domingo, 12 de mayo de 2024

El anhelo de generar comunidades parroquiales e iglesias locales que apuesten por vivir la sinodalidad

Del 29 de abril al 2 de mayo de 2024, 195 párrocos de 99 países nos hemos reunido en Sacrofano, Roma, convocados por la Secretaria General del Sínodo y el Dicasterio para el Clero, junto con el Dicasterio para la Evangelización y el Dicasterio para las Iglesias Orientales.

Fuente:    Noticias Obreras

Por   Miguel Ángel González Saiz

10/05/2024


FOTO | Migue Ángel González y el papa Francisco

Este Encuentro Internacional de Párrocos se inscribe en la dinámica sinodal que está viviendo la Iglesia y que comienza, ciertamente, desde abajo, en la vida de la parroquia. El Informe de síntesis de la primera sesión de la asamblea del sínodo de los obispos contiene preciosas referencias: la misión de los laicos en las comunidades cristianas; las diversas formas del ministerio pastoral de presbíteros y diáconos; el obstáculo del clericalismo y de las diversas formas de exclusión; las nuevas fronteras como la misión digital y su implicación en la renovación de las estructuras parroquiales. Son temas sobre los que necesitamos un discernimiento que nos permita encontrar respuestas y propuestas.

Ha sido un encuentro de escucha, oración y discernimiento, para reflexionar y compartir, como nos dijo monseñor Luis Marín de San Martín O.S.A., subsecretario de la Secretaría General del Sínodo, “hemos sido convocados para discernir cómo ser una Iglesia local sinodal en misión. Este es nuestro reto y también el regalo que se nos ofrece en estos días”.

Tres eran los objetivos que se pretendían con el encuentro, y que, en mi opinión, se consiguieron ampliamente:

Escuchar y valorar la experiencia sinodal que estamos viviendo los párrocos en nuestras respectivas parroquias y diócesis.

Hacer posible el diálogo y el intercambio de experiencias, ideas, historias parroquiales que cada uno de nosotros vivimos en nuestras comunidades parroquiales.

Aportar materiales que se utilizarán en la redacción del Instrumentum laboris para la segunda sesión de la asamblea del sínodo de los obispos, prevista para octubre 2024, junto con las síntesis de la consulta coordinada por las Conferencias Episcopales y los resultados del estudio teológico-canónico llevado a cabo en los grupos de trabajo activados por la Secretaría General del Sínodo.

El encuentro que hemos vivido tuvo dos momentos. El primero, en Sacrofano, del 29 de abril al 1 de mayo, con un tema general, Cómo ser una Iglesia local sinodal en misión, que se concretó en un tema a desarrollar cada día: El rostro de la Iglesia sinodal; Todos discípulos, todos misioneros; Tejer lazos, construir comunidad.

Nos han acompañado los cardenales Mario Grech y Lazarus You Heung-Sik, los miembros de la Secretaría General del Sínodo y cinco expertos que nos acompañaron en los trabajos: David (obispo, Filipinas), Ndubueze Ejeh (canonista, Nigeria), Halík (teólogo, Republica Checa), Routhier (teólogo, Canadá) y Zervino (socióloga, Argentina). El trabajo se desarrolló por grupos lingüísticos (francés, inglés, italiano, español) y en plenaria, con la inestimable ayuda de los facilitadores que acompañaron a cada uno de los grupos de unos doce párrocos y de los intérpretes.

Hemos puesto en práctica el método de la conversación en el Espíritu, que tan buenos frutos produjo en la primera sesión sinodal de octubre de 2023. Nathalie Becquart, miembro de la Secretaría General del Sínodo, nos introdujo y recordó la metodología que tan buen resultado nos ha dado.

Los días ha sido emocionalmente intensos, hemos podido comprobar la grandeza de eso que llamamos “catolicidad” a través de la pluralidad de rasgos en los rostros, de lenguas, de culturas y de situaciones eclesiales diversas, que nos hablan de la rica diversidad eclesial que tenemos que saber aceptar, para crecer en comunión y aprender a caminar juntos.

Han sido unos días de profunda espiritualidad, acompañados por los monjes Benedictinos Camaldulenses, en la oración comunitaria, personal y en la centralidad de la celebración eucarística.

Pero también de profundo diálogo, de escucha, de compartir las historias de nuestras comunidades parroquiales… hemos sido capaces de vivir la fraternidad sacerdotal, aunque procedíamos de lugares y realidades eclesiales muy diferentes. Nos hemos comprendido y hemos descubierto que vivimos problemas y situaciones comunes.

La experiencia ha sido tan intensa y emocionante que nos hemos sentido queridos como verdaderos hermanos, generándose entre nosotros una verdadera relación de amor y de amistad que nos ha dado la fuerza para comprender la necesidad que tenemos de generar comunidades parroquiales sinodales e iglesias locales que apuesten por vivir la sinodalidad.

Hemos llegado comunitariamente al convencimiento de que lo hecho hasta ahora, ya no es válido para este momento histórico y de que es necesario dar un golpe de timón. Que tenemos que optar por caminar juntos los cristianos con Cristo y hacia el reino, junto con toda la humanidad orientada a la misión, como nos recuerda el Informe de síntesis. Se ha puesto de manifiesto la urgencia de reunirse en asamblea en los diversos niveles de la vida eclesial, la necesidad de crecer en la escucha reciproca, el diálogo y el discernimiento comunitario, la creación de consenso y la corresponsabilidad diferenciada.

Hoy hemos descubierto que a los párrocos se nos ha enseñado a escuchar con el objetivo de aconsejar y no de escuchar para aprender desde lo escuchado… camino nuevo que se nos abre. Escuchar y poder discernir, con nuestras comunidades, carismas y ministerios, para así ser dóciles al Espíritu y no ponerle trabas…

 

Ser misioneros de la sinodalidad

El segundo momento fue en Roma, en el Vaticano el 2 de mayo, con un encuentro-diálogo con el Santo Padre y la celebración de la Eucaristía en la Basílica de San Pedro (Altar de la Cátedra), presidida por el cardenal Mario Grech, secretario general del sínodo.

En la audiencia el papa Francisco firmó la carta dirigida a todos los párrocos del mundo en la que nos dice:

“La Iglesia no podría ir adelante sin vuestro compromiso y servicio… Por eso quiero ante todo expresar mi gratitud y estima por el generoso trabajo que ustedes hacen cada día, sembrando el Evangelio en todo tipo de terreno… Los párrocos conocen todo esto muy bien, conocen la vida del Pueblo de Dios desde dentro, sus fatigas y sus alegrías, sus necesidades y sus riquezas. Por eso una Iglesia sinodal necesita a sus párrocos; sin ellos nunca podremos aprender a caminar juntos, nunca podremos recorrer ese camino de la sinodalidad que “es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio”… Nunca llegaremos a ser Iglesia sinodal misionera si las comunidades parroquiales no hacen de la participación de todos los bautizados en la única misión de anunciar el Evangelio el rasgo característico de sus vidas. Si las parroquias no son sinodales y misioneras, tampoco lo será la Iglesia… Como pastores, estamos llamados a acompañar en este itinerario a las comunidades que servimos… Como párrocos los exhorto a acoger esta llamada del Señor a ser constructores de una Iglesia sinodal misionera y a comprometerse con entusiasmo en este camino”.

El papa Francisco nos exhorta a todos los párrocos del mundo a vivir nuestro carisma ministerial específico, a practicar el arte del discernimiento comunitario y a vivir la fraternidad entre los párrocos y con nuestros obispos. Y a los que habíamos participado en este encuentro internacional nos ha enviado a nuestras parroquias, a nuestras iglesias locales, a nuestros obispos, nuestros compañeros párrocos y a nuestras Conferencias Episcopales con una misión: ser misioneros de la sinodalidad.

 

 

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