Tú
eres Pedro
LOS DOS PAPAS
EE.UU. / Reino Unido / Italia / Argentina, 2019.
Actores: Jonathan Pryce, Anthony Hopkins, Juan Minujín.
Guion :Anthony McCarten
Música: Bryce Dessner
Fotografía: César
Charlone
Director: Fernando Meirelles.
La vida de los
papas ha sido una gran fuente de inspiración cinematográfica.
La figura del papa sigue teniendo una importancia extraordinaria en la Historia
y, por tanto, una gran fuerza mediática.
Por eso el relato
de estas biografías recientes se ha
llevado a la pantalla en muchas ocasiones con mayor o menor acierto. Qué duda
cabe que no nos es posible entender nuestra historia actual prescindiendo de
los pontificados de Pío XII o de Juan Pablo II, por ejemplo.
Ha habido, eso sí, en todas ellas
una característica común: se han hecho films de los pontífices cuando ya estos
habían muerto, nunca durante su vida.
Todo esto ha sido roto por el
carácter rompedor y provocativo del papa Francisco. Su vida apasionante ya ha sido
llevada a la pantalla en filmes, series, documentales y hasta a cortos de
animación. El director Fernando Meirelles (“Ciudad de Dios”, “El jardinero fiel”)
lo hace en esta ocasión con una intuición y un buen hacer extraordinarios.
Hacía cientos de años que no coincidían
dos papas en la cristiandad. “Los dos papas” imagina una conversación extraordinaria
entre los dos actuales sucesores de Pedro. Ambos se reúnen días antes de la
dimisión de Benedicto XVI. Este es el punto de partida de esta película
ciertamente sorprendente. No se habla de un papa sino de dos y los dos vivos en
la actualidad.
El encuentro es fascinante. Dos personalidades
diametralmente opuestas, dos formas de entender la Iglesia, dos amigos de Cristo
se encuentran cara a cara para intuir la voluntad de un Dios que se antoja
silencioso en medio de tiempos turbulentos que urgen respuestas.
En la conversación van desfilando
cuestiones difíciles: la pederastia de algunos sacerdotes, el afán de poder de
la curia, la moralidad de situaciones novedosas, la denuncia de las dictaduras…
temas abruptos en los que la Iglesia tiene que posicionarse y orientar, no
desde la teoría sino desde dentro.
La enorme talla de estos gigantes de
la Historia aparece transida por una humanidad sencilla… Los Beatles, el tango,
la pizza, la Fanta, el fútbol, el vino… los pequeños placeres mundanos son
acogidos por estos hombres que, en su encuentro con el otro, son animados a
encontrarse consigo mismos. La fragilidad de estos hombres de Dios (uno que ha
aprendido todo en los libros y otro en las calles) necesitará de la penitencia
y la misericordia para crecer y desplegarse.
Con un ritmo pausado y correcto y unos flashbacks necesarios y ajustados, la
película cautiva desde el principio. Las interpretaciones son absolutamente magistrales.
Anthony Hopkins borda a Benedicto XVI y Jonathan Pryce es una copia de Francisco, en
su imagen, su gestualidad y su mirada. El duelo interpretativo de estos dos
actores es deslumbrante, magistral y conmovedor.
Con una
ambientación excelente (impresionante la recreación de la Capilla Sixtina), el
film es una oda a la amistad, a la fe, al amor a la Iglesia, a la grandeza de
la fragilidad cuando la misión encomendada traspasa las posibilidades de la
persona.
El Dios encarnado
se mete en la piel de estos hombres distintos seducidos por Jesucristo,
conscientes de sus pecados y de la enormidad de la misión encomendada.
Simplemente
maravillosa.
JOSAN
MONTULL
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