miércoles, 23 de junio de 2021

"El ataque del Vaticano a ddl Zan parece un despecho de la Curia contra el Papa. Quien no vio necesidad alguna del mismo " (L'Espresso)

"Il sismografo"

L.B - R.C. -

22/06/2021

 

 

Cierta prensa que dice respetar a los católicos debe respetar primero al Papa y no usarlo para sus juegos de poder

 

 Tan pronto como leímos que la Santa Sede había remitido una nota al Gobierno italiano en la que se cuestionaba el Concordato (revisión de 1984) en el caso de Ddl Zan ("Medidas para prevenir y combatir la discriminación y la violencia por motivos de sexo, género, orientación sexual, identidad de género y discapacidad") sobre cuestiones de homofobia, transfobia, etc., especialmente las violentas, nos dijimos a nosotros mismos: pronto alguien, entrevistado  sobre el asunto, dirá que el Papa no sabía nada sobre el referido documento…

Han pasado menos de tres horas y volvemos como cuando se escribió que Francisco no conocía o no estaba de acuerdo con el documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe que prohibía, hace unos meses, las bendiciones del clero a las parejas LGBT+. También ahora, se repite el modelo ya probado en ocasiones anteriores.

De hecho, L'Espresso online, un semanario muy cercano al Santo Padre, guía y artesano de la campaña contra el cardenal Angelo Becciu, sale con esta historia: "El ataque del Vaticano a ddl Zan parece un despecho de la Curia contra el Papa. Quien no sintió necesidad alguna de dicho aviso"- Es una frase atribuida al padre Alberto Maggi. (Texto)

 

Lo que está sucediendo es delicado y en cierto modo grave.

Sería preciso poner fin al juego de lobos que asedian al Papa. Es probable que así haya sido durante siglos. Sin embargo, hacer creer a la gente —recurriendo a un relato singular— que cosas de la seriedad y gravedad como las dos reseñadas suceden a espaldas del pontífice, no es aceptable.

Sería mejor que en estos momentos, como lamentablemente no se ha hecho en el caso anterior de las bendiciones a las parejas homosexuales, y también en otros, pedir al Papa o a la Sede Apostólica una aclaración precisa. No se puede seguir con el tira y afloja que luego deja todo en suspenso. El Pueblo de Dios no puede quedar sumido en la duda permanente. Esta narrativa daña enormemente el prestigio y la credibilidad del Papa Francisco, ya que hace que se le perciba como un pastor no lineal, no transparente, manipulador de lo verdadero y de lo falso.

 

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