viernes, 14 de abril de 2017

Armagabetzeaz


Jose Mari Kortazar,
cura en Arratia y miembro del Foro de Curas de Bizkaia.


  1. Papel más proactivo?

La Iglesia en Bizkaia, creo yo, tiene dos corazones, dos sensibilidades.
El pasado 4 de marzo tuvo lugar en Zornotza el encuentro por la Paz—Bake Topaketa 2017, donde unas doscientas personas participaron en la jornada en la que se compartieron testimonios sobre el lema propuesto: «Bakerako zubilana – Sus heridas nos han curado».

Se escucharon a víctimas del terrorismo como también tuvo lugar un taller sobre la tortura. Estuvo presente Iceta pero no sé si luego habla mirando a la Iglesia de Bizkaia o a no quemar su prestigio como obispo mirando también a Madrid.

A nivel más sencillo, la Iglesia de Arratia organizamos una conferencia a cargo de Aintzane Ezenarro, directora del Instituto Gogora, que dejó un buen sabor de boca y es una prueba más de una Iglesia que quiere ser puente más que muro.

Este es un tema en el que Iceta no se encuentra cómodo y lo delega en la Comisión Diocesana de Paz y Reconciliación que la anima magistralmente el jesuita Manu Arrue.

Sólo así se pueden entender sus desafortunadas declaraciones junto a Munilla y  Elizalde, la ausencia de citar las víctimas de la tortura, etc.

A veces los veo como los patrones de una trainera empeñados en dar una ciaboga a una historia de años y no encuentran en sus diócesis suficientes remeros para nuevas rutas, y los que han traído de importación, tampoco están cómodos en este terreno de olas y marejadas muy criticadas desde la península.


  1. La presencia de Zuppi y la ausencia de los obispos de Euskal Herria

En la convocatoria de los autodenominados artesanos por al paz, ya estaba la representante del movimiento cristiano de Iparralde Atxik Berrituz como portavoz.

Yo le agradezco a Zuppi   no sólo su presencia en Baiona, lo más subrayado, sino su discreto trabajo de años por el desarme y la desaparición de ETA. No me parece posible que se haga presente sin el visto bueno de altas instancias del Vaticano. No es un párroco que se acerca a un encuentro sino un señor arzobispo que apoya el proceso desde hace tiempo.

¿Puede un obispo cristiano estar  contra el desarme organizado y total? No. Otra cosa es que se haga presente y por qué no se les ha invitado.

La vía Parolin, un hombre de confianza del actual Papa Francisco, parece que es  la que más recorrido ha tenido esta vez, en lugar de la autopista vía Madrid que lleva tiempo cerrada, pero que muchos obispos la ven como escalera de promoción eclesial, lo más contrario a ese Jesús que el Jueves Santo se levanta, se despoja de sus mantos y prestigios y se pone a lavar los pies de víctimas de ETA y de la tortura, por poner dos ejemplos.

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