martes, 21 de mayo de 2024

Manifiesto del VIII Encuentro de Redes Cristianas: «Las desigualdades: desafíos y propuestas»

Fuente:   Redes Cristianas

Por   Raquel

19/05/2024

 


Nosotras y nosotros participantes en el VIII ENCUENTRO DE REDES CRISTIANAS que coordina a más de 100 grupos y asociaciones, sobre “DESIGUALDADES: DESAFÍOS Y PROPUESTAS” nos hemos reunido en Madrid los días 17, 18 y 19 de mayo para analizar y discernir sobre las diferentes manifestaciones de desigualdad que sufren nuestra sociedad y nuestra iglesia e impiden la construcción comunitaria.

Desigualdades socio-económicas: En 2023 el 1% de la población española acumulaba el 23% de la riqueza nacional- La causa principal de las diferencias económicas en España se encuentra en condiciones laborales, por las todavía elevadas tasas de paro y precariedad. La salida de la última crisis ha consolidado el triunfo práctico del capitalismo neoliberal. La exclusión social y la desigualdad, características estructurales en el capitalismo, están siendo naturalizadas ante la opinión pública.

Las provocadas por las crecientes migraciones: los trabajadores migrantes sufren una desigualdad más sangrante. Se conculcan sus derechos humanos y laborales y se criminaliza a las personas y organizaciones que les brindan asistencia. El Pacto Europeo sobre Migración y Asilo supone la manifestación más clara de la deriva anti derechos de la U.E. Los procedimientos de la Ley de Extranjería, particularmente los CIEs,se convierten en instrumentos de sufrimiento inútil. Nuestra sociedad ha normalizado que no todas las vidas humanas valen lo mismo.

Desigualdades que provocan el cambio climático: el sistema vigente se basa en un modelo económico que promociona la captura de beneficios por parte de las élites
y acelera la destrucción del medio ambiente, repercutiendo más en los que menos contaminan. La crisis climática ha aumentado las desigualdades entre países e individuos ricos y pobres ya que el poder económico prevalece sobre el poder político lo que limita las actuaciones por parte de los gobiernos.

Desigualdades de identidad personal y género: Reconocemos los avances legislativos que se han producido en nuestro país, también sus límites. La institucionalización del feminismo va avanzando entre luces y sombras. Perviven aún elementos de la sociedad patriarcal, el no reconocimiento de la igualdad de derechos sociales y laborales de la mujer con la violencia como síntoma más claro. Los medios de comunicación son factores decisivos en estos avances y limitaciones. Persisten desigualdades aún mayores en otras sociedades Estas desigualdades también están presentes en nuestra realidad eclesial: en las estructuras de gobierno a nivel de iglesia universal y en nuestras comunidades locales. Y, como consecuencia, en el modo clerical de ejercer la autoridad a todos los niveles: participación-comunión -misión. A pesar de las orientaciones del Concilio Vaticano II, persisten al interior de la iglesia desigualdades de clase (clérigos, laicos, vida consagrada) y de género.

Nos solidarizamos con quienes sufren las consecuencias de estas desigualdades y hacemos una llamada a tomar medidas concretas para construir un futuro más inclusivo e igualitario. Son propuestas que refuerzan la esperanza de que «un mundo mejor es posible».

Ante las desigualdades socio-económicas: no podemos seguir avanzando como si la propagación de la pobreza no tuviera ninguna causa. Es una responsabilidad que involucra a todos, crear las condiciones adecuadas para  permitir que cada persona viva de manera digna, garantizando unas condiciones de trabajo y unos salarios decentes y cumpliendo el mandato constitucional de una fiscalidad justa y progresiva que haga posible la implementación de los derechos sociales básicos para todos los ciudadanos.

Ante las provocadas por las migraciones: recordamos una vez más, algunos principios fundamentales: que la migración es un derecho humano, que sigue vigente el derecho de asilo para todos, que hay un derecho a la vida también para los que van en patera. Necesitamos una justicia valiente que encauce y busque responsables de que estos derechos no se respeten. Apoyamos a las personas y grupos que analizan lo que está pasando y construyen comunidad y la defensa que los mismos migrantes hacen de sus derechos.

Ante las desigualdades provocadas por el cambio climático: Cuidar del planeta, nuestra casa común. Cuidarlo comunitariamente; nadie se salva sólo. – Educar en pautas de consumo responsable. – Colaborar con los movimientos ecologistas. – Votar programas que planteen medidas políticas para una transición justa. – Considerar el acceso a las energías limpias como un derecho social básico para todos.

Las asambleas ciudadanas, como herramienta para concienciar, participar, presionar a los poderes fácticos.

Ante las de identidad personal y género: Recorrer los caminos para el encuentro y la igualdad. Ante todo, conocer las situaciones de desigualdad, no ocultarlas y reconocer que somos corresponsables de sus causas. Tomar conciencia de que el ecofeminismo está siendo ya en muchos países un movimiento transformador del modelo de sociedad. No hay economía, ni tecnología ni política ni sociedad sin naturaleza y sin cuidados. La educación, en el sistema educativo y los medios de comunicación, de las jóvenes generaciones supone un factor clave para un proceso emancipador.

Ante las que están presentes en nuestra realidad eclesial: El Concilio Vaticano II presenta la iglesia como pueblo. La dignidad bautismal nos constituye en sus miembros vivos y activos . Nuestra pertenencia no se realiza con la mera adhesión a lo que viene de arriba sino con la participación de quien se siente corresponsable de su tarea en nuestras sociedades. La recuperación de la espiritualidad y el método sinodal, propuesta por Francisco, ha de superar la clericalización tradicional de la iglesia, dando lugar a comunidades de base cuyos miembros “caminan juntos” con lucidez crítica y valentía, respetando sus distintos carismas y responsabilidades.

Francisco en “Fratelli Tutti” invita a “Constituirnos en un “nosotros” que habita la casa común. Se necesita una comunidad que nos sostenga, que nos ayude a mirar hacia delante”. Por nuestra parte, nos comprometemos a seguir aportando nuestro esfuerzo para «ser levadura en la masa» sumando sensibilidades por la justicia y la paz. Reconocemos la diversidad como un valor y buscaremos el trabajo conjunto en la construcción de un mundo, dónde todos puedan vivir en dignidad y plenitud.

 

 

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