jueves, 10 de diciembre de 2015

BUSCANDO UNA IGLESIA SIGNIFICATIVA

Por Javier OÑATE
(10/12/2015)


Me parece cierto que nadie tiene una definición acabada de en qué consiste hoy una Iglesia significativa para Europa. Y, sin embargo, somos bastantes los que opinamos que en el acierto a la hora responder a la cuestión de la significatividad se está jugando nuestra capacidad evangelizadora, de lo que se deduce que es justo esa respuesta la que debiera orientar nuestra acción. En mi opinión una Iglesia significativa:

es una Iglesia que vive lo que anuncia: el evangelio de Jesús de Nazaret; vuelve una y otra vez, individual y comunitariamente, al espíritu de las bienaventuranzas. Busca ese estilo de vida sencillo, atento a las personas, preocupado y ocupado con los pobres y contra la pobreza.

es una Iglesia sensible a lo que ocurre en la vida de cada día, conectada con las preocupaciones y las esperanzas de la gente. Que se hace eco de ellas. Que sufre con lo que impide una vida digna, y lo denuncia. Que se alegra con los avances médicos, educativos, culturales, políticos... Que simpatiza, sin ingenuidades, con cuanto nos humaniza.

es una Iglesia creyente, que "sabe de quién se ha fiado" y lo dice. Es una Iglesia deseosa de compartir su confianza en Dios, como nos lo enseña Jesús. Que no se olvida de que Dios "primerea" y no quiere, ni por acción ni por omisión, posponer esta confesión de fe.

es una Iglesia que asume entre los "suyos" distintas formas e intensidades de pertenencia y referencia. Soporta los atascos y ambigüedades que todo ello le acarrea. Huye del elitismo y del mesianismo. Es una Iglesia católica, heterogénea, plural. Es poco selecta.


es una Iglesia que se toma muy en serio la iniciación a la vida cristiana. No se conforma con transmitir algunas ideas teológicas o éticas. Se esmera en facilitar el encuentro con Jesucristo y el sí de la fe. Esta es una tarea pendiente todavía de que le dediquemos el tiempo y la lucidez que se merece.

es una Iglesia que necesita el encuentro sacramental con Jesucristo, y especialmente la eucaristía dominical. Dedica las fuerzas y los talentos necesarios para que ese encuentro sea participativo, auténtico, adaptado a nuestra cultura, con un lenguaje inteligible. Buscando la hondura.

es una Iglesia que aprecia mucho a los teólogos y a los agentes pastorales que ensayan nuevas formas verbales, simbólicas y existenciales que sirvan para proponer el Evangelio hoy y aquí. Y los necesita competentes —para no caer en el esnobismo—, valientes para arriesgar y humildes para contrastar.

es una Iglesia que afronta la ordenación de mujeres, la revisión de la moral sexual y el celibato optativo. Es una Iglesia que acepta y escucha a las personas homosexuales. Es una Iglesia que usa más de la comprensión que del juicio.

es una Iglesia ministerial que cuenta con los talentos y carismas de cada bautizado. Los integra al servicio de la convivencia y la misión compartida. Favorece su complementariedad respetando la diversidad y evitando la dispersión o la rivalidad. Es una Iglesia presidida por el ministerio ordenado al servicio de la comunión y la fidelidad al Evangelio.

es una Iglesia que asume sus conflictos internos; ni los oculta ni los alimenta. Para resolverlos utiliza las mismas actitudes que ella exige a la sociedad: respeto a las personas, presunción de inocencia, diálogo, búsqueda del consenso, compromiso con lo acordado, atención a los más débiles.

es una Iglesia comprometida con la noticia y el servicio a la dinámica del Reino sin evitar o desdibujar el anuncio de que ese Reino es de Dios. Aun sabiendo que este mensaje es, entre nosotros, “culturalmente incorrecto”. Quiere ser testimonio de Dios en un contexto de “desertización espiritual”.

es una Iglesia que relativiza los números. Sabe que una constante de la historia de salvación es que contó siempre con pocos para salar, fermentar e iluminar a muchos. Cuida la identidad y vitalidad de esos pocos sin caer en el narcisismo o en el fariseísmo.

es una Iglesia sinodal, en la que caminamos unidos. Por eso cuida la consulta, el diálogo, el discernimiento en común. Es una Iglesia de la escucha reciproca, en la que todos y cada uno tenemos algo que aprender y algo que enseñar. La sinodalidad es el marco en el que la Iglesia comprende la autoridad.

es una Iglesia atenta a los signos de los tiempos cuando interpreta y reelabora la experiencia histórica y sus acontecimientos señalando cómo el Espíritu de Dios actúa aquí y ahora, en la historia secular. Abierta a la plenitud escatológica desde el presente del Reino.






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