El obispo de Bayona contesta a quienes critican su forma de gobernar y sus posicionamientos públicos
N. S.
La Croix
El
obispo de Bayona, monseñor Marc Aillet, ha dado a conocer el pasado 18 de
diciembre una larga carta pastoral dirigida a sus diocesanos, saliendo al paso
del “ruido” provocado por un artículo muy crítico con su gestión, publicado en
el diario regional “Sud-Ouest”, el 7 de diciembre.
Titulado
“la cruzada de Bayona”, en el artículo en cuestión se recogía el diagnóstico de
un grupo formado por 150 fieles de la diócesis que, reunidos el último verano en
la casa diocesana, criticaban “que el gobierno episcopal, al carecer de voluntad
de acuerdo, se parece a una dictadura”.
El
grupo, llamado “Tomamos la palabra en Iglesia”, también le reprochaba “que los
judíos fueran criticados en una homilía, en plena celebración eucarística”, y abogaban
por “una “Iglesia abierta y no por una jerarquía diocesana proclive al Frente Nacional”.
“No se debate entre cristianos en la
Prensa”
El
artículo en cuestión criticaba, además, la “visión retrógrada” del obispo en todo
lo referente a asuntos sociales y su utilización de “símbolos integristas” y
recordaba algunas decisiones polémicas tomadas por él desde su llegada a
Bayona, tales como la prohibición de que las chicas pudieran ser “monaguillas” en
una parroquia de Bayona, una decisión que provocó innumerables reacciones de
protesta (no faltando los consabidos apoyos), algo que llevó a sostener al
“defensor del Sud-Ouest” el 13 de diciembre que existían “dos capillas frontalmente
opuestas y en condiciones de paridad numérica”.
“Tengo
la suficiente información como para saber que la ‘mayoría silenciosa’ de
nuestra diócesis se mantiene al margen de estas polémicas”, escribe monseñor Aillet
quien, “en un gesto de amor por la verdad y buscando apaciguar los ánimos”, ha
decidido coger la pluma para “ofrecer una exhaustiva información sobre la vida
de nuestra diócesis y la gestión de su obispo”.
Después
de informar que ha recibido a tres representantes de “Tomamos la palabra en la Iglesia”,
monseñor Aillet reconoce que “sus sufrimientos, al estar vinculados a experiencias
bien concretas, necesitan ser comprendidos”. “Mi puerta está siempre abierta,
como la de mis colaboradores”, añade, para subrayar seguidamente que “no se
discute entre cristianos en la prensa”.
“No he tomado nunca ninguna decisión
autoritaria”
En lo
que toca a las quejas sobre su modo de gobernar, monseñor Aillet asegura
apoyarse ampliamente en los diferentes consejos por los está acompañado.
“Los lugares
de debate o de diálogo no faltan en nuestra diócesis, empezando por los
consejos pastorales de las parroquias”. Y seguidamente recuerda que sus
numerosas visitas pastorales (51 hasta el presente) “son también momentos privilegiados
para la escucha atenta”.
“Yo no
he tomado nunca ninguna decisión autoritaria que contradiga mi voluntad primera
de animar a los actores de la pastoral parroquial”, añade el obispo, precisando
“que jamás he realizado traslado alguno de sacerdote de manera arbitraria ni a título
de sanción” y “que lo mismo vale para los laicos con misión eclesial”.
“No puedo aceptar que se me acuse de
‘regresar al pasado’”
En lo
que se refiere a “la importancia desproporcionada dada en el artículo del Sud-Ouest a
la misa según la forma extraordinaria”, subraya que “de 17 misas celebradas cada
fin de semana en la ciudad de Bayona, 16 lo son según la forma ordinaria (15 en
francés y 1 en vasco), y sólo 1 en latín, según dicha fórmula extraordinaria. “Hay
que atender a los hechos para tener razón”, recuerda.
“No
puedo tolerar que se me acuse de ‘regresar al pasado’ o de promover “una visión
retrógrada de la Iglesia”, se indigna monseñor Aillet, cuando “me limito a
asumir plenamente la herencia” del concilio Vaticano II.
“Identificar
la devoción a los dos Corazones unidos de Jesús y de María con ‘símbolos
integristas’ (...) es algo sencillamente odioso”, añade el obispo, quien recuerda
“que la devoción a los dos corazones unidos es un dato central de la escuela
francesa de espiritualidad, en particular la de san Jean Eudes”, que los
obispos franceses acaban de apoyar solicitando que sea proclamado doctor de la
iglesia.
“Recordar la enseñanza permanente del
Magisterio de la Iglesia”
En lo
que toca a la polémica retirada de las “monaguillas” en una parroquia de Bayona
(“iniciativa legítima de un cura de una parroquia
de Bayona”), “todos aquellos que me ven oficiar en la diócesis, cada domingo en
una parroquia diferente, saben que el servicio del altar está asegurado a
menudo tanto por chicas como por chicos y que no he tomado nunca ninguna medida
contraria a ello”, tranquiliza monseñor Aillet.
Por
fin, en lo que concierne a sus tomas de posición sobre las cuestiones sociales (aborto,
eutanasia, “matrimonio para todos”), “no he hecho otra cosa que recordar la
enseñanza constante del Magisterio de la Iglesia”, insiste monseñor Aillet,
citando extensamente tanto el concilio Vaticano II como la intervención
del papa Francisco en el Parlamento europeo el mes pasado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Identifícate con tu e-mail para poder moderar los comentarios.
Eskerrik asko.