domingo, 7 de marzo de 2021

La Comunidad de Sant’Egidio y su nuevo modelo de atención a los ancianos

 

Fuente: La Vanguardia

Por:   Antoni López Tovar

Barcelona

07/03/2021


 

Como en casa en ningún sitio. Es el eslogan de un anuncio de pizzas y, al mismo tiempo, es el mensaje de la Comunidad de Sant’Egidio para impulsar un nuevo modelo de atención y cuidado de los ancianos. “Proponemos superar el sistema actual que tiene como eje vertebrador la institucionalización (en residencias) para pasar a otro sistema que tenga cuidado de los ancianos en casa. Hay que desarrollar una organización de atención domiciliaria que integre la atención social y la sanitaria”, explica Jaume Castro, responsable de la entidad en Barcelona.

Sant’Egidio ha presentado la edición en línea de su guía Com quedar-se a casa quan s’és ancià, en un momento en que el Ministerio de Sanidad contabiliza casi 30.000 usuarios de geriátricos fallecidos a consecuencia de la covid. Una situación que revela que las estructuras residenciales no estaban preparadas para hacer frente a la pandemia, según la Comunidad. Y que, por otra parte, ha provocado un incremento del aislamiento de personas frágiles.

La entidad trabaja con encuestas que indican que el 94% de los ancianos de Catalunya expresan su voluntad de pasar los últimos años de su vida en casa. En Barcelona, sostiene, “muchas personas buscan apoyo, servicios y compañía para poder seguir viviendo en casa aunque envejezcan y, por el hecho de vivir solas, se les haga más difícil hacer frente a los problemas de gestión de la vida de cada día”. La guía detalla las ayudas y los recursos existentes para evitar acabar en una residencia de forma indeseada.

 

La Comunidad de Sant’Egidio impulsa un cambio de modelo en el tratamiento y cuidado de la vejez

“Cuando una persona anciana entra en una residencia renuncia a muchas cosas: a su ambiente, a las personas que conoce... ¿Qué ha pasado con la pandemia? Se han visto obligados a quedarse encerrados en sus habitaciones sin poder ver a ningún familiar. Han sufrido más la soledad”, argumenta Marta Bartra. Además, el porcentaje de víctimas del coronavirus es mucho más elevado entre los usuarios de geriátricos que en el resto del colectivo de ancianos.

Con la vacunación y la contención de los datos epidemiológicos, las residencias empiezan a recuperar la normalidad después de un año trágico. Es el momento de plantear un cambio de modelo para la vejez, el momento de no volver a llenar los geriátricos que han quedado vacíos por la covid, según Castro. Sant’Egidio ha enviado sus propuestas a las fuerzas políticas del Parlament y reclama situar esta cuestión en el centro de la próxima legislatura.

“Se ha asociado ir a una residencia a la modernidad y se ha querido creer que se resuelven todos los problemas, pero la pandemia ha puesto de manifiesto el aislamiento de los ancianos”, incide Castro. “Las residencias (que acogen al 4% del colectivo) han de quedar como una solución del pasado, tenemos que dotarnos de una asistencia domiciliaria que integre lo social y lo sanitario y sostenga a los ancianos para que se queden en casa”.

 

La atención domiciliaria en materia sanitaria y social emerge como alternativa a las residencias

Según la Comunidad, no es un problema de recursos públicos –para la Administración resultaría más económico cuidar de una persona en su domicilio que llevarla a una residencia–, sino de cambiar de mentalidad: “De la misma manera que en el siglo XX vimos que los niños no debían ir a orfanatos, ahora tenemos que crear un mosaico de soluciones para poder mantener a un anciano en casa”.

El índice de asistencia pública en Catalunya es muy deficiente –en tiempo y servicios– en comparación con la que proporcionan los países europeos más avanzados. Actualmente la verdadera asistencia corre a cargo de los cuidadores, indica Castro. Más de 600.000 trabajadores del hogar en España, de los que un tercio están en situación irregular.

Hay otras alternativas a la institucionalización que figuran en las propuestas de la Comunidad de Sant’Egidio: apartamentos tutelados, viviendas compartidas a través del impulso público y privado, las convivencias, las casas familia o los centros de día. “Son iniciativas que se pueden seguir multiplicando y universalizando para garantizar la autodeterminación de los ancianos”.

 

 

 

 

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