BONN‐ En su comentario, Joachim Frank recuerda la visita ad limina de los obispos alemanes. Sobre todo, una palabra que los representantes de la Curia han dicho varias veces en sus discursos en relación con el escándalo de abuso y que le molesta.
Fuente: katholisch
Por Joachim Frank
28/11/2022
A veces, una sola palabra es suficiente para entender los abismos que separan a dos partes en los conflictos. En la disputa entre el Vaticano y la mayoría de los obispos alemanes sobre el camino sinodal, nos encontramos con la palabra "cosiddetto", el “llamado”.
Es una palabra que se ha escuchado varias veces en los discursos de los principales representantes de la Curia, en relación con el escándalo de abuso, informan los participantes. En el texto del discurso del cardenal curial Marc Ouellet se incluye expresamente: las propuestas del Camino sinodal "no resolverían las llamadas 'causas sistémicas' de abuso", afirmó el Prefecto de la Congregación para los Obispos, abogando por una "moratoria".
Esta posición fija una separación abismal. La negación de factores estructurales e institucionales no sólo elimina la necesidad de combatirlos. Sobre todo, emite el mensaje de que todos los esfuerzos para hacerlo parecen ser "un abuso del abuso" para otros fines (el texto alemán del discurso de Ouellet afirma que se “ha explotado” el "asunto de los casos de abuso").
El “abuso del abuso” es, por supuesto, en detrimento de la Iglesia. Porque si su doctrina y constitución contienen sólo "supuestas" y no verdaderas causas sistémicas de abuso, ¿qué pueden ser las propuestas de reforma que propone el Camino sinodal sino un ataque destructivo contra la santa Iglesia?
Se entiende que entre este pensamiento –ciego a la realidad, ignorante frente a innumerables estudios científicos, pero sobre todo sin sentido en lo referente a los "asuntos" de las víctimas de abusos– y los esfuerzos del camino sinodal se encuentren con una enorme brecha, casi insuperable.
Cualquiera que use la palabra "llamado" con intención evaluativa quiere devaluar lo que sea. ¿Qué le parece al cardenal Ouellet que, después de su discurso a los obispos durante la visita ad limina, fuera reconocido como el representante del llamado Magisterio? Y si esto, ¿no fuera algo completamente erróneo? No tendría más remedio que soportar tal adjetivo si los hombres de Iglesia, todavía en el año 2022, siguen haciendo declaraciones tales como las "llamadas causas sistémicas". Cuando ello acontece, dichos eclesiásticos no tienen nada que decir.
Los obispos alemanes no han dejado que el cardenal Ouellet lo haga. Su supuesta moratoria fue rechazada. El camino sinodal continúa. Depende del propio Vaticano si la autodestrucción progresiva del llamado, eventualmente, poder, se convertirá, por fin, en autoridad.
Por Joachim Frank
El autor
Joachim Frank es corresponsal jefe de "DuMont" y miembro del editor en jefe del "Kölner Stadt-Anzeiger". También es presidente de la Sociedad de Periodistas Católicos de Alemania (GKP).
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