domingo, 5 de enero de 2014

Gabon zoriontsuak eta urte berri on!

Txelis

(Preví otra felicitación al comienzo de diciembre. Mas a medida que se acercaba la Noche Buena, crecía en mí la sensación de que, de producirlas, caerían mis felicitaciones rutinarias, como garbanzos de la olla a la que alguien dio el empujón. Y me eché a mí mismo el freno. Decidí esperar.
Mas hete aquí que justo en el filo de hoja que traspasa uno del año viejo al nuevo me vino rodando en imagen de alianza  mi vida, tu vida, la vida de cada una o uno a quienes me dirijo; imagen de alianza, alianza  de esposos, buena señal de amores, no, mejor, de Amor. Una alianza, vivida en ocasiones negra, otras como de sol. Pero alianza, con el más alto valor jamás soñado, la tuya, la de cada uno, desde que salió del mercado de la Navidad.
Y compuse para cada TÚ a quien la envío, esta felicitación. Eso sí, procura leerla desde la contemplación).



I.
Supón una alianza (un anillo),
en ella engastado un Diamante.
no desde la superficie,
sino desde dentro,
engastado,
el Diamante.

La alianza eres tú.

Llena todo el cilindro
de la alianza
el Diamante,
da consistencia al oro.

La alianza eres tú.

Supón tu alianza en el fuego,
extraño fuego convirtiendo
el oro en bronce,
el bronce en latón…
o casi la alianza toda en madera herrumbrada…

La alianza eres tú

II.
No supongas más,
contempla:

puede en la lucha al fuego el Diamante,
más duro que el oro,
más fuerte que el fuego,
el Diamante.

Sostiene el Diamante a la alianza
y resulta ella, ya y por ello,
cerrada a la imposible descomposición.

La alianza eres tú,
siempre sostenida
por el Diamante.

Aun viviéndote en llamas o hielos,
quemada o mordida,
contempla la alianza,
nota la pulsión del Diamante.
Ya nadie te lo arrebatará.
Y él es tu alianza.
Y la alianza eres tú.

Es la Navidad cristiana.

Sé Navidad cristiana.
Prolóngala durante todo el año.
Compón
- tu alianza junto a  otras, con las de cuantos otros u otras te toquen-
una gruesa cadena,
toda abrillantada por el Diamante.

Todo otro distinto intento
es ya imposible para el ser humano.


(El pesimismo no es otra cosa que la gafa negra que el diablo pone entre la realidad y tú)

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