Fuente: Blog Rioja Alavesa
Por Julio Flor / Laguardia
11/06/2024
Ve a muchas ciudades a aprender de los sabios, nos bien aconsejaba Kaváfis. Siguiendo el consejo del poeta griego, el Blog ha organizado un acto en la villa amurallada de Laguardia este viernes 14 de junio.
Me refiero a la reunión de dos sabios en defensa de la humildad y la humanidad. Dos maestros de pensamientos elevados y selectas emociones. Una cita con miga y pan de pueblo.
Se trata de Antonio Mijangos y Ernesto Bustio, dos sacerdotes de 86 años. Dos pastores con vocación de servicio. Ambos nacieron en 1937, separados por 190 kilómetros por carretera, uno en Cantabria, el otro en Laguardia.
Encuentro de dos biografías
Los dos pasaron por el seminario. Ernesto nació en el pueblo de Güemes (Cantabria), en la casa donde hoy vive, ordenándose sacerdote en 1963, con 25 años. Antonio nació en Laguardia (Álava), en la calle Santa Engracia, ordenándose sacerdote en 1961, con 24 años recién cumplidos.
Los dos siguen siendo sacerdotes sesenta años después. Los dos quisieron formar parte de las misiones diocesanas de la Iglesia católica, los dos estuvieron en Ecuador sin cruzarse en el camino, incluso tienen amigos en común. Los dos manejaron una moto. A los dos les gusta el vino, faltaría más…
Son muchas las similitudes, los nexos en común, lo que establece entre ellos un poderoso vínculo, pero las diferencias también son importantes. Con sus vidas por separado, los dos son uno en la esperanza.
El cura obrero Ernesto Bustio es cántabro, del pueblo de Güemes, donde a su edad dirige un albergue de peregrinos (por allí han pasado 135.000 caminantes durante 25 años, de un total de 80 países de la Tierra) que es además un centro de actividades socio-culturales. Lleva dos parroquias. Siendo cura pidió un año sabático para recorrer parte de África y América en un vehículo todo terreno que cargó en un barco semipirata. Aquel año sabático duraría 27 meses. De sus viajes atesora 80.000 diapositivas.
El cura misionero Antonio Mijangos permaneció 14 años en América, en la misión de Los Ríos, en Ecuador. Está muy apegado a esta tierra a la que conoce y ama profundamente, y sin embargo en sus sueños conversa con la gente ecuatoriana, lo que viene a decirnos que una parte de su corazón quedó para siempre en Ecuador. Vitalmente activo, inquieto ante los problemas de los viticultores, cercano, dialogante y participativo, Antonio es el alma libre y documentada de la villa amurallada de Laguardia, un profeta en su tierra, donde creó con otros el sindicato UAGA de agricultores.
La del viernes 15 de junio será una tarde inolvidable en la Casa Garcetas de Laguardia, que tendré el gusto de presentar como periodista y buen amigo de ambos, a partir de las 19 horas, para ofrecer el rostro humano y profundo de dos caminantes conectados a la bondad, dos peregrinos de la vida, de la Universidad de la Vida. Dos bibliotecas andantes. Dos seres de luz. De lo cual levanto acta y doy fe.
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