(De «Noticias de Gipuzkoa»)
Xabier Larramendi - Sábado, 1 de Abril de 2017 -
Actualizado a las 06:12h.
Franciscanear:
dícese de quienes “hacen como si” estuvieran identificados y en sintonía con el
actual papa Francisco. De fachada e imagen pública van de “franciscanos”, pero,
en realidad, viven con desagrado y en desacuerdo interior y práctico con los gestos,
la orientación pastoral y el modelo de Iglesia del actual Obispo de Roma.
Esperan a que se cierre el tiempo del papa Francisco a fin de volver a la
situación eclesial que le precedió. Francisco, para algunos, particularmente
obispos, es un mal sueño, un paréntesis del que esperan liberarse cuanto antes.
La renovación de la Iglesia que quiere el papa Francisco está amortiguada,
silenciada, boicoteada en muchos niveles. Las Diócesis vascas caminan sin
aliento renovador, “castradas” por unos obispos que se aferran al pasado, a un
pasado nada sinodal, corresponsable, como proclama y desea el papa. Y es que no
pueden dar aquello de lo que carecen. Para muestra he aquí un “botón”, acaecido
entre nosotros y claro exponente de lo que digo.
La
Facultad de Teología de Vitoria celebra este año el 50º Aniversario de su
apertura en 1967. Con este motivo, el Consejo de Facultad se ha venido
reuniendo en diversos momentos para decidir los diferentes actos que se
organizarán a lo largo de este año. Hace ya algunos meses, este Consejo,
presidido por el Obispo de la diócesis alavesa, Juan Carlos Elizalde, trató de
la posible concesión del título de Doctor Honoris Causa de la Facultad. Después
de considerar diversos nombres, la mayoría se decantó, por razones diversas, por
proponer la persona de D. José Antonio Pagola. Propuesta que no pareció agradar
en absoluto al Obispo Elizalde. Por eso, se consideró oportuno madurar más la
decisión y tratarla en la siguiente cita.
Esta
reunión se celebró el 6 de marzo. Desde el comienzo, sin esperar a ninguna otra
consideración, el Obispo manifestó su decisión. Después de consultar, según
dijo, al Obispo de San Sebastián y al de Bilbao y a algún otro miembro de la
jerarquía, expuso que el nombramiento del teólogo Pagola como Doctor Honoris
Causa provocaría graves tensiones que no estaba dispuesto a asumir. Por ello,
descartado Pagola, propuso el nombre de D. Saturnino Gamarra, profesor emérito
de la Facultad, en la que ha sido profesor desde sus comienzos y director de la
revista sacerdotal “Surge” durante muchos años.
El
debate que siguió a continuación fue muy vivo y se prolongó más de lo esperado.
¿Qué tensiones podía provocar la propuesta de D. José Antonio? ¿Por parte de
quiénes? La Congregación romana de Doctrina de la Fe se ha pronunciado
afirmando que la obra de Pagola no contiene ninguna doctrina herética contraria
a la fe. ¿Qué es lo que puede molestar ahora? ¿La decisión de la Facultad de
Vitoria o la sentencia de Roma? ¿Qué se oculta detrás de esa objeción al
teólogo guipuzcoano?
Se
volvieron a presentar de nuevo los motivos para la propuesta a favor de D. José
Antonio Pagola: su largos años de profesor de Cristología en la Facultad, sus
incontables cursillos y cursos opcionales sobre Jesús, sus intervenciones
abiertas a todo el público de la ciudad de Vitoria-Gasteiz siempre que se le ha
llamado... Se señaló también su proyección internacional con motivo de su libro
Jesús. Aproximación histórica, traducido ya a una docena de lenguas, entre
otras al inglés, japonés, chino y ruso, y se recordó también el maltrato recibido
en importantes sectores de la Iglesia española. Al parecer el debate fue muy
fuerte y se llegó a hablar de la falta de audacia para defender la propuesta
del teólogo donostiarra. Por último se decidió no conceder e nadie el título de
Doctor Honoris Causa.
Esto es
lo ocurrido. Estoy convencido que estos Obispos, si pudieran o se atrevieran,
corregirían al propio papa Francisco pues, efectivamente, escuchándole con
asiduidad y atención, da la impresión de que se ha podido inspirar en alguna
obra de D. José Antonio Pagola o que, por lo menos, presenta en sus mensajes
muchas similitudes con su obra acerca de Jesús.
Sinceramente,
si reconocer los indiscutibles méritos de D. José Antonio Pagola en nuestras
Iglesias puede ser, según estos Obispos, motivo de tensión, exigiría, a quien
se sienta tensionado por ello, que lo diga abiertamente. Por otro lado, si la
obra de Pagola, todavía hoy, se les indigesta a los Obispos de San Sebastián,
Bilbao y Vitoria, quiere decir lo lejos que están del papa Francisco y qué
lejos están del Pueblo de Dios a ellos encomendado. Y en esa lejanía del
jerarca que no sintoniza con su pueblo cuánto sufrimiento, abandono y pérdida
de tiempo originan en nuestras iglesias. Es de pena y escandaloso. Me parece
que más que un problema de fe o eclesial nos encontramos, incluso, ante un
déficit de calidad humana. ¿Qué talla humana demuestran tener quienes no son
capaces de agradecer el ingente trabajo teológico y pastoral que D. José
Antonio Pagola ha desarrollado durante su ministerio?
Ciertamente,
todos podemos “franciscanear”. Pero lo de los obispos es mucho más grave. Si un
obispo no sintoniza ni con su pueblo ni con aquel que es en este momento el que
preside la Iglesia Universal, ¿qué pinta? ¿Qué credibilidad puede tener ante su
Diócesis?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Identifícate con tu e-mail para poder moderar los comentarios.
Eskerrik asko.