jueves, 18 de abril de 2013

Huelga en la Catedral


Juan San Sebastián

         El Nuncio de su Santidad en España se sobresaltó al leer el titular de prensa mientras desayunaba: “Huelga en la Catedral de Bilbao”. Lo primero que pasó por su cabeza, mientras apuraba un frugal almuerzo y repasaba los titulares, fue lo siguiente: “Estos nacionalistas vascos seguro que han ocupado la Catedral. ¿O habrás sido los de STOP desahucios amagando con un escrache al Deán y pidiendo poner en alquiler los pisos vacíos de la Catedral?”
         Más tarde, profundizando en la noticia, se dio cuenta de su error. La huelga sí era en la Catedral de Bilbao, pero los huelguistas eran los diáconos ordenados de la diócesis.
          No estaba claro el motivo en el texto. Meditó para sus adentros: “Como los diáconos han sido ordenados para el servicio a los pobres seguro que es una medida de presión en contra de los recortes sociales. O tal vez en solidaridad con el sacerdocio de la mujer”.
         Para salir de dudas en Nuncio no dudó en coger el teléfono y llamar a su analista preferido, un doctor en varias disciplinas universitarias, apadrinado por el Señor Obispo de la Diócesis, un tal P.V., asiduo comentarista en la prensa local y bien informado de la vida interna de la diócesis del Norte. Según su fuente, la huelga nacía de un incidente producido en una solemne liturgia catedralicia entre el secretario del Obispo, diácono, y el rector del seminario diocesano sobre algún gesto en la consagración. Para algunos un roce, para otros un detalle feo, algunos hablan de falta de respeto al grupo de diáconos… Lo delicado, insiste la fuente, es que en esta ocasión el hecho ha enfrentado a dos grupos de fuerzas leales a nuestro señor Obispo.
         El Nuncio se temió lo peor. Mario Iceta, el señor Obispo de la diócesis, garante de la comunión, ¿no era capaz de aplacar los ánimos entre sus fieles, y había llegado el tema a una huelga en la misma catedral de Bilbao? Tras algunas llamadas, localizó al señor Obispo. Se encontraba en Córdoba para asistir a la Romería de Nuestra Señora de los Olivos y predicar en la misma a los romeros. El tema estaba encauzado, le explicó el titular de la diócesis, ya que había encargado un dictamen sobre la causa del roce a su Vicario General preferido. El quid de la cuestión era la forma de participar los diáconos en la eucaristía de la Catedral, la solución estaba en camino. “¿Huelga? ¿Qué huelga?” –se sorprendió el ordinario de Bilbao.  “En la Catedral de Córdoba?” –preguntó. “No. En la de Bilbao” -le explicó el Nuncio con suma paciencia.
         Continuará…

NOTA: Resulta útil (e inútil al mismo tiempo) repetir que lugares y nombres son resultado de la invención. Y a quien pudiera quejarse de alguna coincidencia, le recuerdo que la vida misma (muy superior, en cuanto a invención, a la fantasía) no es más que una pura coincidencia

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