lunes, 23 de septiembre de 2013

Una teología arrodillada e indignada: F.J. Vitoria Cormenzana

Javi Vitoria presentará su último libro "Una teología arrodillada e indignada. Al servicio de la fe y la justicia" en Arrupe Etxea el próximo 12 de noviembre. El libro está publicado por Sal Terrae con la colaboración de Cristianisme i Justicia. El prólogo está a cargo de Gustavo Gutierrez y el epílogo es de Nicolás Castellano.



La justicia es un tema teológico para la fe cristiana. «Justicia» es uno de los nombres de Yahvé (Jer 23,6) y Jesucristo es para los cristianos «Justicia de Dios» (1Co 1,30). Sin embargo el cristianismo vivido ha dejado de lado o llegado demasiado tarde a la cuestión de la justicia.

El año 1975 la Congregación General 32 de la Compañía de Jesús proclama el vínculo indisoluble entre la fe cristiana y la lucha por la justicia en nuestro mundo. Seis años más tarde jesuitas de Cataluña promueven la creación del Centre d’Estudis Cristianisme i Justícia para dar respuesta a la tarea prioritaria «del servicio de la fe y la promoción de la justicia». Durante más de treinta años, a través de una reflexión social y teológica que analiza con rigor, denuncia desde el compromiso y propone alternativas, la institución ha pretendido contribuir a la transformación de aquellas realidades generadoras de injusticias, para avanzar hacia un mundo más humano y más justo, y una Iglesia más al servicio de los pobres.

Este libro pretende sistematizar y sintetizar ese trabajo coral de reflexión. En primer lugar da cuenta del significado, el alcance y las señas de identidad de una teología afectada por la experiencia de la injusticia de nuestro mundo. A continuación rastrea la presencia de la cuestión de la (in)justicia y Dios en el Primer Testamento. Del Reinado de Dios y su justicia en la vida y predicación de Jesús se ocupará el tercer capítulo. El cuarto intenta indagar cómo la fe de la Iglesia en el mesianismo y la divinidad de Jesucristo se vincula indisoluble e inconfundiblemente con la lucha por la justicia en nuestro mundo. El quinto muestra cómo debiera configurar a la Iglesia su vocación de sacramento de fraternidad universal en un mundo injusto. Finalmente el sexto ofrece una serie de reflexiones sobre una espiritualidad capaz de configurar un cristianismo de rostro mesiánico y liberador en el siglo XXI.

El libro es el resultado modesto, pero convencido, de un teologar indignado «por los llantos inaudibles de los que nada esperan ya de nadie...» (J. Gil de Biedma), y arrodillado ante la presencia en esos despojos del «peso inmenso de la gloria eterna» de Dios (cf. 2 Co 4,16).

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