lunes, 6 de diciembre de 2010

LA IGLESIA VIZCAINA COMIENZA EL PROCESO PARA DESIGNAR A SUS VICARIOS

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La Iglesia vizcaina se encuentra inmersa en el proceso de elección de sus vicarios, respetando el modo que ha estado vigente en las últimas décadas, tal y como se le había solicitado al obispo desde el Foro de Curas que aglutina a buena parte de los críticos con el modelo eclesial que representa Mario Iceta. Aunque hay muchas dudas en el seno de la comunidad diocesana, hay quienes apuntan que Iceta tratará de que sus postulados estén debidamente representados.

Agustín GOIKOETXEA | BILBO

No han pasado aún dos meses de la consagración de Mario Iceta como obispo de Bilbo y la diócesis se encuentra inmersa en pleno proceso de elección de los vicarios -general y territoriales- y de conformación de dos órganos importantes en su gestión: el Consejo Pastoral y el Presbiterial. Aunque el prelado actúa con prudencia, al objeto de garantizar la paz interna y evitar que las luchas transciendan a la opinión pública, esa meta parece difícil de cumplir por los movimientos de sectores ultraconservadores que le exigen medidas para apartar a quienes han dirigido la Iglesia vizcaina en los últimos años.

Aunque el Derecho Canónico otorga libertad al obispo para nombrar a sus vicarios, Iceta ha emprendido un proceso de consulta, con dos vueltas, en el que intervendrán los 373 sacerdotes de la diócesis, los 35 consejos pastorales en que se estructuran las 297 parroquias y las numerosas órdenes religiosas que aglutinan a 2.227 religiosos, 1.561 mujeres y 666 hombres. En la actualidad, se acomete la primera vuelta de la consulta.

Desde foros preconciliares españoles se apuesta por la designacióncomo vicario general de Luis Alberto Loyo Martín, párroco de la catedral de Santiago, aunque tampoco se descarta que Mario Iceta opte por la fórmula elegida por su homólogo en Donostia, José Ignacio Munilla, que nombró a Joseba González Zugasti y Juan Kruz Mendizabal, como vicarios general y de Pastoral respectivamente, para tratar de satisfacer a los dos sectores que conviven en la Iglesia guipuzcoana. «Es probable que sea la situación ideal deseada por el obispo. Ahora bien, no sabemos qué disponibilidad hay en la vieja guardia para tomar parte en ese diseño», argumentan quienes destacan el trabajo efectuado por el actual vicario general, Ángel María Unzueta, y otros responsables.

Unzueta, recuerdan fuentes diocesanas, fue la persona más votada en las últimas elecciones, allá por 2006, y es considerado «un hombre de Uriarte» y uno de los nombres que se han ido barajando en las dos ocasiones en que Roma ha debido buscar un prelado para Bilbo, pero que no gusta en la Conferencia Episcopal Española por su cercanía a la iglesia local, donde goza de gran autoridad entre los presbíteros.

Se ha encargado del gobierno diocesano en los últimos cuatro años, cuando cogió el testigo de Andoni Gerrikaetxebarria y fue durante una década vicario episcopal de Uribe Kosta. Sacerdote desde hace 31 años, ha ejercido en Ermua, en la Pastoral Vocacional, en el Secretariado de Juventud y ha sido profesor del Seminario, dado sus estudios de Teología por las universidades católicas de Deusto y Ruhr (Alemania), e Historia por Deusto. Hace un mes aproximadamente, participó en un ciclo de conferencias bajo el epígrafe ``¿Es posible avanzar hacia una Iglesia más participativa, más democrática?''.

Unzueta Zamalloa, de 58 años, sigue siendo el candidato de la mayoría de la curia vizcaina, aunque no deja de «sonar» el nombre de Luis Alberto Loyo el párroco de la catedral de Santiago desde hace más de una década, nombrado por Blázquez y de la confianza de Iceta.

El vicario general es el cargo de mayor confianza del obispo, por lo que se estima que Loyo Martín, de 47 años, tendría mayor sintonía con el prelado, de 45 años. «Sí parece que, en la actualidad, coinciden las intenciones de Loyo por desarrollar una gran carrera eclesial y la fijación de Iceta por este hombre de su confianza», remarcan.

Otro de los nombres que se repiten en el proceso de consulta en marcha es el de Félix María Alonso, designado por el anterior prelado como canciller, sustituyendo a Carmelo Ibarra, que se jubiló.

«Una lluvia de votos»

Si la elección del vicario general es de gran transcendencia para mostrar la voluntad de consenso de Mario Iceta Gabicagogeascoa con los curas, no lo es menos el proceso de conformación del Consejo Pastoral, que estudia y valora las actividades pastorales a petición del prelado, y del Consejo Presbiterial, que le ayuda al gobierno de la diócesis.

«Todas las noticias apuntan a una lluvia de votos para estos dos consejos y, estratégicamente, utilizarlos en contrapeso a la acción del obispo y de sus colaboradores más cercanos», señalan conocedores de los entresijos de la Iglesia vizcaina.

Un primer «roce» del obispo con la curia se ha producido recientemente, cuando trató de nombrar a Aitor Uribelarrea como rector del Seminario en sustitución de Rafael Sáez y se tuvo que conformar, ateniéndose a las leyes de la Iglesia católica, con designarle formalmente como pro rector, al no haberse culminado todavía la renovación del Consejo Presbiterial.

Uribelarrea, que se ocupó de la parroquia de Zalla y fue delegado de Pastoral Vocacional en la etapa de Blázquez, está llamado a ser una de las piezas claves en el desarrollo del episcopado de Iceta. «De momento -apostillan- no es mayoritario, pero sí es el más joven y, entre la biología y el tiempo, se producirá un trasvase lento y sin dramas».

En el seno de la Iglesia vizcaina nadie duda del encargo confiado por Roma al gernikarra, aunque se aventura que el obispo «actuará con prudencia, pues tiene que garantizar la paz interna y evitar el escándalo público, principalmente con la filtración de informaciones periodísticas».

«Desde la perpectiva histórica y cultural se trata de frenar y reducir el crecimiento y desarrollo que ha conocido la diócesis de Bizkaia por la ubicación en el área cultural de los vascos. Éste es -resaltan- un problema que arrastramos desde la Edad Media y, temporalmente, se reproduce con fidelidad histórica». Pero la reflexión va más allá: «Desde la perspectiva más pastoral, se pretende apagar los entusiasmos post-conciliares, donde la Iglesia de Bizkaia ha ocupado puestos de vanguardia».

En el seno de la comunidad diocesana se niegan a hablar en términos de dos iglesias vizcainas, «deberíamos de hablar de dos modelo eclesiales. El uno identificado con el obispo y el otro, incómodamente resistiendo y sin líder que lo represente y lo que no se visibiliza, acaba desapareciendo». Abundando en el perfil del episcopado que se aventura, añaden que el modelo de Mario Iceta «es piramidal, centralista, clerical y reservado a la vertiente masculina de la humanidad».

«Para garantizar un modelo eclesial de esas características -argumentan- tiene que echar las redes en los espacios más conservadores de la Iglesia. Procurará que estas decisiones no chirríen excesivamente y formen parte de las satisfacciones de Madrid y Roma y, acompañado de algún peso pesado local, puede ser alcanzable».

De las cuatro diócesis de Hego Euskal Herria, tras el relevo en Iruñea, Donostia y Bilbo parece que Roma no tiene planes para Gasteiz. Se aventura que Miguel Asurmendi continuará hasta que se jubile, dentro de 5 años.

El Foro de Curas de Bizkaia aboga por que Mario Iceta respete la pluralidad de la diócesis

La misa anual por los sacerdotes, religiosos y religiosas fallecidos en el último año, celebrada el 8 de noviembre en la catedral de Santiago, fue el escenario donde el sector crítico con la elección de Mario Iceta se vio las caras con éste, aunque rechazan hablar abiertamente de bandos. Agrupados en el denominado Foro de Curas de Bizkaia, en ese encuentro obispo y sacerdotes repasaron la situación de la diócesis y reclamaron al gernikarra que mantenga el sistema de consulta a dos vueltas para la designación del vicario general y los territoriales, y la conformación de los consejos Pastoral y Presbiterial, que sean vinculantes y no meramente informativos de la opinión de la comunidad católica.

El Foro, por cierto, dispone desde entonces de una comisión permanente encargada de dinamizar su actividad y además ser punto de referencia para el prelado en sus consultas. El grupo lo componen Javier Oñate, director del Instituto Diocesano de Teología y Pastoral; y los párrocos Juan María Lechosa, José Luis Beltrán, José Alberto Güemes y Antonio Linaza, que representan al conjunto de las vicarías territoriales en las que se estructura la diócesis vizcaina.

Entre las «asignaturas pendientes», citan la falta de comunión entre el obispo y la comunidad diocesana, que comenzó con la llegada de Ricardo Blázquez y que corre el peligro de acrecentarse con Iceta. Les preocupa, especialmente, el «deterioro» de las relaciones entre los distintos estamentos de la Iglesia vizcaina, además de que los prelados, la Conferencia Episcopal Española (CEE) y Roma no hayan tenido en cuenta la «peculariedad» de la Iglesia vasca a la hora de nombrar a los obispos, sin escuchar los requerimientos efectuados al respecto en los procesos de designación de Blázquez en 1995, así como en los dos de Iceta Gabicagogeascoa.

El Foro, añaden desde el seno de la Iglesia vizcaina, es una expresión más del descontento que existe entre curas y religiosos, la más pública, aunque existen otros movimientos en ese ámbito. «Cuando todas estas líneas se expresen y se asientan, descubriremos también la fotografía del clero», aventuran. Asimismo, se apunta a que los movimientos vinculados a cristianos de base se suelen articular a partir de los de la curia. A. G.

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