miércoles, 23 de agosto de 2023

Desalojo de los jesuitas de Nicaragua: «Llegaron varios policías y echaron a todos a la calle»

Alfa y Omega habla con uno de los exrectores de la UCA de Nicaragua, Eduardo Valdés SJ, y con el actual rector de la UCA de El Salvador, Andreu Oliva SJ, tras la confiscación de la universidad jesuita por parte del Gobierno de Daniel Ortega y la expulsión de los religiosos de su casa. «El régimen de Nicaragua tiene una gran tendencia totalitaria», dice Oliva durante la entrevista

Fuente:   Alfa&Omega

Por   José Calderero de Aldecoa

22/08/2023


Entrada de la UCA de Nicaragua   Foto: AFP

 

¿Cómo valora la confiscación de la UCA y la expulsión de los jesuitas de su casa?

Andreu Oliva (A. O.): El régimen de Nicaragua tiene una gran tendencia totalitaria. Siempre ha querido tener el control de la universidad y someterla a sus dictados, pero como se ha negado, pues la acusa de terrorismo, de menoscabar la integridad nacional y de no realizar las tareas propias de la educación superior, lo cual es absolutamente falso. Es un ataque más a la libertad y a la Iglesia católica, una agresión a la UCA y también al desarrollo del pensamiento libre que debe realizar una universidad.

¿Han podido hablar con sus hermanos de orden? ¿En qué situación están? ¿Cómo sucedió su expulsión?

A. O.: Sí, hemos podido hablar con ellos. La comunidad vivía en una casa contigua a la universidad, propiedad de la Compañía de Jesús. El sábado por la tarde llegaron varios policías y funcionarios judiciales y echaron a todos a la calle. Les obligaron a salir de la casa. La comunidad se fue a buscar otro lugar donde poder pasar unos días antes de encontrar una solución más estable. Sabemos que están bien, pero es algo muy doloroso que te expulsen y te quiten tu propia casa.

 

¿Sospechan que lo que está ocurriendo puede ser el prolegómeno para la expulsión de los jesuitas del país?

A. O.: Pues no sabemos hasta dónde son capaces de llegar. Esperemos que eso no ocurra, porque tenemos otros trabajos importantes, como es Fe y Alegría —con la que llevamos educación a los sectores populares del país—, o los colegios Centroamérica y Loyola, que tienen una amplia y larga tradición de enseñanza en valores cristianos y con unos altos niveles educativos. Si nos expulsaran se perdería la posibilidad de seguir educando a la juventud nicaragüense.

 

En la UCA de El Salvador, donde usted es rector, se asesinó a seis jesuitas y dos de sus colaboradoras en 1989. ¿Ven similitudes entre este caso y lo que está ocurriendo con la UCA de Nicaragua?

A. O.: Gracias a Dios son cosas radicalmente distintas en cuanto al resultado final del acoso y la persecución a la Compañía y el trabajo universitario de los jesuitas. Sin embargo, sí vemos una misma actitud de parte del poder actual en Nicaragua, y del poder entonces en El Salvador, por querer callar a una universidad, por impedir el trabajo honesto y serio que busca la calidad educativa, por la búsqueda de la verdad desde la independencia y la libertad, por la contribución a la ciencia y al análisis y a la reflexión de la realidad. Desde esa perspectiva, creemos que se están buscando los mismos fines.

En Nicaragua, al igual que ocurrió aquí en la UCA de El Salvador, ya llevan muchos años de acoso del Gobierno. Se les ha retirado el subsidio, no se les entregó el certificado de calidad, a pesar de que la UCA cumplía todos los requisitos, etc. Ha sido una larga política de acoso que ha terminado de esta manera tan triste, con la incautación de todos los bienes y el cierre de la universidad.

 

¿El general de la compañía ha pedido que se revierta la confiscación? ¿Tienen esperanzas en que el Gobierno pueda acceder a esta petición?

A. O.: Es muy difícil, pero esperamos que algún día se revierta porque es una medida totalmente inconstitucional, ilegal e ilegítima contra la universidad. Por tanto, nuestro deber es exigir que haya también justicia. No se puede permitir que se atropellen los derechos de esta manera, ni los de la UCA ni los de las otras universidades que también han cerrado. Es un abuso total contra las instituciones que nos dedicamos a la educación superior.

 

¿Qué podría hacer la comunidad internacional?

A. O.: Es muy importante, como está ocurriendo, que se produzcan expresiones de apoyo y solidaridad, pero también que presionemos a nuestros Gobiernos para que exijan a Nicaragua que cumpla con los principios democráticos, con la ley, y que deje de cometer violaciones contra los derechos humanos.

 

Exrector de la UCA de Nicaragua: «Nos duele por el pueblo»

       Alfa y Omega también ha podido conversar con Eduardo Valdés, rector de la UCA de Nicaragua entre 1996 y 2003, quien rechaza de plano las acusaciones de terrorismo. «Nuestra labor ha sido justo la contraria. Hemos desarrollado un nutrido grupo de proyectos para beneficio del país y de las clases más vulnerables», apunta desde el otro lado del teléfono.

       Valdés habla, por ejemplo, «del apoyo financiero a pequeños agricultores que no podían acceder a las líneas de crédito de los bancos» o del «desarrollo del primer mapa solar de un país entero que se hizo en la historia», lo que revertía grandes posibilidades para el control de los cultivos. «También teníamos dos sedes en las zonas en las que vivían diferentes grupos indígenas» o «un laboratorio de biología molecular, que aportaba su investigación a la comunidad científica del país».

       Por todo ello, el exrector de la UCA de Nicaragua asegura que lo que está ocurriendo «es un dolor grande, pero no porque nos quiten cosas a los jesuitas, o nos expulsen, sino porque es un golpe a muchas iniciativas sociales que se pusieron en marcha. Nos duele por el pueblo».

 

 

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