domingo, 8 de enero de 2023

Fernando Prado: «En la Iglesia de Gipuzkoa hay mucha más unidad que desunión»

«Los domingos voy a ir a los pueblos a conocer su realidad. La diócesis no solo es San Sebastián», asegura

Fuente:   Diario Vasco

Por   Javier Guillenea

08/01/2023


Tres semanas después de su ordenación, Fernando Prado todavía está estrenando su cargo de obispo y aún se ve con «la 'L' de prácticas en la espalda». «En el equipo de gobierno de la diócesis me siento con mucha confianza, veo que todos están con la ilusión de estrenar al nuevo obispo y caminar hacia adelante», asegura el prelado.

 

- Cuando le nombraron obispo de San Sebastián usted dijo que asumía el cargo 'con vértigo pero lleno de confianza'. ¿Se le ha pasado ya el vértigo?

- El vértigo está ahí. Uno todavía se está situando y va viendo las dimensiones reales de una diócesis que es grande y en la que hay mucha gente, muchos proyectos y muchos desafíos.

 

- ¿Mantiene la confianza?

- El vértigo inicial va pasando un poco, sobre todo porque la confianza es grande. Estoy encontrando gente muy colaboradora, y me están apoyando, aunque también hay que decirles que bajen un poco las expectativas porque yo soy una persona muy normal. En este momento me toca ser el obispo de San Sebastián, pero como dije en una de las homilías del inicio de mi ministerio todavía tengo la 'L' de prácticas puesta en la espalda. A nadie le han formado para ser obispo.

 

- Tardó varias horas en aceptar el nombramiento. ¿Qué dudas tuvo?

- No tuve dudas. Simplemente quería estar lo suficientemente tranquilo para valorar y sopesar lo que se me pedía. Yo llevo 30 años siendo religioso, con una manera de vivir, y un nombramiento de este tipo significa cambiar de vida completamente. He vivido siempre en una comunidad y ahora tengo que hacerlo de otra manera. Esperé un poco y me lo tomé con tranquilidad, pero di la respuesta el mismo día. Si estás al servicio de la Iglesia no tienes tampoco una razón para decir que no.

 

- Después de su ordenación y las felicitaciones llegó el momento de sentarse solo en su despacho. ¿Qué pensó?

- La ceremonia de ordenación del obispo es la más bella que hay en la Iglesia católica. Todo es muy solemne, muy grandioso, con mucha gente, mucha fiesta, pero luego todos se van y te quedas solo ante una tarea para la cual a uno nadie le ha enseñado. Tienes que confiar mucho en la gente que tienes alrededor y eso es lo que he hecho. He confiado en mis vicarios y en la gente que me conoce. En el equipo de gobierno de la diócesis me siento con mucha confianza, veo que todos están con la ilusión de estrenar al nuevo obispo y caminar hacia adelante. En esas estamos, estoy conociendo a los vicarios y la situación de la diócesis.

 

- Usted conoce al papa Francisco. ¿Él está al tanto de la situación en Gipuzkoa?

- El papa es jesuita y en la diócesis de San Sebastián está Loyola, que es la cuna de los jesuitas. Él se ha preocupado siempre de conocer nuestra diócesis y así me lo ha expresado. Cuando fui a hablar con él después de mi nombramiento me comentó algunas cosas. Supongo que tenía información que le había llegado por muchas vías.

 

- ¿Qué le comentó el Papa?

- Estas cosas no se pueden revelar, pero nada especial. Él quiere mucho a la diócesis, tiene un cariño especial a este lugar.

 

- En la ceremonia de su ordenación usted lanzó un mensaje de unidad. ¿Eso quiere decir que piensa que la Iglesia guipuzcoana está desunida?

- No especialmente. Estamos afectados en toda la sociedad, no solo en la Iglesia, por un pluralismo que se ha polarizado y eso crea tensiones. Eso que se vive en la sociedad también se vive dentro de la Iglesia. Somos ciudadanos, somos personas, tenemos nuestras tendencias políticas y sociales y nos vemos afectados por lo que sucede en el ambiente. El mensaje de unidad es válido siempre. Como en todas las iglesias, también hay tensión en la de Gipuzkoa. Hay maneras diferentes de ver las cosas, lo que es muy bueno, pero también hay que estar vigilantes por si las cosas se tensionan hasta un punto en el que puedan crear un problema. Entre todos caminamos mejor, la diócesis la tenemos que construir entre todos, los más jóvenes, los más mayores los hombres y las mujeres. Pero yo no veo que haya en Gipuzkoa una falta de comunión especial diferente que en otras iglesias.

 

- Sin embargo, hay cristianos de base que dicen que la Iglesia en Gipuzkoa está rota.

- No es para tanto. A veces somos un poco tremendistas. No creo que la falta de unidad que pueda darse en la Iglesia de Gipuzkoa sea mayor que en otras. De ninguna manera está rota, en la diócesis de Gipuzkoa hay mucha más unidad que desunión aunque haya podido haber momentos de fricción o de conflicto. Además, hay una muy buena voluntad por parte de todos de construir la unidad y de que esa unidad sea mayor. Yo no veo que la Iglesia esté rota de ninguna manera.

 

- ¿No está dividida entre conciliares y preconciliares?

- En el tiempo en el que vivimos es difícil que encontremos personas preconciliares. Sí podemos hablar de diferentes sensibilidades, o de diferentes lecturas de la realidad y de cómo tenemos que acometer la evangelización en el mundo que nos toca vivir, pero no hay una división entre unos y otros.

 

- El Papa siempre ha dicho que hay que salir a la calle

- Eso me dijo la última vez que hablé con él. Me dijo que lo que yo tenía que hacer es lo que él no puede hacer en Roma, que es callejear.

 

- Una de las críticas que se le hizo a José Ignacio Munilla es que se dedicaba demasiado a los ritos y que estaba poco en la calle.

- No veo que haya una contraposición entre una cosa y la otra. Yo he estado 20 años en Madrid y creo que lo que tengo que hacer es estar con la gente, visitar los pueblos, las parroquias y las comunidades cristianas. Esto lo haré, pero el obispo también tiene que celebrar la liturgia.

 

- ¿Va a ir a los pueblos?

- Sí. Yo celebro la todos los días a las 8 de la mañana en la catedral pero los domingos me voy a ir a los pueblos a conocer su realidad. La diócesis no es San Sebastián, sino Gipuzkoa.

 

- ¿En qué piensa cuando ve las iglesias medio vacías?

- Estamos dentro de un proceso de secularización que afecta a toda Europa, no es algo que nos pase en Gipuzkoa especialmente. El tipo de mundo en el que vivimos hace que la gente deje de preguntarse por las preguntas últimas y solo se acuerda de ellas cuando truena. Cuando hay una enfermedad o un problema levantamos los ojos al cielo a ver si nos viene alguna respuesta. Ese proceso de secularización está haciendo que la práctica religiosa haya bajado y que cueste más la transmisión de la fe a las nuevas generaciones.

 

- ¿La sociedad se ha alejado de la Iglesia o es la Iglesia la que se ha alejado de la sociedad?

- Quizá la Iglesia se ha alejado de la sociedad en el sentido de que no hemos acertado a transmitir el evangelio porque nuestros propios pecados han podido nublar la verdad de lo que predicamos. Eso hace que la gente pierda la confianza, pero Dios no pierde la confianza en la gente.

 

- ¿En este alejamiento tienen algo que ver los casos de abusos sexuales en la Iglesia?

- Seguramente. Quizá no nos dimos cuenta de que nosotros, como los demás, también somos seres humanos que fallamos, que también nos equivocamos. Hemos dado lecciones de moral a los demás y resulta que nosotros también hemos fallado. Hay personas en la Iglesia que han cometido estos delitos, que son gravísimos y me preocupa el daño que se ha podido hacer a las víctimas. Tenemos que poner los medios para mejorar nuestra forma de actuar de forma rápida, atendiendo bien los procesos y, si alguien ha cometido este delito, ser implacables.

 

- El exvicario general Juan Kruz Mendizabal, 'Kakux', a quien se le acusó de tocamientos a dos menores, estuvo presente en su presentación como obispo.

- Creo que es hora de zanjar definitivamente la cuestión del caso de Juan Kruz Mendizabal. Con él se ha cometido una injusticia por desproporción y, además, pesa sobre él una pena añadida. Después de las denuncias, Juan Kruz Mendizabal ha cumplido con las exigencias que la Iglesia, canónicamente, le ha pedido durante más de seis años. Y ha cumplido bien. Solo él y algunos que le han acompañado de cerca todo este tiempo saben el proceso que ha seguido a nivel humano y personal. Durante todos estos años he sido testigo de primera mano de que Juan Kruz ha hecho un buen camino. En este momento, pongo la mano en el fuego por él. Por decirlo con una imagen, ha saldado su cuenta.

 

- ¿Y la otra pena?

- Es la de los medios de comunicación. Cada vez que aparece se recuerda lo que hizo. Yo creo que ya está bien, cada vez que aparece se habla de él como si fuera Jack el Destripador y ni lo es ni lo ha sido nunca.

 

- La edad media de los sacerdotes en Gipuzkoa es alta y hay pocas vocaciones. ¿Será necesario seguir trayendo curas de fuera?

- No hay que extrañarse de que en Gipukzoa haya un sacerdote africano o de otro país si se va arraigando y se va inculturando. Nosotros hemos sido misioneros y llega un momento en que igual nos tienen que ayudar otros de fuera, pero la solución no es esa, eso es algo transitorio. Lo que tenemos que hacer es ver cómo nos configuramos como Iglesia y pensamos mejor el ministerio dentro de la Iglesia. No tiene que estar todo en manos de los curas , también tiene que haber un laicado que sea capaz de sostener la fe en las propias comunidades cristianas.

 

- ¿Las mujeres deben participar más?

- Tienen que participar más, pero no por una cuestión de cuota o porque alguien se lo permita, sino por pleno derecho. Y participar significa que se tienen que formar, que tienen que adquirir responsabilidades y llevarlas adelante. El papel de la mujer en la Iglesia va a ser cada vez más importante y van a llegar a lugares más influyentes o más importantes. dentro de la Iglesia A mí me gustaría contar más con ellas no solo en la gestión de las cuestiones de diario sino en el propio gobierno de la diócesis.

 

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