lunes, 3 de abril de 2017

Franciscanear




Xabier Larramendi - Sábado, 1 de Abril de 2017 - Actualizado a las 06:12h.



Franciscanear: dícese de quienes “hacen como si” estuvieran identificados y en sintonía con el actual papa Francisco. De fachada e imagen pública van de “franciscanos”, pero, en realidad, viven con desagrado y en desacuerdo interior y práctico con los gestos, la orientación pastoral y el modelo de Iglesia del actual Obispo de Roma. Esperan a que se cierre el tiempo del papa Francisco a fin de volver a la situación eclesial que le precedió. Francisco, para algunos, particularmente obispos, es un mal sueño, un paréntesis del que esperan liberarse cuanto antes. La renovación de la Iglesia que quiere el papa Francisco está amortiguada, silenciada, boicoteada en muchos niveles. Las Diócesis vascas caminan sin aliento renovador, “castradas” por unos obispos que se aferran al pasado, a un pasado nada sinodal, corresponsable, como proclama y desea el papa. Y es que no pueden dar aquello de lo que carecen. Para muestra he aquí un “botón”, acaecido entre nosotros y claro exponente de lo que digo.

La Facultad de Teología de Vitoria celebra este año el 50º Aniversario de su apertura en 1967. Con este motivo, el Consejo de Facultad se ha venido reuniendo en diversos momentos para decidir los diferentes actos que se organizarán a lo largo de este año. Hace ya algunos meses, este Consejo, presidido por el Obispo de la diócesis alavesa, Juan Carlos Elizalde, trató de la posible concesión del título de Doctor Honoris Causa de la Facultad. Después de considerar diversos nombres, la mayoría se decantó, por razones diversas, por proponer la persona de D. José Antonio Pagola. Propuesta que no pareció agradar en absoluto al Obispo Elizalde. Por eso, se consideró oportuno madurar más la decisión y tratarla en la siguiente cita.

Esta reunión se celebró el 6 de marzo. Desde el comienzo, sin esperar a ninguna otra consideración, el Obispo manifestó su decisión. Después de consultar, según dijo, al Obispo de San Sebastián y al de Bilbao y a algún otro miembro de la jerarquía, expuso que el nombramiento del teólogo Pagola como Doctor Honoris Causa provocaría graves tensiones que no estaba dispuesto a asumir. Por ello, descartado Pagola, propuso el nombre de D. Saturnino Gamarra, profesor emérito de la Facultad, en la que ha sido profesor desde sus comienzos y director de la revista sacerdotal “Surge” durante muchos años.

El debate que siguió a continuación fue muy vivo y se prolongó más de lo esperado. ¿Qué tensiones podía provocar la propuesta de D. José Antonio? ¿Por parte de quiénes? La Congregación romana de Doctrina de la Fe se ha pronunciado afirmando que la obra de Pagola no contiene ninguna doctrina herética contraria a la fe. ¿Qué es lo que puede molestar ahora? ¿La decisión de la Facultad de Vitoria o la sentencia de Roma? ¿Qué se oculta detrás de esa objeción al teólogo guipuzcoano?

Se volvieron a presentar de nuevo los motivos para la propuesta a favor de D. José Antonio Pagola: su largos años de profesor de Cristología en la Facultad, sus incontables cursillos y cursos opcionales sobre Jesús, sus intervenciones abiertas a todo el público de la ciudad de Vitoria-Gasteiz siempre que se le ha llamado... Se señaló también su proyección internacional con motivo de su libro Jesús. Aproximación histórica, traducido ya a una docena de lenguas, entre otras al inglés, japonés, chino y ruso, y se recordó también el maltrato recibido en importantes sectores de la Iglesia española. Al parecer el debate fue muy fuerte y se llegó a hablar de la falta de audacia para defender la propuesta del teólogo donostiarra. Por último se decidió no conceder e nadie el título de Doctor Honoris Causa.

Esto es lo ocurrido. Estoy convencido que estos Obispos, si pudieran o se atrevieran, corregirían al propio papa Francisco pues, efectivamente, escuchándole con asiduidad y atención, da la impresión de que se ha podido inspirar en alguna obra de D. José Antonio Pagola o que, por lo menos, presenta en sus mensajes muchas similitudes con su obra acerca de Jesús.

Sinceramente, si reconocer los indiscutibles méritos de D. José Antonio Pagola en nuestras Iglesias puede ser, según estos Obispos, motivo de tensión, exigiría, a quien se sienta tensionado por ello, que lo diga abiertamente. Por otro lado, si la obra de Pagola, todavía hoy, se les indigesta a los Obispos de San Sebastián, Bilbao y Vitoria, quiere decir lo lejos que están del papa Francisco y qué lejos están del Pueblo de Dios a ellos encomendado. Y en esa lejanía del jerarca que no sintoniza con su pueblo cuánto sufrimiento, abandono y pérdida de tiempo originan en nuestras iglesias. Es de pena y escandaloso. Me parece que más que un problema de fe o eclesial nos encontramos, incluso, ante un déficit de calidad humana. ¿Qué talla humana demuestran tener quienes no son capaces de agradecer el ingente trabajo teológico y pastoral que D. José Antonio Pagola ha desarrollado durante su ministerio?

Ciertamente, todos podemos “franciscanear”. Pero lo de los obispos es mucho más grave. Si un obispo no sintoniza ni con su pueblo ni con aquel que es en este momento el que preside la Iglesia Universal, ¿qué pinta? ¿Qué credibilidad puede tener ante su Diócesis?

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