Fuente: Noticias Obreras
05/03/2025
Con gran asistencia de público se celebró el 25 de febrero en la Catedral de Palencia una Eucaristía en honor y por el eterno descanso de D. Nicolás Castellanos, que falleció en Bolivia el día 19 del mismo mes de febrero.
Había sido obispo de la diócesis palentina de 1978 a 1991, año en el que renunció a seguir siendo obispo para ir, como misionero, a Bolivia, a Santa cruz de la Sierra, para mejor servir a los pobres.
Su talante humano y cercano le granjeó el cariño y aprecio de los palentinos por su sencillez y empeño en el servicio a los pobres.
¿Qué significó la irrupción de D. Nicolás como obispo de Palencia en relación con la Pastoral Obrera?
D. Nicolás siempre estuvo cercano a los Movimientos Apostólicos, tanto del mundo rural, como de la JOC, quien la impulsó y reinició en Palencia, y la HOAC, apoyando y defendiendo los pronunciamientos que hacía ante las situaciones y problemas de los trabajadores de la provincia
Durante su episcopado se celebró un Consejo de todo el presbiterio sacerdotal de la diócesis cuyo tema fue la Pastoral Obrera, preparado por los curas que estaban en los Movimientos de la JOC y de la HOAC y en parroquias de barrios obreros y en la que ya se pusieron de manifiesto las resistencias de ciertos sectores al concepto de pastoral y al concepto de compromiso de la Iglesia con los pobres y el mundo obrero.
D. Nicolás fue consagrado como obispo de Palencia el 30 de Septiembre de 1978; desde aquel primer día D. Nicolás apostó por potenciar “una iglesia renovada de la comunión para la misión” siguiendo las pautas del concilio Vaticano II. Eran tiempos en los que se estaban produciendo cambios importantes en la sociedad española, pues pasábamos de una dictadura de más de 40 años a una democracia tras un ejercicio interesante de consenso.
La provincia comenzaba a dar pasos de ser eminentemente rural a una cierta industrialización, más obrera. Fue, precisamente, la toma de conciencia de esta nueva situación la que había movilizado a un grupo de sacerdotes más sensibilizados a reunirse; grupo que ha venido reuniéndose con una identidad clara de “Grupo de sacerdotes de Pastoral Obrera” durante casi 30 años.
En el año 1989 pusieron en marcha, con el apoyo de D. Nicolás, la publicación de la revista “Letras para la Utopía”, que durante muchos años contribuyó de manera significativa a la concienciación sobre la dimensión social de la fe a los cristianos de Palencia, y a otros simpatizantes que la leían con entusiasmo y agradecimiento.
A partir de esta presencia de D. Nicolás, con unos planteamientos basados en la participación y el diálogo, lo que ahora llamamos sinodalidad, se produjo una reestructuración de la pastoral diocesana, la cual repercutió en la animación de la Pastoral Obrera de un modo muy positivo.
Para ello, enseguida, se produjo una reunión en la que participaron junto a D. Nicolás, miembros de los movimientos especializados, miembros del grupo de sacerdotes anteriormente citados y otros sacerdotes de barrios periféricos. Como conclusión y fruto de la reunión se creó el primer Equipo de Pastoral, germen de la futura Delegación de Pastoral Obrera.
Tras una serie de consultas realizadas por el obispo en distintos ámbitos, en febrero de 1979, se constituye un amplio Equipo de Gobierno y Acción Pastoral, del que forma parte el primer delegado de Pastoral Obrera de Palencia.
A lo largo de 1979 se elabora un Proyecto de Pastoral por parte de todas las Delegaciones y donde la Delegación de Pastoral Obrera define sus objetivos y competencias. En este sentido cabe destacar el esfuerzo que se hace en la Diócesis, a través de los nombramientos, para que las parroquias con carácter más obrero sean animadas por pastores más sensibles a esta realidad.
Un hecho singular que se llevó a cabo en Palencia fue la celebración de un Consejo presbiteral monográfico sobre la Pastoral Obrera, fruto de una honda preocupación que existía en la iglesia de Palencia por dar respuesta a la nueva situación de industrialización de la provincia. Esta preocupación quedó reseñada y remarcada en un pleno del Consejo en el año 1977; se fue madurando en los años sucesivos y se llevó a cabo, con la apuesta decidida de D. Nicolás, en 1985.
Se hizo cargo de la preparación del mismo la Delegación de Pastoral Obrera, quien entendió que debía aprovecharse la circunstancia para abrir un tiempo de reflexión y debate sobre” la evangelización del mundo obrero y de sus implicaciones en la pastoral diocesana”.
Después de un largo y rico debate y muchas aportaciones se decidió sacar un documento-síntesis que se entregó a todos los dinamismos pastorales y cuyo primer punto afirmaba con rotundidad:
“Entendemos que en este grupo de los más débiles y oprimidos del mundo, están incluidos no pocos de quienes pertenecen a lo que habitualmente llamamos mundo obrero. Ha de ser, pues, una tarea preferente de la iglesia evangelizar el Mundo Obrero.” Evidentemente una afirmación tan rotunda solo fue posible gracias al apoyo de D. Nicolás.
Importante también fue la tarea que D. Nicolás llevó a cabo en la Región del Duero. Promovió que sus compañeros obispos reconocieran y formalizasen el nombramiento para que el consiliario de la HOAC de Castilla y León visitara y promoviera en cada diócesis la Pastoral Obrera.
También, a nivel de Región del Duero, se celebraron algunos encuentros con las organizaciones obreras y sindicales, para dialogar sobre la situación del mundo del trabajo y ver cual debiera ser la postura a tomar por la Iglesia.
Finalmente es importante reseñar el apoyo que D. Nicolás siempre prestó a los curas obreros, curas que se hacían presentes y se encarnaban en el mundo del trabajo, curas que compartían las penurias, también las alegrías de la clase trabajadora. Ahí siempre estuvo, de alguna manera decidida, D. Nicolás.
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