domingo, 27 de agosto de 2017

CARNICERIA VATICANA


De Manu Arrue, sj

En un primer momento me ha dolido ver el Cristo descuartizado en una txosna y luego en las txosnas de Bilbao. Pero ha habido cosas que este verano me han dolido más: los inmigrantes, que en el monte Gurugú intentan pasar la valla o en patera y se juegan la vida a una carta para pasar a Europa.

Pero en un segundo momento al mirar la imagen del Cristo crucificado, descuartizado me hacía esta otra reflexión. El representa a tantos descuartizados en la historia (y me ha tocado escuchar alguna historia dura de esos lugares terribles de conflicto, concretamente a una mujer que a su marido le descuartizaron con una motosierra delante de ella, en medio del pueblo y echaron sus restos al rio y ella se lanzó a recoger algo de su cuerpo para poder enterrar algo) y otra mujer que por defenderle a ella y a otras como ella, le sacaron en volandas de ese lugar para que no la matasen.

Cristo (aparecía en la txosna descuartizado) representa a quien ha dado la vida sin reservarse nada para hacer una mesa fraterna donde nadie quedara fuera. Y se la jugó. Y quienes desean hacerse uno con Él, tomamos un trozo de pan y un poco de vino (su cuerpo y sangre decimos) en su memoria, para expresar que su fuerza sea nuestra fuerza para hacer lo mismo.

A Jesucristo le detuvieron injustamente (de noche), le secuestraron, le hicieron un juicio sin pruebas y con testigos falsos, una tortura donde casi murió y una ejecución sumaria en el castigo más cruel del tiempo, la cruz, el instrumento para hacer sufrir muriendo lentamente. Y por tanto representa a todos los injustamente: detenidos, secuestrados, juzgados, torturados y ejecutados.

Y cuando crucificaron a Jesús muchas personas asistieron a ese espectáculo: unos en silencio, otros se daban golpes de pecho, otros se reían, decían: “a otros salvó que se salve él…” Muchos pasamos por las txonas y lo vimos. Cada uno le dio un significado. Para mí, en ese Cristo descuartizado quedó representada la humanidad sufriente en el recinto de las fiestas de Bilbao.

Y la respuesta desde la cruz sería la de su tiempo: Padre sígueles perdonando (también al que escribe estas líneas) porque no saben lo que hacen.

Entiendo que os metáis con nosotros la Iglesia, porque por una parte es el grupo religioso más numeroso de esta sociedad entre las confesiones religiosas, y por tanto, la que más poder tiene. Y porque aunque procuramos hacerlo bien, es decir intentar una sociedad para todos, también tenemos nuestro techo de cristal. Tenemos hoy día mártires de la justicia y como nos dice el mismo Papa, también clericalismo, arribismo, indiferencia hacia los sufrientes… formamos parte de un grupo numeroso de entidades del tercer sector implicados con los sin techo, parados,… y al mismo tiempo nos puede la inercia de hacer lo de siempre…

Entiendo también que tenemos clichés y estereotipos unos de otros. Pero el encontrarnos ayudaría a ponernos caras y no sólo clichés. Creo que un camino podría ser el emprendido en mayo pasado, por médicos del Mundo en Bilborock en relación con las diversas espiritualidades. Allí nos encontramos de igual a igual ateos, mulsulmanes, cristianos, agnósticos, y creo que algún budista. Y comenzamos un diálogo respetuoso. Ese podría ser un camino para reconocernos en la diferencia y aprender de los símbolos y claves de vida y de acción de unos y otros.

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