martes, 14 de mayo de 2024

Muere Honorio Cadarso, cronista

Ayer solo tuve fuerzas para dar la noticia. Me ha afectado más de lo esperado. Aunque siento que me sigue dando ánimos para mantener vivo ATRIO, también siento una invitación a “plegar” que decimos en catalán-valenciano. Prometí recoger el resumen de su paso por ATRIO y proyectos truncados. Lo haré, espero. Pero, entretanto, he estado editando dos artículos que me ha enviado Isabel esta misma mañana y que se centran en su labor -profesional al principio y expresión de su vocación de escritor después-, en la comarca de Durango donde había arraigado su vida. AD.


Fuente:   ATRIO

Redacción de Atrio

13/05/2024

Durangaldea llora la muerte de uno de sus cronistas de lujo. Honorio Cadarso, conocido también por su pseudónimo de ‘C. Labraz’, fue un narrador brillante, gran conversador y luchador tenaz por las causas que consideraba justas. Columnista de durangon.com, falleció en la madrugada del domingo a los 91 años.

Nacido en Corera, La Rioja, empezó a escribir artículos sueltos para diarios y revistas en 1956. Desde 1985 lo hizo de forma habitual en la sección local del periódico ‘El Correo’. Parte de esas publicaciones las recogió en el libro ‘Amillanpetik. Crónicas de Anboto y Gorbea’, que vio la luz en 2002.

Pero no fue el único que publicó. En agradecimiento al Premio Naiara que recibió por parte del colectivo ‘Laminiturri’ por su contribución “a la amistad entre La Rioja y Euskal Herria”, escribió el poemario ‘Rioja y Txakoli’ en 2004 y diez años después le dedicó un homenaje a Juan Ramón Jiménez en ‘Romero y yo’, un repaso a la forma de vida de los años 40 en la tierra que le vio nacer.

Ciudadano del mundo, estudió Teología y fue sacerdote durante diez años. “La vida me llamó a continuar por otros derroteros y para huir de la opresión de España marché a Francia tras la mujer que me había hecho repensar mi vida”, explicaba en la sinopsis de su último libro. Llegó a Euskal Herria en 1980. Primero se asentó en Iurreta y después fijó su residencia en Amorebieta-Etxano.

 

“La poesía, el mejor vehículo para expresarme”

En los últimos años fue columnista de durangon.com y de la revista ‘Atrio’. También impartía clases de francés a un grupo de mujeres en Amorebieta-Etxano.

La jubilación me ha permitido repensar toda mi vida, cristalizar y cuajar ideas hasta hoy imprecisas, profundizar, leer… y he comprobado que la poesía es el mejor vehículo para expresarme, para dar cuerpo y vida y concreción a mis pensamientos. Liberado de la presión y la urgencia de cada día, de la urgencia de la noticia, de la realidad que se impone, la poesía me ha permitido decirme a mí mismo y decir las cosas sin prisas, buscar la palabra más ajustada y la imagen más bella y expresiva”, reflexionaba en errioxa.com.

 

Lee aquí la columna que le ha dedicado la periodista Mertxe Arratibel. Goian bego Honorio!

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Adiós, querido Honorio

MERTXE ARRATIBEL

Se nos ha ido Honorio. Honorio Cadarso o C. Labraz, como firmaba en ‘El Correo’, donde dio sus primeros pasos como cronista. Cuando lo conocí, yo acababa de terminar Periodismo y tenía veintipocos años. El, cincuenta y tantos. Una diferencia de edad suficiente como para apreciar su sabiduría y aplomo.

Honorio era todo un fenómeno y había muchas cosas que me gustaban de él. Lo primero, que se partía el lomo para llevar el sustento a su familia. Claro que su mujer, Isabel, tampoco se quedaba atrás -casa y huerta- en la dura tarea de cuidar y educar a tres criaturas, Montse, Rosa y Breogán.

Ejercía de mozo de almacén en un concesionario, oficio que siempre me pareció muy poca cosa para él. Al terminar su jornada, se acercaba a la delegación del periódico en Goienkale a desplegar sus talentos y sacarse un sobresueldo.

No perdía el tiempo. Llegaba, se sentaba y tecleaba en el ordenador sin levantar cabeza, hacía sus propuestas para los días siguientes y se marchaba. En ocasiones, conversaba en la oficina, pero no siempre tenía tiempo. Los fines de semana era él quien informaba de las fiestas y actos de pueblos y barrios de alrededor de Durango. También elaboraba elegantes crónicas deportivas. Nunca decía que no a ningún encargo. Hay que atribuirle al delegado comarcal de entonces, Manu Moreno, el acierto de su fichaje.

A Honorio le encantaba escribir, escuchar, aprender. Recorrer toda la comarca y hacer amistades de toda condición allá por donde pasaba. Era un periodista sagaz y un observador atento.

Yo siempre he sido de tomar muchas notas para elaborar mis informaciones y nos hacía mucha gracia, a la vez que nos admiraba, que él, con cuatro datos en un cuarto de folio, fuera capaz de confeccionar impresionantes crónicas. Tenía madera de escritor y ello se reflejaba en la calidad de sus textos.

Otros dos rasgos suyos que me impresionaban eran su sabiduría –me encantaba escuchar sus opiniones sobre cualquier tema– y su denodada implicación en cualquier lucha por la justicia. También era sindicalista y muy combativo. De izquierda, de CC OO. Del lado de las personas más desfavorecidas, siempre.

Era sindicalista y muy combativo. De izquierda, de CC OO. Del lado de las personas más desfavorecidas, siempre.

De su vida, nos contó que había sido cura, cura obrero, y que se había secularizado. Había estado exiliado en París y a la vuelta emigró de su comunidad de origen, La Rioja, al País Vasco. Vivió, primero, en Arriaundi, en una casa con huerta, después en San Antonio (Amorebieta) y luego en el casco urbano de esta localidad.

El seminario, aparte de una sólida cultura le proporcionó una exquisita formación musical. Nos sorprendió cuando se presentó a tocar el órgano en la boda de nuestra compañera Yolanda Ruiz. ¡Qué realce dio a la ceremonia!

Siguió escribiendo en ‘El Correo’ hasta su jubilación y quizás algo más allá. Luego se prestó a escribir suculentas columnas en ‘Durangon’. Lo hizo desde 2010, cuando se fundó este digital.

También colaboró con la revista religiosa ‘Atrio’, pues nunca perdió la fe. Precisamente, como contó en esa publicación, la confianza en Jesucristo le ayudó a sobrellevar las secuelas de una enfermedad que le dejó postrado en una silla de ruedas y sin apenas poder escribir en los últimos tiempos. Grande hasta el final. Descansa en paz, querido Honorio.

 

 

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