miércoles, 12 de octubre de 2016

Razones del malestar entre los curas



(De «La Croix»: 10/10/2016)

Una encuesta inédita en una diócesis de Bélgica francófona (Lieja), cuyo contenido publica La Croix exclusivamente, manifiesta las principales fuentes de sufrimiento entre los sacerdotes. La institución y la falta de "perspectivas" aparecen como la principal causa de la infelicidad, muy por delante de la vida emocional o la carga de trabajo.

¿De qué sufren los sacerdotes? Y ¿qué es lo que, por el contrario, los hace felices en su misión? Los resultados de dicha encuesta sin precedentes hecha a 110 sacerdotes en la diócesis de Lieja, Bélgica, afloran las situaciones más comunes. Mientras que la vida emocional, la soledad o la sobrecarga de trabajo se consideran los principales factores de infelicidad o depresión entre los sacerdotes, sin embargo son la falta de perspectiva de futuro y la institución las que generan más sufrimiento.

Sobre la base de 46 cuestionarios —247 citas recogidas y clasificadas por temas en una escala de intensidad de bienestar/malestar— extraídos por la preocupación de Jean-Luc Joly, ex miembro de recursos humanos de la SNCF, la ausencia de "perspectivas de futuro" aparece de hecho, por mucho, como la principal causa de la infelicidad entre los sacerdotes, seguido de cerca por el de la organización (el "sistema de parroquias" que cubre todo el territorio) considerada como desalentadora. De ello se deriva con frecuencia, en la escala de "malestar", la sensación de falta de escucha o de reconocimiento por parte de la jerarquía, el alejamiento respecto de la Iglesia como institución, o incluso las difíciles relaciones entre los sacerdotes.


El resurgimiento espiritual a la cabeza de los motivos de bienestar


Por el contrario, las diversas formas de resurgimiento espiritual (retiros, vida de oración, acompañamiento espiritual) vienen a ser las principales fuentes de bienestar, en igualdad con la vida afectiva: relaciones con los fieles, con el entorno... La sensación de ser útil a la comunidad y la capacidad de tomarse tiempo para sí mismo también se encuentran en la parte positiva de la clasificación, empatado con la sensación de ser "respetado, reconocido y apreciado" por otros. Trabajar en pro de la evangelización de la sociedad contribuye también a la buena salud moral de los sacerdotes.

Por último, en la zona gris de la clasificación (intensidad próxima a cero, positivo o negativo) figuran el sentimiento de soledad o la percepción de los sacerdotes de su propio estado de salud. La carga de trabajo y la gestión de las personas que les ayudan también aparecen en la parte negativa, pero muy por detrás de la incomodidad provocada por la falta de perspectiva y la institución.


Un psicólogo, teólogo y ex HRD

La iniciativa de este cuestionario vuelve a tres sacerdotes de la diócesis de Lieja ansiosos por establecer un inventario después de haber observado, en los últimos años, a "colegas que tienen problemas de salud, que dejaron el ministerio, que eligieron una orientación diferente a la iglesia donde      no se sienten realizados en su ministerio". Uno de ellos en particular, dice que es como "quedarse con hambre" tras haber expresado su "malestar" y su "preocupación por las dificultades de varios colegas."

Con el consentimiento de su obispo, Mons. Jean-Pierre Delville, estos tres sacerdotes difundieron el año pasado un cuestionario entre sus compañeros y se les pidió a tres profesionales establecer la síntesis: un psicólogo, un teólogo y un ex HRD con sede en Metz, Jean-Luc Joly. Este último ya se ha comprometido desde hace tiempo —desde el suicidio de un sacerdote de su diócesis en 2006— a un "acercamiento progresivo" para mejorar el bienestar de los sacerdotes en las diócesis de Metz, Lieja y Aviñón. "El hecho de que esta encuesta emane de la base, con la posibilidad de responder de forma anónima, ha permitido liberar la palabra de cualquier presión jerárquica", dice este ex profesional, quien presentó su trabajo la semana pasada ante el consejo presbiteral en presencia del obispo. "Llama la atención que, incluso en estas condiciones, los sacerdotes no se atreven a llamar por su nombre a su sufrimiento y con frecuencia utilizan fórmulas de estilo conservador: Creo que puedo decir que..."

Si ello solo afecta a una diócesis entre otras y exige ser enriquecido aún más, el enfoque interesa sobremanera a Mons. Delville, un teólogo de la Universidad de Louvain-la-Neuve, cerca de la comunidad de San Egidio. "Esta desavenencia para con la institución es tanto más sorprendente por cuanto que Francisco se esfuerza en insuflar renovación y confianza en la Iglesia, dice el Obispo de Lieja. El aspecto positivo, sin embargo, es que un obispo se preocupa más de las cuestiones institucionales que en resolver las dificultades de orden personal o emocional." La pelota está ahora en el tejado del consejo de la iglesia, donde se formaron los grupos de trabajo para tratar de dar respuestas.


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