jueves, 6 de marzo de 2025

'Ordo amoris', la gran discusión

La importancia del lenguaje religioso en la nueva situación mundial

Fuente:   La Vanguardia

Por   Enric Juliana

Madrid

04/03/2025


Una imagen del vídeo difundido la semana pasada elaborado con inteligencia artificial Propias

Ordo amoris. El orden del amor. Si el Papa no se hubiese puesto gravemente enfermo, la discusión abierta con JD. Vance sobre la jerarquía del amor habría traspasado los límites de las publicaciones religiosas. ¿El amor al prójimo se organiza en círculos concéntricos, perfectamente jerarquizados, primero los más próximos y después ya veremos? ¿Hemos de dejarnos conmover por la desgracia o la injusticia que padecen personas que nos son lejanas? Universalismo o un orden moral ceñido a lo más próximo. Es la discusión. Es la gran discusión.

Lo que faltaba: la religión. Sin la religión quizás no podamos entender la vertiginosa curva del siglo XXI. Los mapas no lo explican todo aunque sean imprescindibles. No todo obedece a la tremenda aceleración de la tecnología. Mejor dicho, la aceleración tecnológica invita a la religión a volver a actuar de calmante. La religión reaparece como guía y refugio en medio del caos. “Religare”. Reunir. Agrupar.

Vamos a situarnos. Washington / Roma, febrero del 2025. Después de las primeras órdenes presidenciales para proceder a la captura y deportación de inmigrantes indocumentados en Estados Unidos, el Papa dirige una carta a los obispos norteamericanos exhortándoles a defender la dignidad humana y a combatir la identificación de la inmigración con la criminalidad. Cuando Francisco hace pública la carta, el 10 de febrero, la nueva Secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, ya ha aparecido en un vídeo proclamando que va a limpiar el país de “basura”. Antigua gobernadora de Dakota del Sur, propietaria de un rancho, comparece ataviada con un chaleco policial. Después de la carta de Francisco, la Conferencia Episcopal de Estados Unidos presenta una demanda judicial contra el Gobierno federal por el recorte de fondos para la asistencia a los inmigrantes.

 


El papa Francisco en una imagen del 2023 MIGUEL RIOPA / AFP

En medio de ese pulso, estalla una discusión teológica a propósito de unas palabras de San Agustín reivindicadas por el vicepresidente JD Vance como fundamento moral de su política. “Vive justa y santamente el que tiene el amor ordenado, de suerte que ni ame lo que no debe amarse, ni no ame lo que debe amarse, ni ame más lo que ha de amarse menos, ni ame igual lo que ha de amarse más o menos, ni menos o más lo que ha de amarse igual”.

¿Qué orden debe mantener el amor al prójimo? En unas primeras declaraciones como vicepresidente, Vance, católico converso desde hace seis años, apeló a San Agustín y a Santo Tomás de Aquino para establecer la siguiente jerarquía: “Amas a tu familia, y luego amas a tu vecino, y luego amas a tu comunidad, y luego amas a tus conciudadanos de tu propio país. Y después de eso, puedes enfocarte y priorizar el resto del mundo”. La familia, la comunidad y la nación por delante. Según Vance, la “extrema izquierda” ha invertido los términos del ordo amoris poniendo el acento en los más lejanos.

Su apelación a San Agustín no es casual. La lectura de La Ciudad de Dios de Agustín de Hipona influyó mucho en su conversión. Hijo de una familia pobre de Ohio, vivió una infancia muy dura y desgraciada, fue soldado en Irak, donde se desengañó del neoconservadurismo (atención, José María Aznar) que prometía instaurar la democracia por la fuerza allí donde hiciera falta. Quedo impresionado por la guerra y por la destrucción de la comunidad cristiana iraquí. Estudió Derecho, escribió una autobiografía sobre la dureza de sus orígenes (Hillbilly, una elegía rural, Deusto) y la popularidad adquirida en medios conservadores tras la publicación de ese libro le aproximó a la política. Vance no es un neoliberal clásico. Es un católico integrista que repudia a la élite liberal de Estados Unidos y propugna un gobierno fuerte para enderezar el rumbo de la nación desde los valores religiosos. Considera que el día de su bautizo se unió a La Resistencia. Su pensamiento no está muy lejos de los nacionalistas rusos.

 


Representación de San Agustín Propias

El Papa respondió a Vance sin citarlo. En su exhortación a los obispos de Estados Unidos se refirió al ordo amoris reivindicando el amor cristiano como una “fraternidad abierta a todos”. Esas son sus palabras en el punto sexto del documento remitido al episcopado norteamericano:

“El amor cristiano no es una expansión concéntrica de intereses que poco a poco se amplían a otras personas y grupos. Dicho de otro modo: ¡La persona humana no es un mero individuo, relativamente expansivo, con algunos sentimientos filantrópicos! La persona humana es un sujeto con dignidad que, a través de la relación constitutiva con todos, en especial con los más pobres, puede gradualmente madurar en su identidad y vocación. El verdadero ‘ordo amoris’ que es preciso promover, es el que descubrimos meditando constantemente en la parábola del “buen samaritano” (cf. Lc 10,25-37), es decir, meditando en el amor que construye una fraternidad abierta a todos, sin excepción”.

Francisco centró el debate y Vance rehusó la discusión. En su lugar salió a la palestra Rusell Reno, director de First Things, publicación del ala más conservadora del catolicismo estadounidense. “El resultado práctico de la carta del Santo Padre no es otra cosa que la posición globalista y de fronteras abiertas, teologizada con ligereza. Esta, insinúa Francisco, es la única posición permitida para los verdaderos cristianos que honran el amor universal de Cristo. No envidio a los obispos. La migración masiva se ha convertido en el tema político central en todo Occidente. Los fracasos económicos y culturales del acuerdo posterior a la Guerra Fría convergen en esta cuestión. La globalización se vendió al público como una situación en la que todos salían ganando. La prosperidad se extendería al resto del mundo, mientras que los países occidentales cosecharían beneficios económicos. Se ha creado una gran riqueza, pero ha ido a parar a los que están en la cima de la escala económica. Mientras tanto, la afluencia de inmigrantes económicos, que constituyen la gran mayoría de los que llegan a los países occidentales, ha aumentado la oferta de mano de obra barata, suprimiendo así los salarios de la clase trabajadora. La misma globalización fue acompañada por un cosmopolitismo utópico, una visión multicultural de fraternidad abierta a todos, como dice el Papa. Las realidades sobre el terreno han sido otras”, escribió Reno.

La revista America, publicación de la Compañía de Jesús, respondió al director de First Things apelando a la universalidad del cristianismo: “El señor Vance -y el señor Reno y otros que le siguieron- no siguen a Santo Tomás de Aquino al reconocer que el amor de Dios es el fundamento, el centro y el corazón animador del orden cristiano del amor. Dios ama a todo el orden creado y a los seres humanos como participantes de ese mundo más amplio. Puesto que todas las personas son creadas a imagen de Dios, compartimos una igualdad fundamental de dignidad intrínseca. La universalidad del amor divino y su expresión en la creación de la persona humana proporciona la base del compromiso cristiano de desear el bien de todo prójimo sin excepción. (…) Jesús consideraba a todos los siguientes como vecinos: viudas y huérfanos, pobres, enfermos y discapacitados, marginados sociales y, sí, trabajadores extranjeros”.

 


El vicepresidente de EE.UU. JD Vance Nathan Howard / Reuters

Hace unos días ha entrado en liza el cardenal Paul Richard Gallagher, de nacionalidad británica, secretario de la Santa Sede para las relaciones con los Estados (cargo equivalente al de ministro de Asuntos Exteriores) con una larga entrevista, también en la revista America: “En casi todas partes del mundo hay problemas de migración, pero tenemos que volver a mirarlos. Se trata de personas, no son sólo números. Son personas que han creado hogares y han establecido comunidades. Esta es una de las cosas que el Papa sigue repitiendo: no estamos tratando con estadísticas, estamos tratando con personas, con sus propias historias. Tenemos que tener un enfoque humano. Hay tantas personas en el mundo que han sido migrantes, regulares o irregulares. Obviamente, hay abusos y violaciones de las leyes, pero tenemos que afrontar estos problemas de manera humana, desde un punto de vista cristiano, de una manera caritativa”.

El orden del amor. Es una gran discusión, sin duda. Interesantísima, planteada en términos teológicos. ¿Cuál es el orden del amor del presidente Trump? Hace una semana, el presidente de los Estados Unidos difundía un fantasioso vídeo en el que aparece su estatua en oro como símbolo de la franja de Gaza, convertida en lujoso resort turístico después de la masacre de 40.000 personas. Una nueva deidad en la tierra de Israel. Éxodo 32: “Cuando el pueblo vio que Moisés tardaba en bajar de la montaña, erigió un altar a un becerro de oro”. La IA que editó ese video había leído la Biblia.

¿Cuál es el orden del amor de Vance? El vicepresidente se convirtió al catolicismo acompañado por un amigo suyo llamado Rod Dreher que acabaría optando por el cristianismo ortodoxo como verdadero refugio de la fe. Dreher considera que el cristianismo ha entrado en vías de extinción en los países de la Unión Europea. “Si quieres ser un fiel seguidor de Cristo, es muy difícil participar en la vida moderna”, declaraba en una entrevista reciente. Ha conectado con las raíces del tradicionalismo ruso, adora la obra de Aleksandr Solzhenitsyn, y es amigo del metropolita de Budapest, Hilarion, que durante años estuvo al frente de las relaciones eclesiásticas exteriores del Patriarcado de Moscú. Dreher forma parte de la galaxia Órban. Vive en la capital húngara animando las actividades de la fundación Danube, directamente conectada con la fundación Heritage, inspiradora del programa de actuación del actual Gobierno de los Estados Unidos. En los círculos concéntricos del vicepresidente de los Estados Unidos, Moscú está más cerca que Kiev. Quedó claro el pasado miércoles por la noche mientras vapuleaba a Valodímir Zelenski en el Despacho Oval de la Casa Blanca. Él dirigió el ataque.

Sin la religión no entenderemos el mundo que viene. Cuando se celebre cónclave en Roma van a crujir todos los pilares de la tierra. 

 


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Identifícate con tu e-mail para poder moderar los comentarios.
Eskerrik asko.