martes, 14 de agosto de 2012

El “Cuervo” Gabriele: «Pensaba que un “shcok” mediático habría hecho bien a la Iglesia».:

Vatileaks; el primer paso hacia la verdad. Prosigue la caza a los cómplices y autores intelectuales.

Giacomo Galeazzi, Roma

 
Arrestado el 24 de mayo para pasar al arresto domiciliario el 21 de julio, el mayordomo del Papa, Paolo Gabriele, hoy supo que se reenviará a juicio por robo agravado de los documentos reservados de la Santa Sede y que terminaron, hace algunos meses, en una transmisión televisiva italiana (“Gli intoccabili” de Gianluigi Nuzzi), en un periódico (“Fatto quotidiano”) y, para acabar, en el bestseller de Nuzzi “Su Santidad”. Benedicto XVI quiere que «coherencia y transparencia, no tiene miedo de afrontar los problemas que surjan», aseguró el padre Federico Lombardi. El Papa «no se deja presionar en relación con los tiempos». Ante los jueces, indican en la Curia, los encubrimientos caerán, como respuesta ante las perplejidades que causaron las “omisiones” en las actas de la magistratura, es decir las letras del alfabeto (de la “A” a la “W”) que celan los nombres de los testigos y de los posibles otros cómplices del ex mayordomo.
 
 
En el «tribunal, a las siglas utilizadas en la requisitoria y en la fase instructoria, tendrán que corresponder las identidades precisas –indican en el Palacio Apostólico. Otras responsabilidades tendrán que aclararse, así como el desarrollo del proceso. Este es solo un pequeño paso, pero importante, para llegar a la verdad plena». El caso de Paolo Gabriele se enriquece con algunos detalles que, hasta ahora, eran secretos.
 
El mayordomo del Papa sostiene que se puso en contacto con el periodista Gianluiggi Nuzzi, después de haber apreciado su anterior bestseller, “Vaticano spa”, y que fue él mismo quien fue entrevistado anónimamente por Nuzzi en la transmisión de “Gli intoccabili” (un testimonio en la que afirmaba que había actuado con una veintena de «cómplices»). Gabriele ilustró sus motivaciones en una de las tres testificaciones ante los magistrados vaticanos y que se puede leer en los documentos judiciales que fueron publicados hoy: «preciso que, viendo mal y corrupción por todas partes en la Iglesia, llegué, en los últimos tiempos esos... de la degeneración, a un punto del cual no podía volver, al faltarme los frenos para detenerme. Estaba seguro de que un “shock”, incluso mediático, habría podido ser saludable para hacer que la Iglesia volviera al curso justo. Además, en mis intereses siempre estuvo ese para la inteligencia, de alguna manera pensaba que en la Iglesia este papel era justamente del Espíritu Santo, del que me sentía, en cierta manera, un infiltrado».
 
 
El asistente de cámara del Pontífice, que precisó no haber recibido «dinero u otros beneficios», e indicó que actuó con la convicción de que «El Sumo Pontífice no estaba correctamente informado sobre algunos hechos» y, como fiel convencido, de que «en la Iglesia se debería esclarecer cualquier hecho». El Vaticano desveló los detalles del final de la fase instructoria en una conferencia de prensa que estuvo muy concurrida. La sala de prensa vaticana publicó íntegramente todos los documentos judiciales, del promotor de Justicia Nicola Picardi y del juez instructor Piero Antonio Bonnet. Los nombres de las personas que ofrecieron su testificación en estos meses ante los investigadores (con la excepción del secretario personal del Papa, mons. Georg Gaensewin) fueron sustituidos con las letras del alfabeto «por un principio de rectitud y privacidad», explicó el vocero del vaticano, el padre Federico Lombardi.
 
El proceso se llevará a cabo el 20 de septiembre, después de que vuelva a abrir el Tribunal vaticano por la pausa de verano. El Papa, que obviamente fue informado sobre las conclusiones de los magistrados vaticanos, está absolutamente de acuerdo con la línea de la “transparencia”, explicó el responsable de la Sala de prensa.

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