(De P.D.)
Archivado en Iglesia en Brasil
Fue presentado hoy, 4 de junio, por Don Leonardo Steiner,
obispo auxiliar de Brasilia y Secretario General de la Conferencia Nacional de
los Obispos Brasileños, (CNBB por sus siglas en portugués) el nuevo documento
de los obispos brasileños sobre la renovación parroquial, que tiene por título
“Comunidad de comunidades: una nueva parroquia. La conversión pastoral de la
parroquia”.
En Brasil, el término parroquia engloba diferentes
realidades. En muchos casos es constituida por un gran número de comunidades,
esparcidas en amplios territorios, sobre todo en la región amazónica,
acompañadas generalmente por un sacerdote. En mi caso, acompaño dos parroquias,
que juntas suman 54 comunidades, en un territorio que en ambos casos supera los
mil kilómetros cuadrados, donde intento hacerme presente una vez por mes, cosa
que no siempre consigo.
Este documento propone reflexiones y acciones prácticas para
una conversión pastoral de la parroquia. Es fruto de un trabajo de casi dos
años, cuyo primer paso fue la elaboración de un documento de estudio que fue
lanzado en la 51ª Asamblea General, celebrada en Aparecida en mayo de 2013, y
que sirvió como punto de partida para un estudio que fue realizado en
diferentes niveles y que tuvo como resultado final este documento oficial,
aprobado en los primeros días de mayo en la 52ª Asamblea General de la CNBB.
En palabras del Secretario General de los obispos brasileños
el nuevo documento, “va a ayudarnos a ser presencia del Evangelio de manera
fecunda y samaritana, en el anuncio del Reino de Dios”, recordando que la
Iglesia tiene su origen en la comunidad. En ese sentido, continuó destacando
que “el Documento busca iluminar nuestro ser Iglesia, siendo comunidad de los
que viven de Cristo Jesús, iluminados y guiados por la fuerza y la suavidad del
Espíritu Santo, acogidos por la bondad materna del Padre”.
Hay grandes diferencias entre el documento de estudio
elaborado el año pasado y el documento oficial, lo que pone de manifiesto que
el trabajo realizado en diferentes niveles eclesiales fue tenido en cuenta,
siendo esto constatado por don Sergio Castriani, arzobispo de Manaos, que
presidió la comisión de redacción del Documento: “El Documento nº 100 es una
nueva redacción, con contribuciones del estudio. Hubo cambios en los capítulos,
ajustes en el texto y novedades a partir de las sugerencias enviadas por las
diócesis.”
El Documento parte de una visión general de la realidad
socio-eclesial, para así poder descubrir en qué debe consistir la conversión
pastoral propuesta, lo que es recogido en el primer capítulo. A partir de ahí,
estos aspectos son fundamentados bíblica, histórica y teológicamente a lo largo
de los tres capítulos siguientes, para en el quinto capítulo presentar quienes
son los sujetos de la Conversión Parroquial y que tareas deben ser desempeñadas
por cada uno de ellos, comenzando por los obispos y continuando con los
presbíteros, religiosos y laicos, que viven su vida de fe en diferentes
realidades. Por último, el sexto capítulo, presenta una serie de propuestas
pastorales, que deberán concretarse en los diferentes niveles eclesiales.
Podríamos decir que los elementos claves del Documento giran
en torno de las propuestas del Vaticano II, pero no cabe duda de la gran influencia
de las ideas del Papa Francisco en este escrito, pues el Documento de
Aparecida, del cual fue relator siendo arzobispo de Buenos Aires, y la
Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, son los textos más citados en sus
páginas.
En este sentido, se indican como puntos estratégicos la
valorización y formación de los laicos y el incentivo de la participación del
laicado y de los ministerios laicales, la conversión pastoral, la vivencia de
la fe en pequeñas comunidades y el estar en un estado permanente de misión,
aspectos que ya aparecen reflejados en la introducción: “Básicamente, la
conversión pastoral de la parroquia consiste en ampliar la formación de
pequeñas comunidades de discípulos convertidos por la Palabra de Dios y
conscientes de la urgencia de vivir en estado permanente de misión. Eso implica
revisar las actuaciones de los ministros ordenados, consagrados y laicos,
superando la acomodación y el desánimo. El discípulo de Jesucristo percibe que
la urgencia de la misión supone desinstalarse e ir al encuentro de los
hermanos.”
Podríamos decir que en algunos aspectos este Documento
provoca cuestionamientos revolucionarios, también sobre elementos básicos para
la vida del cristiano, como es la Eucaristía. En este sentido, el documento
constata que “Millares de comunidades no tienen oportunidad de participar de la
Eucaristía todos los domingos”, por lo que “se hace urgente la búsqueda de
soluciones duraderas para que las comunidades puedan contar con la celebración
eucarística”, aspecto que ya fue cuestionado pocos días atrás por Don Erwin
Kraütler, obispo en la región amazónica brasileña, donde muchas comunidades
sólo tienen la posibilidad de celebrar la eucaristía una o dos veces por año.
Hacer realidad lo que recoge el Documento va a suponer una
revitalización de la parroquia como instrumento evangelizador: “Delante del
gran número de bautizados apartados de la vida comunitaria es urgente ejercer
mejor la acogida, dialogando y proponiendo caminos a aquellos que se sienten
distanciados”. Para ello no es necesario inventar nada nuevo y sí volver a las
fuentes, al espíritu de las primeras comunidades cristianas, que a partir de la
responsabilidad común, que nace del bautismo, y del impulso misionero
consiguieron perpetuar el mensaje de Jesús de Nazaret.
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