sábado, 24 de octubre de 2020

¿Y si conjugáramos: «TENGO EL DEBER DE…»?

 

De: José Mari Rodríguez Olaizola S.J.

 


Me voy a meter en un jardín. Pero allá voy.

Estoy leyendo varias opiniones justificando que mejor nos cierren del todo «para que así tengamos normalidad en Navidad». Pero, vamos a ver. ¿No hemos entendido nada? A estas alturas ya deberíamos saber -y aceptar- que estas navidades muy normales no serán. ¿Seguimos jugando al corto plazo?

Escenario dantesco: 1) encierro en noviembre 2) en diciembre desescalada 3) en Navidad como si nada -(o sea, verano II)- y 4) en enero cantando todos «como una ola» (la tercera)

¿Es que somos tan necios que no podemos aceptar restricciones que impliquen responsabilidad por nuestra parte? ¿Es que solo la prohibición oficial puede lograr la distancia y cuidado social? ¿Es que somos tan caprichosos que no podemos entender que, tal vez, este año, nos tocará pasar la Navidad a distancia de la gente a la que más queremos, y que eso es amor?

El cuñadismo está alcanzando nuevas cotas de estupidez. Lo peor no son los negacionistas que van de cara (y mira que son algo malo). Son los sobrados que se instalan en un negacionismo práctico por vía de justificar su imprudencia. Eso sí. El día que den positivo entonces todo será un drama y culpa de los demás.

P-A-N-D-E-M-I-A. Se llama pandemia esto que le está pasando al mundo. Deberíamos estar remando todos en la misma dirección. No para encontrar soluciones mágicas, sino para minimizar los daños. Pero es mejor seguir jugando a los tronos.

Mucho eterno adolescente enarbolando el «tengo derecho a...» ¿y si empezamos a conjugar más el «tengo el deber de...»?

No sé ni cómo los políticos decentes -que son muchos en todos los partidos- se prestan al bochornoso espectáculo que tenemos.

No sé cómo hay periodistas que pueden tragar con las líneas editoriales de sus respectivos regímenes.

No sé cómo muchos cristianos seguimos callados sin mandar a hacer gárgaras a quienes todavía creen que el drama es comulgar en la mano.

Ya me perdonáis el estallido (o no) pero es que nos pasa poco.

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