miércoles, 31 de mayo de 2023

Versiones y realidades acerca del flamante arzobispo de Buenos Aires

Fotos con Sergio Massa y su esposa y una homilía en la que habla de Perón de monseñor García Cuerva que circulan en las redes provocaron polémica. ¿Es peronista? ¿Es kirchnerista? Los motivos de su elección y la necesidad de dejar de alimentar la grieta.

Fuente:    Valores Religiosos

Por   Sergio Rubin

29/05/2023


Un obispo muy formado que vivió en villas.

Los argentinos -o unos cuantos- no podemos dejar de ver las cosas desde otra perspectiva que no sea la de la grieta. Del River y Boca. Esto lleva a una simplificación de la realidad, promueve la confrontación permanente y, por tanto, dificulta toda posibilidad de entendimiento. Pero no todo puede ser tomado en blanco o negro porque, precisamente, la realidad suele ser más compleja. Ni qué hablar cuando a la hora de elaborar un juicio ello exige tener en cuenta su dimensión religiosa como en el caso de un clérigo.

El caso del Papa Francisco es emblemático. No es veraz construir una imagen angelical de él, como alguien que está en una nube, abstraído de los problemas terrenales, y totalmente refractario a todo apasionamiento, ajeno a algún grado de simpatía por una fracción política. Pero tampoco puede dejar de considerarse que es centralmente un pastor de almas que está obligado colocarse por encima de las parcialidades políticas. Otra cosa es que, por culpa propia o de otros, su imagen no lo manifieste.

Es cierto que todo pontífice tiene también una dimensión política. Al fin de cuentas, es un jefe de Estado. Pero si no se lo considera en sus dos dimensiones no se lo podrá entender. ¿Cómo analizar que le envíe un Rosario a Milagro Sala, más allá de que un ocasional intermediario le pidió llevarle uno? Desde la perspectiva política podría decirse que le estaba dando su apoyo a Sala. Pero si se considera su dimensión religiosa se concluirá que un cura tiene la obligación de asistir a un presidiario.

La cuestión viene a cuento de la designación por parte del Papa del nuevo arzobispo de Buenos Aires -un cargo clave en la Iglesia-, monseñor Jorge García Cuerva, que es actualmente obispo de Río Gallegos. Porque un aspecto que se subrayó tras conocerse su relación fue su amistad con Sergio Massa y su esposa, Malena Galmarini. Lo que llevó a que se lo considerara peronista y simpatizante de este gobierno. Una foto con Malena haciendo la “v” de la victoria sería la confirmación.

A ello se sumó una homilía que pronunció hace varios años en una iglesia de un populoso asentamientos durante una misa que todos los años vecinos peronistas le pedían que oficiara con motivo de un nuevo aniversario de la muerte del general Juan Domingo Perón en la que, además de cuestionar a muchos políticos por no estar a la altura de la situación que vivía el país, reivindica la importancia de volver a abrazar los sueños iniciales de la militancia, en este caso en el peronismo.

Veamos. En primer lugar, ¿quién es Jorge García Cuerva? Nacido en Río Gallegos en 1968, es el hijo mayor de cinco de una familia porteña de clase media. Su padre es un odontólogo y comodoro retirado de la Fuerza Aérea. Cursó sus estudios para sacerdote en el seminario de la diócesis de San Isidro, lo ordenó su entonces obispo, Jorge Casaretto. Es abogado, tiene una licenciatura en Derecho Canónico y otra en Teología con especialización en Historia de la Iglesia.

García Cuerva estuvo destinado durante dos décadas en iglesias de barriadas populares de la zona norte del gran Buenos Aires. Llegó a ser el párroco de la emblemática villa de La Cava. Precisamente, por su actuación en esa zona comenzó a tener trato con Sergio Massa, a la sazón intendente de Tigre, y su esposa Malena Galmarini. Creció así una cierta amistad que determinó, cuando fue designado obispo de Río Gallegos, en 2019, que Massa fuera a su toma de posesión.

Ese vínculo y la mencionada foto -ciertamente imprudente, pero que requeriría ser puesta en contexto- llevaron a que se dijese tras conocerse su designación como arzobispo de Buenos Aires que es peronista, e incluso, kirchnerista, y, por tanto, condescendiente con el actual gobierno. O sea, que se lo acusara de estar faltando a la prescindencia partidaria que todo sacerdote debe tener, máxime si se trata de un obispo. Y que va a ejercer esa parcialidad en su nuevo destino.

No vamos a tratar de entrar en su mente para saber si tiene simpatía por el peronismo. Podría tenerla, pero -como dijimos- eso no es relevante en la medida en que no condicione su labor religiosa. Eso sí, en tal caso debería guardarla para su intimidad. Algo es seguro: kirchnerista no es como no lo es Massa. Dicho esto, cabe preguntarse entonces cómo viene siendo su actuación frente a los gobiernos. Si evidenció algún favoritismo partidario.

Veamos. Después de las últimas PASO, en 2021, en las que el kirchnerismo fue derrotado, García Cuerva dijo que faltó humildad y escucha en el oficialismo. Y en un sermón llegó a mostrar un hisopo gigante para señalar metafóricamente que ese elemento necesitaban los políticos para destapar los oídos y escuchar a la gente. Y completó: “Cuando no podíamos reunirnos, ni vacunar a nuestros abuelos, ellos se vacunaban y se reunían”.

En la rueda de prensa que ofreció tras su designación, repitió un concepto habitual en sus declaraciones: que “la inflación es el impuesto a los pobres”. Y al referirse al conflicto docente en Santa Cruz, lamentó que “todavía no hayamos encontrado una manera más creativa de hacer protestas que no sea dejar a los chicos sin clases” y que no pudo abrir un canal de diálogo entre la gobernadora Alicia Kirchner y los docentes.

No parece, pues, que haya mostrado ser condescendiente con el gobierno. En todo caso, merece una oportunidad en la gran vidriera que es la ciudad de Buenos Aires, donde seguramente todo lo que haga y diga -o no haga ni diga- será mirado con lupa. Por lo pronto, en el tedeum que celebró el jueves con motivo del 25 de Mayo, reiteró la posición de la Iglesia en favor de que los políticos busquen consensos.

Precisamente, en la búsqueda de grandes acuerdos que demandan un mejor clima de convivencia política, sería conveniente no solo para la Iglesia, sino principalmente para el país dejar de alimentar todos los días la grieta. Dejar de convertir cualquier circunstancia en motivo de división y enfrentamiento, sin importar si las imputaciones que se blanden son verdaderas o falsas.

Todos en mayor o menor medida tenemos una responsabilidad. La historia juzgará a los que quieren seguir echando leña al fuego. Pero mientras el país está sumido en una profunda crisis los argentinos no podemos continuar devorándonos entre nosotros.


Fuente: VR y TN

 

 

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