miércoles, 10 de junio de 2020

El salto a los medios precipita la caída del rector del Seminario

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(En NdG)
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DONOSTIA –

El rector del seminario diocesano de Gipuzkoa ha enviado una carta a los miembros del presbítero diocesano para explicar lo ocurrido con su pérdida del cargo a cuenta de la polémica que ha suscitado su adhesión a un manifiesto que denigra al papa Francisco. Del escrito se deducen varias cosas: que ha sido la publicación de la noticia la pasada semana en la web de Religión Digital lo que ha precipitado su destino; que el obispo Munilla, que conocía los hechos por lo menos desde el pasado 18 de mayo, no ha movido ficha hasta que ha trascendido a los medios; que Ormazabal sostiene que el error no ha sido tanto firmar el manifiesto como no darse cuenta que podría ser utilizado en contra del obispo; y que su intención es continuar vinculado a la diócesis de Donostia.

La carta, a la que ha tenido acceso NOTICIAS DE GIPUZKOA, es de folio y medio y está fechada el pasado viernes 5 de junio, al día siguiente de la segunda de las dos informaciones publicadas por la citada página digital, un referente en el mundo católico. Pablo Ormazabal reconoce que nada más publicarse la primera noticia el 2 de junio llamó a Munilla para decirle que ponía el cargo a su disposición y aclarar “lo que él considerara oportuno acerca de la información”.

Según el todavía rector del Seminario, de su encuentro con Munilla se tomó la decisión de cesarlo a partir del próximo ejercicio académico; es decir, continuará en sus funciones formativas de los seminaristas hasta que finalice el presente curso.

Ormazabal desvela en la carta que fue la pasada semana (el 4 de junio) cuando Munilla le comunicó que existía contra él una “carta-denuncia” de cinco presbíteros de la diócesis en la que se le acusaba de haber cometido un delito tipificado en el Código de Derecho Canónico pese a que la denuncia fue registrada 16 días antes, el 18 de mayo.

El rector del seminario admite en otro de los puntos del escrito su adhesión al manifiesto Contra recentia sacrilega, en el que un centenar de curas y laicos pertenecientes a los sectores ultras e integristas de la Iglesia mundial arremeten contra Francisco a cuenta de su postura ante el Sínodo de la Amazonía que tuvo lugar en el Vaticano.

DISTANCIA CON LOS TÉRMINOS
En la carta, Ormazabal trata de poner distancia con el polémico manifiesto, no tanto en el fondo de lo que dice como en algunos de los términos empleados en el documento. Niega que en el manifiesto se acuse al papa de “herejía” y se reafirma en que “se equivocó en sus actuaciones y ejerciendo mi derecho como fiel contenido en el canon 212, manifesté mi parecer de este modo. Mi error ha estado en no darme cuenta de que mi firma podría ser utilizada por otros para hacer daño a nuestro obispo, al Seminario y a la propia Diócesis. Y por ello pido perdón”.

El manifiesto de la polémica fue hecho público a mediados de noviembre y está respaldado por un centenar de religiosos y laicos de todo el mundo, pertenecientes a los sectores ultras de la Iglesia, que desde que Francisco llegó al trono de San Pedro han liderado una campaña incesante que pone en duda la legitimidad de su papado.  El documento reacciona al Sínodo de la Amazonía celebrado en el Vaticano y, en concreto, al culto que recibió la diosa Pachamama, que en las culturas andinas simboliza la Madre Tierra. Para este sector integrista de la Iglesia Católica, la actuación del Papa fue “sacrílega”, “supersticiosa”, “idolátrica” y una violación del primer mandamiento, “pecados objetivamente graves” de los que emplazan al apóstol de Roma a arrepentirse públicamente.

Ormazabal no se arredra ante la denuncia que se ha presentada contra él en la Diócesis, en la Nunciatura y en el Vaticano. A los acusadores les echa en cara haber quebrantado el mismo canon cuando ellos participaron del acto celebrado el año pasado en el Santuario de Arantzazu “en contra de nuestro Obispo, en un acto que bien podía tipificarse dentro del canon 1373 del cual a mí me acusan”.

El escrito concluye desvelando su intención de continuar ligado a la diócesis de Donostia, pese a que vino en comisión de servicios de la de Alcalá. Asegura que en enero inició los trámites para su incardinación en la iglesia guipuzcoana, un proceso interrumpido por la epidemia.

La destitución de Ormazabal es un duro golpe para Munilla. Fue una decisión suya traer a Ormazabal desde Alcalá para nombrarle rector del Seminario. Además de amigo personal, lo incorporó al equipo jurídico de la diócesis (es licenciado en Derecho canónico) y le ha sustituido en varias ocasiones en la misa dominical que una televisión local emite todos los domingos. Ormazabal es de los que todavía viste sotana.

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