Presentan el nuevo plan, que considera seriamente la crisis de las vocaciones: «Hay que superar la idea de que la Iglesia existe solo con el sacerdote»
Es una reforma que se parece mucho a una pequeña revolución la que acaba de lanzar en Viena el cardenal Christoph Schönborn. Un plan para reordenar y redistribuir las parroquias que considera la crisis de las vocaciones y la disminución del clero diocesano, pero que, al mismo tiempo, juzga positivo el protagonismo de los laicos en la Iglesia, tradición del catolicismo autriaco de las últimas décadas. Así, se va hacia comunidades más pequeñas guiadas por laicos, además algunos conjuntos de estas comunidades serán considerados como parroquias y estarán dirigidas por sacerdotes y laicos, aunque será el religioso quien tenga la última palabra. Este es uno de los aspectos más significativos del plan de reforma que presentó hoy el arzobispo de Viena.
«Debemos liberarnos de la imagen tradicional según la cual la Iglesia existe solo cuando está presente un sacerdote», dijo el cardenal austriaco. Además, indicó que habría que reafirmar «el sacerdocio común de todos los bautizados». Se trata de dar vida a una «nueva colaboración de sacerdotes y laicos en base en su común vocación cristiana».
Al respecto, el plan prevé que en los próximos diez años, las 660 parroquias existentes se reduzcan y se acoplen como entidades más grandes, pero compuestas por “filiales” individuales para desarrollar mejos las tareas pastorales y diocesanas.
«Más comunidades locales dirigidas por laicos –explicó el cardenal– forman en su conjunto una nueva parroquia que será dirigida conjuntamente por sacerdotes y laicos con la responsabilidad final de un párroco». El cardenal Schönborn subrayó que la reforma no cancela las parroquias: «en las nuevas parroquias se podrán desarrollar comunidades más numerosas y más vivas», porque «la Iglesia debe volver a ser misionera y estar cerca de las personas en los lugares en los que viven».
El cardenal también indicó que la reforma implica un «profundo cambio de perspectiva», porque «debemos alejarnos de la idea de que la Iglesia existe solo allí en donde hay un sacerdote», para poder volver a dar «importancia al principio del sacerdocio común» de «todos los bautizados». Para hacer concreta una «coexistencia de sacerdotes y laicos con base en su vocación común de cristianos».
Desde Roma
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