jueves, 24 de octubre de 2024

¿Por qué un Cardenal controla e impone en el Sínodo?

Nuevamente en el Sínodo de la Sinodalidad, el cardenal Víctor ‘Tucho’ Fernández, muestra un modus operandi impositivo y poco serio. Tiene un afán controlador y no puede evitar sentirse por sobre la Asamblea. A pesar de que el Papa Francisco le pide a los purpurados ser ‘servidores’ y no ‘controladores’.

Fuente:     Reflexión y Liberación

Por:   Editor

21/10/2024

 

Indignación y frustración en los delegados del Sínodo. Es la reacción a la reunión sobre el Grupo de Estudio número 5 sobre las mujeres Diáconas. Tomamos como punto de partida la  reflexión analítica de la periodista especializada Colleen Dulle:

Los delegados del Sínodo entraron al Aula Sínodal en busca de respuestas sobre el Grupo de Estudio 5 secreto creado por el Vaticano que tenía la tarea de examinar la posibilidad de ‘ordenar mujeres diáconos’. Fuentes independientes confirmaron los detalles del encuentro. La mayoría de los miembros del sínodo presentes creían que se estaban reuniendo con miembros del anunciado Grupo de Estudio.

En cambio, los delegados -entre ellos cardenales, obispos, sacerdotes, religiosos y laicos- fueron recibidos por dos responsables del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, quienes dijeron que no pertenecían al ‘Grupo de Estudio’. Pidieron a los delegados que hicieran fila para recibir media página invitándolos en varios idiomas a ‘enviar sus opiniones por escrito a la siguiente dirección de correo electrónico’. Revisando una copia de esta hoja, notamos que la dirección de correo electrónico indicada no es la misma que se distribuyó en otras reuniones de Grupo durante el Sínodo.

Según personas presentes en la reunión, que solicitaron el anonimato porque la reunión era confidencial, algunos de los participantes controlaron la reunión: un teólogo, miembro sin derecho a voto del Sínodo, se ofreció a distribuir los documentos para que los delegados pudieran hacer preguntas a los funcionarios Vaticanos. Durante el resto de la reunión de 75 minutos, los delegados hicieron preguntas a los dos funcionarios. Los representantes del Dicasterio intentaron responder. Pero después de un corto tiempo  comenzaron a escribir cada pregunta y a agradecer a los delegados por sus comentarios.

Otro participante, señaló que los delegados sinodales presentes en la sala estaban ‘muy indignados y frustrados’, añadiendo que la forma en que se llevó y controló en todo momento la reunión ‘lo había dejado profundamente consternado’.

Ambos funcionarios Vaticanos se presentaron sólo por su nombre de pila, pero uno de los presentes fue identificado más tarde como  Andrew Liaugminas, un sacerdote de la Arquidiócesis de Chicago que trabaja para el Dicasterio bajo la dirección del cardenal ‘Tucho’ Fernández. El P. Liaugminas, explicó que el Grupo de Estudio 5 estaba siguiendo el proceso ordinario del Dicasterio para preparar documentos al Papa: pedir opiniones a los consultores, preparar un documento y hacerlo aprobar por su ‘consejo’ permanente de obispos, clérigos, religiosos y expertos laicos.

Los funcionarios Vaticanos no respondieron a las preguntas sobre qué consultores se habían involucrado en el estudio, o por qué el grupo estaba procediendo de manera diferente a otros grupos, y sólo dijeron que no habían sido autorizados a proporcionar dicha información y que eran funcionarios mandatados ​​de recopilar comentarios. Señalaron que lo ideal sería recibir comentarios por escrito y expresaron su preocupación por el hecho de que no podrían escribir con precisión todas las preguntas que les formularon, una por una, los delegados.

En sus preguntas y comentarios, los delegados del Sínodo expresaron lo que una fuente llamó ‘intensa frustración’ porque ni el cardenal ‘Tucho’ Fernández ni los miembros del Grupo de Estudio 5 habían acudido a la reunión y que sus preguntas no fueron respondidas, al tiempo que dejaron en claro de no culpar a los dos funcionarios Vaticanos por la insólita situación.

También señalaron que la decisión de enviar a dos funcionarios del Dicasterio que no tenían autoridad para responder preguntas sobre el Grupo de Estudio fue una falta de respeto hacia los Delegados del Sínodo. Uno de los primeros en hablar, un obispo con experiencia diplomática, dijo que en las discusiones importantes es normal que cada parte envíe representantes del mismo nivel.

La actualización del Grupo de Estudio 5, sobre ‘algunas cuestiones teológicas y canónicas relativas a formas ministeriales específicas’, incluyendo ‘investigaciones teológicas y pastorales sobre el acceso de las mujeres al diaconado’, fue presentada por el cardenal ‘Tucho’ Fernández.

 A continuación el cardenal  sorprendió a la Sesión Sinodal de ese día cuando anunció que el Grupo de Estudio había desviado su atención del tema de las mujeres diáconos, que se le había encomendado abordar después del Sínodo del año pasado. ‘Basado en el análisis realizado hasta ahora… todavía no hay lugar para una decisión positiva’ sobre la ordenación de mujeres diáconos, dijo el cardenal en comentarios publicados el 2 de octubre en la Asamblea Sinodal. En cambio, el Grupo de Estudio se centró en las diversas formas en que las mujeres han ejercido la autoridad y liderazgo en la Iglesia.

Más tarde esa misma noche, el cardenal ‘Tucho’ Fernández envió una declaración a los participantes del Sínodo que no fue divulgada oficialmente a la prensa. Pidió disculpas por el ‘malentendido’ sobre su ausencia. “Me enteré del pesar expresado por algunos miembros del Sínodo por mi ausencia en la reunión de esta tarde con el Grupo de trabajo número 5”, escribió el cardenal en una traducción no oficial.

Yo mismo lamento el malentendido. En mi comunicación a la Asamblea del 9 de octubre ya había especificado que dos responsables del Dicasterio para la Doctrina de la Fe estarían presentes en la reunión. Esto no se debió a mi desinterés, sino a mi imposibilidad  de participar en el día y la hora previstos”. El cardenal añadió que estaba “contento de encontrarnos, el próximo jueves a las 16.30 horas, con los miembros del Sínodo interesados ​​en el tema del Grupo de Estudio n. 5 escuchar sus reflexiones y recibir de ellos cualquier documento escrito”.

Finalmente, desde ‘Reflexión y Liberación’, somos de la opinión que el cardenal ‘Tucho’ Fernández tiene el deber de responder con respeto a los delegados Sinodales. Es lo que el Papa Francisco trata de mostrar al mundo cada vez que se refiere al desarrollo del Sínodo de la Sinodalidad que ya está en su fase final y fuera de la pauta mediática internacional.

Por los hechos descritos in situ, llama la atención la forma y el estilo impositivo y controlador que más de una vez expone este cardenal argentino a cargo del Dicasterio para la Doctrina de la Fe. Fallida praxis que nos recuerda -en algunos aspectos- alguna forma de Clericalismo que el Concilio II invitó a dejar atrás de una vez por todas.

 

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