En Cracovia, durante el
encuentro con los obispos, Bergoglio volvió a proponer la vida parroquial como
la vía ordinaria y privilegiada para el anuncio del Evangelio, lejos de los
trabalenguas clericales de última generación, que tratan sobre la evangelización
“2.0”, encomendada a meras ocurrencias. Tomado de Vatican insider.
La
parroquia «no se toca», no es «una estructura que tengamos que tirar por la
ventana». Al contrario, es «la casa del pueblo de Dios», y «debe seguir siendo
un lugar de creatividad, de referencia, de maternidad». Palabra de Papa
Francisco, obispo de Roma. En el marco de su primer viaje polaco, construido
alrededor del encuentro «extraordinario» de la JMJ de Cracovia, Bergoglio
también tuvo tiempo para volver a proponer la ordinariedad de la vida
parroquial como un lugar propicio para el anuncio del Evangelio. Lo hizo el
pasado 28 de julio, durante el diálogo que mantuvo con los obispos polacos en
la catedral de Cracovia, cuya transcripción fue publicada ayer por la Sala de
Prensa vaticana.
La pregunta de uno de los obispos fue la oportunidad para que
Papa Francisco respondiera con un verdadero «elogio de la parroquia», lleno de
indicaciones concretas, que podrá hacer que se esfumen las «fanta-teologías»
sobre la jubilación del instituto parroquial. Y también se mantuvo fatalmente
alejado de muchos de esos trabalenguas clericales de última generación, que
tratan sobre la evangelización «2.0», encomendada a meras ocurrencias. Para el
actual Sucesor de Pedro, el «cuerpo a cuerpo» de la vida parroquial sigue
siendo el ámbito más favorable para que florezca la obra apostólica confiada a
la Iglesia.
Ya en
la exhortación apostólica “Evangelii gaudium ”, Papa Francisco había insistido
en que «la parroquia no es una estructura caduca». Citando la exhortación
apostólica de Wojtyla “Christifideles laici”, indicó que «seguirá siendo ‘la
misma Iglesia que vive entre las casas de sus hijos y de sus hijas’». En
Polonia llegó a una mayor profundidad: «¿Buscar la novedad y cambiar la
estructura parroquial? Lo que les digo podrá parecer una herejía, pero es como
la vivo yo: creo que es una cosa parecida a la estructura episcopal, es
diferente, pero análoga». Así, al responderle al obispo polaco que le
preguntaba sobre la oportunidad de buscar nuevas «modalidades pastorales»
frente a las condiciones de la vida cotidiana, Bergoglio llegó a trazar una
analogía entre la naturaleza de la estructura parroquial y el dato estructural
de la sucesión apostólica.
También
al delinear la misión de la parroquia y sus instrumentos, Papa Francisco se
alejó de sofisticados proyectos de «reconversión» parroquial. «No soy un
pastoralista iluminado», admitió hablando sobre sí mismo, y volvió a proponer
como ocasión simple para anunciar el Evangelio el cuidado de las actividades y
de las relaciones que caracterizan la vida cotidiana de cada parroquia: la
celebración de los sacramentos, la lectura del Evangelio, las catequesis, el
oratorio, la caridad y las obras para los pobres y necesitados. Sin añadir
otros pesos. Sin tener que inventarse (por aburrimiento o para mantenerse
ocupados) cosas raras y ajenas al tejido de la vida real. Con una red de
relaciones que crece alrededor de la gracia de los sacramentos, de la acogida
de los necesitados, de la atención y del cuidado de los jóvenes y ancianos,
cuyo signo y emblema, según Papa Francisco, son las puertas abiertas de las
iglesias y del «confesionario con la luz encendida»: en las parroquias, «si hay
un confesionario con la luz encendida, la gente va siempre. ¡Siempre!», dijo
Francisco a los obispos polacos. Limpiando el terreno de ciertas ideologías de
las «minorías creativas» que en los últimos lustros celebraban a los
movimientos como las «tropas selectas» de la evangelización, y que
representaban al resto del Pueblo de Dios como una masa informe e inerte que
había que «movilizar». «Algunos», repitió Papa Francisco al episcopado polaco,
«dicen que la parroquia ya no funciona, porque ahora es la hora de los
movimientos. ¡Esto no es cierto! Los movimientos ayudan, pero los movimientos
no deben ser una alternativa a la parroquia: deben ayudar en la parroquia,
sacar adelante a la parroquia, como la Congregación Mariana, como la Acción
Católica y muchas realidades».
Por
otra parte, las palabras que dijo el Papa en Cracovia sobre la parroquia no
tienen que ver tampoco con visiones idealizadas de la vida parroquial. Las
parroquias, justamente en cuanto elemento «estructural» del tejido eclesial,
pueden fatalmente convertirse en una terminal burocrática de las más nefastas
crueldades clericales: «Hay parroquias», dijo el Papa, «con secretarías
parroquiales que parecen ‘discípulas de satanás’, ¡que espantan a la gente!
Parroquias con las puertas cerradas». La vida parroquial que describió Papa
Bergoglio frente a los obispos polacos no se estanca en la repetitiva y
mecánica aplicación de protocolos preconfeccionados, de «instrucciones». Su
rasgo característico es la creatividad, la disponibilidad para encontrar vías
nuevas para cumplir la propia misión apostólica de siempre. Y la conversión «en
clave misionera» de las actividades ordinarias y de las dinámicas pastorales no
es un pretexto para desahogar la índole creativa de algunos pastoralistas, sino
un intento para que sea más fácil el encuentro con Cristo para los hombres y
las mujeres de nuestro tiempo, tal y como son. Bergoglio, en la respuesta al
obispo polaco, ofreció imágenes simples de la «conversión misionera» propia de
la iglesia, incluso para ciertos diligentes neo-conformistas «bergoglistas».
Como cuando, recordando su experiencia pastoral, contó que hay un pueblo «en el
que no se acostumbraba bautizar a los niños, porque no había dinero; pero la
fiesta patronal se prepara tres o cuatro meses antes, con la visita a las
casas, y ahí se ve cuántos niños no están bautizados». Y entonces, «se preparan
las familias y uno de los actos de la fiesta patronal es el Bautismo de 30 o
cuarenta niños que, de lo contrario, se habrían quedado sin Bautismo».
Según
Papa Bergoglio, hacer una «Iglesia en salida» quiere decir simplemente
«inventar cosas de este tipo». Y una semejante actitud apostólica implica
también e inevitablemente cierto esfuerzo, cierto cansancio. «¡Cuidar al Pueblo
de Dios es cansado, es cansado!», insistió el Papa. Reconoció que la parroquia
cansa justamente «cuando está bien planteada». Y que «sacar adelante una
parroquia es cansado, en este mundo de hoy, con tantos problemas». Pero añadió
que el Señor «nos ha llamado para que nos cansemos un poquito, para trabajar no
para descansar». Acercarse a los que están lejos, consolar, «tocar las llagas
de Cristo» en quienes sufren, cuesta tiempo y esfuerzo. Es mucho más cómodo
acomodarse (incluso vía internet) en el victimismo quejumbroso de los
circulitos y de los aparatos clericales, perennemente angustiados por el
destino de la Iglesia y su «relevancia». Tal vez esto explica, por lo menos en
parte, las hostilidades y los disgustos clericales frente al magisterio de Papa
Francisco.
gianni valente
ciudad del vaticano
Oso pentsakera ederra Frantzisko Jaunak azaltzen diguna. Erabat ados nago harekin. Mila esker. Joseba.
ResponderEliminarMuy interesante esta aportación de Francisco. Gracias a quien la ha publicado. Los números de la EG en que se habla de la parroquia en este sentido son el 28 y el 29.
ResponderEliminarEn esta página también se han publicado, al menos, tres artículos sobre la parroquia: Una nueva parroquia; ¿Qué tipo de comunidad es una parroquia?; Una difícil comunión (en tres partes).
Creo que es importante formarse y debatir sobre este tema en un momento en que bastantes de los que critican la parroquia parece que quieren quedarse con ella, o al menos con una parte de su misión.