados para que tengan una voz influyente en la toma de decisiones en nuestra Iglesia.
Como vosotros, también hemos experimentado la pérdida catastrófica de confianza en la Iglesia causada por las revelaciones de abusos sexuales por parte de clérigos católicos y del encubrimiento por parte de la jerarquía en tantos sitios. Los abusos de poder en el banco vaticano, así como la perjudicial falta de respeto y marginación experimentadas por los laicos, han llevado a que muchas de nuestras hermanas y hermanos hayan abandonado completamente el catolicismo. Nuestra iglesia parece incapaz de leer los signos de los tiempos y así la transmisión de la fe a las generaciones futuras se ha convertido en un desafío cada vez mayor.
En nuestra opinión, lo que está en la raíz de muchos de estos problemas son los efectos destructivos del clericalismo. Apoyamos tu deseo, Papa Francisco, de liberar a nuestra Iglesia del clericalismo para que lleguemos a ser una comunidad de iguales llamados, por nuestro bautismo, a vivir y proclamar el evangelio de Jesús. Todos los católicos tienen el derecho y la responsabilidad, que proviene de manera innata de nuestro bautismo, de tener una voz efectiva y deliberativa en la toma de decisiones en nuestra Iglesia. La participación plena de la comunidad de fieles está en consonancia con el evangelio, la tradición de la Iglesia primitiva, y el planteamiento del Concilio Vaticano II.
Con este fin hemos delimitado cinco áreas que reflejan las esperanzas y necesidades del sensus fidelium.
1. Una Iglesia que encarna la justicia radical de Jesús en el mundo
Nos sentimos inspirados, Papa Francisco, por tu compasión hacia los pobres y por tu deseo de justicia social así como por tu compromiso personal para vivir más sencillamente. Queremos trabajar, como hermanas y hermanos, para construir el Reino de Dios en la Tierra – de modo que todos puedan vivir libres de la opresión, de la guerra, de los sistemas económicos injustos, de la violencia, del hambre, de la pobreza, y de la degradación de la Creación de Dios. Pero nuestro compromiso por la justicia está en entredicho y con frecuencia se considera hipócrita a causa de la injusticia que existe dentro de la propia Iglesia. Esperamos que llegue un tiempo en el que todos los católicos experimenten una iglesia gozosamente renovada que verdaderamente sitúe la justicia y el respeto por la dignidad y la igualdad de las personas en el corazón de su misión vital.
2. Una Iglesia que acoge el diálogo abierto entre sus miembros
Al hablar en Brasil, Papa Francisco, aconsejaste que el "diálogo, diálogo, diálogo” es la piedra angular de todo progreso humano y estamos de acuerdo. La libertad de expresión (que incluye disentir con fidelidad cuando sea necesario), la libertad de preguntar dando razones para ello, y la primacía de la conciencia formada son vitales para la salud de nuestra Iglesia. Creemos que las mujeres y hombres proféticos nos están llamando continuamente para que nos comprometamos con las cuestiones urgentes teológicas, pastorales, sociales y medioambientales de nuestro tiempo para ir por caminos nuevos que nos ilusionan. Desde ese punto de vista, recomendamos que se rehabilite a los teólogos, clérigos y religiosos que, desde el Vaticano II, han sido censurados y/o sancionados por seguir los dictados de sus conciencias. En segundo lugar, tal y como ha sido expresado por tantos católicos en todo el mundo, creemos que la Visita Apostólica a las religiosas de Estados Unidos y la investigación a la Conferencia de Liderazgo de las Religiosas no tuvieron justificación y fueron injustas. El diálogo abierto no puede existir donde hay miedo al castigo.
3. Una Iglesia que reconoce la igualdad fundamental de sus miembros
La enseñanza católica nos dice que todas las personas han sido creadas con igual dignidad a imagen de Dios. Por tanto las estructuras de la Iglesia deben reflejar esta realidad. Como el gobierno de la Iglesia ahora se basa exclusivamente en sacerdotes varones célibes, esto excluye a la inmensa mayoría de los bautizados católicos. Por lo cual recomendamos un estudio canónico de la posibilidad de vincular el gobierno al bautismo más que a la ordenación. Respecto al ministerio ordenado, recomendamos que la identificación de la vocación se fundamente en el discernimiento individual y comunitario de las cualidades del candidato, su espiritualidad, sentido pastoral y formación teológica, más que en su género, orientación sexual o su estado civil. Rechazamos la exclusión sexista de las mujeres de la participación plena a todos los niveles en la Iglesia. Igualmente es inaceptable negar a nuestros hermanos y hermanas gays y lesbianas el acceso a la participación complete en cualquier aspecto de la vida de la Iglesia y del ministerio. Y es injusto ordenar a ministros varones casados de otras denominaciones mientras que se rechaza aceptar a sacerdotes católicos de toda la vida que han dejado el ministerio activo para casarse. Además, a los católicos divorciados que se han casado de nuevo no se les debería negar la comunión; su conciencia personal debe ser respetada en este asunto.
4. Una Iglesia con mayor participación de los bautizados en su gobierno:
Ocuparse de las necesidades de nuestra Iglesia requiere llevar a la práctica sistemas y estructuras colegiadas basadas en:
i) la participación de los fieles en la elección y permanencia de los obispos
ii) el restablecimiento del principio de subsidiariedad en los consejos pastorales parroquiales, en los consejos pastorales diocesanos y en las conferencias nacionales de obispos
iii) la inclusión de hombres laicos y mujeres laicas cualificados que ocupen puestos de liderazgo en la Curia.
La implementación de estructuras colegiadas promoverá una cultura de liderazgos que estén auténticamente dispuestos a rendir cuentas y que orienten más completamente a la Iglesia al bien común
5. Una Iglesia que se enfrente y prevenga de manera efectiva el abuso sexual
El escándalo del abuso sexual por parte de clérigos puede ser superado solamente si los obispos que facilitan o ignoran el abuso son cesados y llevados a los tribunales tanto eclesiásticos como civiles con protocolos universales y obligatorios que se establezcan y se lleven a la práctica. La Iglesia Católica debe examinar seriamente la complejidad de causas sistémicas que han llevado a este escándalo de proporciones globales y hacer todo lo que esté en su mano para prevenirlo en el futuro.
Finalmente, os pedimos una vez más que se reconozcan los derechos y responsabilidades de los bautizados para participar de manera deliberativa en la toma de decisiones en nuestra Iglesia. Ofrecemos enviar una delegación al Vaticano para discutir nuestra propuesta con más detenimiento. Esperamos con expectación vuestra respuesta y que, juntos, continuemos este importante diálogo para el bien de nuestra iglesia. Rezamos para que la sabiduría del Espíritu Santo esté con vosotros y vuestras deliberaciones.
Vuestras hermanas y hermanos en Cristo,
CC:
Monseñor Marcello Semeraro, Obispo de Albano, Secretario del panel
Cardenal Gianfranco Ravasi, Presidente del Consejo Pontificio para la Cultura
Arzobispo Carlo Maria Viganò, Nuncio Apostólico en EE.UU.
Arzobispo Pietro Parolin, Secretario de Estado.
Para profundizar
¿Quién es usted?
Somos una reunión mundial de individuos, organizaciones religiosas y grupos de reforma que se preocupan profundamente por la renovación de nuestra Iglesia. La carta al Papa Francisco y sus asesores cardinales fue escrito por los representantes de todo el mundo, firmado por un centenar de grupos de reforma que están respaldados por más de 4 millones de católicos. Creemos que somos más propensos a ser escuchado si nos unimos - varios millones de nosotros - y hablamos con una sola voz.
¿Qué está pidiendo?
Le estamos pidiendo al Papa por un lugar en su agenda y, como él discute el gobierno de la Iglesia, queremos que se dé una consideración primordial a que reconoce los derechos y responsabilidades de los bautizados a tener una voz de influencia en la toma de decisiones de nuestra Iglesia.
¿Cómo lo encuentro?
Algunos grupos habían estado considerando la posibilidad de escribir directamente al Papa en nombre de su propia organización antes de su reunión con sus asesores. Se planteó la cuestión de si se debe invitar a otros grupos a ser parte de esto. Nos dimos la vuelta a la Hermana Joan Chittister que estaba encantado con la posibilidad de que los grupos de reforma podrían unirse. Ella escribió una carta que nos recuerda todo lo que "
hasta que nos levantamos una voz común, no sólo no ser escuchados, nosotros ni siquiera ser escuchado. "Inspirado por su carta, más de 60 de nosotros de todas partes del mundo se reunieron en una conferencia telefónica y discutieron cómo podríamos unirnos . Un comité de redacción fue nominado y con representantes de Australia, América Latina, Canadá, España, Francia, Alemania, Irlanda, Austria, Sudáfrica y los EE.UU. -. hemos sido capaces de encontrar nuestra voz común en esta carta que hoy tenemos la ONU podría aprender de nosotros.
¿Por qué ahora?
Porque el Papa Francis nos ha dado esperanza. Él está hablando abiertamente de la necesidad de liberar a la Iglesia de clericalismo y la necesidad de diálogo. Él está rompiendo las reglas del pasado y el lavado de los pies de una mujer musulmana, llegando a los ateos para asegurarles que, si lo hacen bien, Jesús derramó su sangre por ellos, también. Ha abrazado a la comunidad gay y dijo: "¿Quién soy yo para juzgar?" Creemos que ha sido puesto en esta posición para hacer lo que ningún otro papa Juan XXIII ya ha sido lo suficientemente valiente como para hacer: llevar a la necesaria reforma de la iglesia.
¿Cuál es su esperanza para el resultado?
Nuestra esperanza es que al hablar juntos - un fuerte coro de las llamadas para la reforma - que será capaz de mantener un diálogo con el Papa y asumir que el Vaticano II dejó. Hemos ofrecido a enviar una delegación para reunirse con el Papa para discutir las cuestiones planteadas en nuestra carta: la justicia, el diálogo abierto, la igualdad, la participación laica en la gobernanza, el abuso sexual, el derecho a los sacramentos y una serie de otros problemas. Creemos que la reforma ya iniciada y continuará con todos los católicos de tener una voz en la toma de decisiones de nuestra Iglesia.
¿Cuál es su plan si se ignoran y no recibe ninguna respuesta por parte del Vaticano?
Sinceramente, no creo que va a suceder. Papa Francis parece estar liderando la causa de la reforma. Pero si tuviera que dejar que las cosas sigan como están, sin borrar el atolladero de las reformas actualmente en curso, entonces lo haremos, como Hans Kung sugirió: Vamos a considerar esto como un "tiempo de indignación!" Vamos a gritar aún más fuerte y nuestro número de seguidores, ahora unos cuantos millones, dobles y triples reformas provocan desde abajo hacia arriba. Reforma en la Iglesia católica tiene que venir. Las personas abandonarán en masa si no lo hace.
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