miércoles, 5 de abril de 2023

Por qué bendecimos a las parejas del mismo sexo

Fuente:   Settimana News

Por: Luc Van Looy

05/04/2023


Quisiera proponer una serena reflexión acerca de la propuesta de los obispos de Bélgica sobre la bendición de las personas de tendencia homófila que deciden vivir un contrato compartido de por vida.

Durante años, los obispos de Bélgica han reflexionado y rezado sobre la situación de los homosexuales que, con toda serenidad y discernimiento, quieren vivir una vida cristiana comprometida con la Iglesia y la sociedad, conscientes de su situación de homófilos.

La Iglesia ama a todos y quiere integrar a todas las personas en la comunidad de los bautizados con su tendencia específica recibida del Creador.

Ofrecer una bendición a las parejas que deciden compartir sus vidas no significa considerar el matrimonio como su unión – esto nunca, en ninguna circunstancia – porque el matrimonio incluye la posibilidad de crear una familia. Al mismo tiempo, sin embargo, dos personas que se descubren homófilas tienen, como criaturas del mismo Creador, el derecho/deber de ser "fértiles" de otra manera y, por lo tanto, de colaborar en la construcción de la sociedad y de la Iglesia.

Sabemos que la Iglesia bendice coches, rosarios, objetos de todo tipo (¡incluso armas!), bendice a los que sufren, a los enfermos y a muchas otras situaciones. Es en esa lógica que también bendice a las personas que han recibido vida del Creador con una inclinación particular. Se trata, por tanto, de bendecir a las personas que viven en una situación específica y que pretenden, como cristianos, vivir una vida de fidelidad recíproca, porque la Iglesia desea que estas personas sean felices y creativas en la vida social y eclesial.

En una palabra, la Iglesia ama a estas personas en su propia situación. Las personas que continúan considerando la homofilia como una enfermedad deberían al menos recordar que Jesús vino, en primer lugar, "para los enfermos y no para los sanos".

En diálogo con la Santa Sede, los obispos no encontraron dificultades perjudiciales; por el contrario, fueron comprendidos en su intención de comenzar este experimento con una fórmula de oración aprobada por toda la Conferencia Episcopal. Además, una persona fue designada por la conferencia para acompañar esta experiencia.

Esperamos testimoniar que estas personas, que viven en "cierta pobreza", se sientan amadas por una Iglesia que quiere la felicidad de todos en la situación que el Creador les ha ofrecido.

El autor es obispo emérito de Gante.

 

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