Benedictina
National Catholic Reporter
La Academia Americana de Religión y su
asociación adjunta, la
Sociedad de Literatura Bíblica, es conocida por reunir
teólogos avanzados de diversas denominaciones para favorecer la polinización
cruzada entre lo mejor del pensamiento y la investigación religiosa. Por eso no
sorprende que en la conferencia de este año los días 22 al 24 de noviembre en
Baltimore una parte del orden del día era un panel de conferenciantes cuyos intereses podrían darnos una
instantánea del Papa Francisco y de los retos a los que se enfrenta al tratar
diversas cuestiones actuales.
La
amplia composición del panel –laicos y religiosos, católicos y no católicos, varones
y mujeres- resaltaba algunos temas específicos a los que se enfrenta la iglesia
y las primeras
respuestas del actual papa a las áreas de ecumenismo, teología de la liberación, tradición, formación espiritual y, en mi propio caso, las mujeres y la vida religiosa.
respuestas del actual papa a las áreas de ecumenismo, teología de la liberación, tradición, formación espiritual y, en mi propio caso, las mujeres y la vida religiosa.
En
la columna de hoy, para ampliar la conversación, compartiré las observaciones
que hice como parte de ese panel.
***
Pierre Teilhard de Chardin, filósofo jesuita
del siglo 20, escribió: "La única tarea que merece nuestro esfuerzo es la
construcción del futuro". Hoy me preocupa cómo construir un futuro nuevo
para las mujeres de todo el mundo a través del acercamiento de la iglesia. El
filósofo del siglo VI Boethius nos recuerda que cuando una época muere una
nueva está naciendo. Una segunda apreciación que me llama la atención es la de
Woody Allen, 15 siglos después: "No me da miedo la muerte; sencillamente
no quiero estar ahí cuando ocurra". Ambos mensajes son claros: La primera
indica que la continuidad puede alargarse excesivamente. La segunda, que no
encarar el momento en el que estamos puede malograr el futuro que viene con
nosotros o sin nosotros, y tanto si nos gusta como si no.
Item: Estamos en una encrucijada en la
historia
Este es el momento en el que la historia ha
descubierto a las mujeres.
En realidad, los varones y las mujeres
inteligentes ahora se dan cuenta de que el feminismo no tiene nada que ver con
la condición femenina. No tiene nada que ver con el chovinismo femenino, ni con
el machismo feminista. Y
definitivamente no se trata de que las mujeres quieran actuar como los varones.
El feminismo consiste en permitir que cada
miembro de la raza humana llegue a ser una persona humana adulta, que pueda
elegir en cada nivel de la sociedad, participar en la toma de decisiones que
afectan a sus vidas, ser independiente económicamente, estar segura en las
calles, en sus hogares, tener voz en los tribunales y cuerpos constitucionales
del mundo –disfrutar, en otras palabras, plenamente y en igualdad de todos los
derechos civiles.
Consiste en traer a la luz pública y al
poder público los programas, las percepciones, y la sabiduría de la otra mitad
de la raza humana. Consiste en tomar en serio sus ideas y planes. No! Corrijo: consiste en tomar en serio la
teología de la creación. En otras palabras, consiste en la "proclamación
de la emancipación" de las mujeres en este siglo.
Y como ya han pasado 2000 años desde que el
mismo Jesús se constituyó en modelo, no se puede argumentar que estamos
tratando de hacer las cosas demasiado de prisa.
El mismo Papa Francisco, claramente sensible
a este tema, ha adelantado la idea de lanzar un estudio sobre las mujeres, lo
que viniendo de Roma es al menos tan trascendental como esperar seriamente que
Roma haga algo al respecto.
Tres temas en particular medirán la
autenticidad —la moralidad— de la respuesta de la iglesia al tema de las
mujeres. Los temas de la maternidad, el poder humano y la pobreza son clave
para la forma en la que se nos verá en muchos años venideros.
En primer lugar, la cuestión del papel de
las mujeres en la iglesia y en la sociedad no es una de las 39 áreas
preocupantes que aparecen en el cuestionario (http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=32010)
que el Vaticano ha enviado a los obispos de todo el mundo en octubre buscando
una respuesta amplia de los católicos a cuestiones relacionadas con la familia.
¿Qué importancia tienen realmente el papel y los derechos de la
mujer-como-mujer en la estructuración de la familia?
Realmente.
En segundo lugar, la reciente frase del papa
sobre las mujeres en un congreso de la Sección de Mujeres del Consejo Pontificio del
Laicado (http://ncronline.org/blogs/francis-chronicles/francis-women-called-service-not-servitude)
en Roma se centró casi en su totalidad en la maternidad de las mujeres, lo que
ocupa —en el mejor de los casos— unos 20 años de la vida de una mujer. La
mayoría de las mujeres modernas, según los datos demográficos, viven al menos
otros 35 ó 40 años después de que el hijo/a más joven se emancipe. ¿Y después
de eso? ¿Qué papel tiene la mujer entonces? ¿Es la maternidad su único valor, su
definición a perpetuidad? ¿Qué hace ella ahora con su talento personal, sus
percepciones, su dones que, según nos dicen, se nos han dado para mejorar el
mundo? ¿Y cómo compensa el mundo la pérdida de tanta experiencia, inteligencia,
y sabiduría de la otra mitad de la raza humana si no se espera que las mujeres
contribuyan a estructurarlo, ni se les invita a ello? Pero, sin la aportación
de las mujeres, la humanidad ve sólo por un ojo, oye con un oído y piensa con
sólo la mitad de la mente humana.
Y se nota: lee los periódicos.
Más aún, ¿porqué una mujer se define por la
maternidad tanto si es madre como si no lo es, mientras que un varón se define
por su trabajo, su inteligencia, su liderazgo, o su heroísmo, y raramente, si
es que alguna vez se hace, se define por su paternidad?
En la famosa entrevista publicada por la
revista jesuítica Civilta Catholica
el pasado septiembre, el Papa Francisco dice, "tenemos que trabajar con
más intensidad para desarrollar una profunda teología de la mujer. Únicamente
dando este paso será posible reflejar mejor su función en la iglesia".
De acuerdo. Pero la cuestión es ¿quién hará
este estudio? Los mismos personajes clericales, patriarcales que lo han estado
haciendo durante los últimos 2000 años cuando los primeros padres de la iglesia
dijeron, entre otras cosas, que las mujeres "tienen la malicia de dragones
y de áspides". O cuando Tomás de Aquino llamó a las mujeres "varones
mal engendrados". Aparentemente no son el patrón de oro de la humanidad.
Los teólogos medievales declararon que las mujeres eran por naturaleza sumisas,
secundarias en el orden de creación, más emocionales que racionales.
Y hoy, aquí y ahora, el documento del
Vaticano mencionado dice "aquellas formas de feminismo hostiles a la
iglesia están entre los temas de profunda preocupación", pero no menciona
como materia de preocupación en absoluto el chovinismo machista ni las
estructuras del patriarcado.
Hoy todavía la iglesia nunca trata a las
mujeres como adultos totalmente independientes, ni mucho menos como plenas
discípulas bautizadas de Jesús. Y esto a pesar de siglos de diaconisas,
legiones de mujeres santas y cientos de años de religiosas administradoras que
construyeron la gran parte de los sistemas de servicios sociales de la iglesia.
Lo más importante de todo, ¿en la
antropología, teología y ciencia de qué siglo basarán sus ideas sobre las
mujeres ahora? ¿Qué escritores feministas, investigadores feministas, filósofos
feministas, científicos, teólogos, y canonistas, tanto varones como mujeres,
darán forma a esta teología en esta era?
¿Volverá a ser otra vez "los varones
hacen esto" y "las mujeres hacen aquello", una antropología dual
que contempla a las mujeres como cuidadoras y a los varones como los
constructores del mundo exclusivamente? ¿Será una antropología que niega,
básica y completamente, nuestra humanidad común, nuestra naturaleza humana
conjunta? ¿A pesar del trabajo mujeres como nuestras Dorothy Day (1), Raissa
Maritain (2), la Madre
Jones (3) y Rosemary Haughton (4), líderes nacionales y bona
fide teólogas?
Y si es así, ¿qué se puede hacer para
ahorrar al mundo tal división?
El hecho es que la religión —todas las
religiones— ha sido utilizada para justificar la opresión, la servidumbre, y la
invisibilidad de las mujeres siglo tras siglo. Ciertamente, el destino
histórico de la religión después de Jesús es arrepentirse en lo que concierne a
las mujeres, el catolicismo y el cristianismo entre ellas.
Como resultado de tan pobre estudio del
pasado —"religioso" como se habría llamado a sí mismo, posiblemente
sincero— en todos los rincones del planeta dos terceras partes de los
analfabetos del mundo son mujeres, todavía hoy en este momento, como informa el
Fondo de Desarrollo para las Mujeres de las Naciones Unidas. Dos terceras
partes de los más pobres entre los pobres del mundo son mujeres. Incluso
aquí, incluso ahora. Esto no puede ser un accidente. Esto es una política. Alguien en algún lugar
ha decidido que las mujeres necesitan menos, se les debe dar menos, y merecen
menos que los varones.
Y todo ello en nombre de Dios.
Para cuando terminen esos apologistas, Dios
es el único sexista que queda en la sala.
El Papa Francisco ha ganado el corazón del
mundo siendo humilde, sencillo y pastoral —la cara amable y cálida de la
iglesia, un hombre como Jesús que es un hombre de los pobres. Pero está claro
que nadie puede decir que es para los pobres como lo fue Jesús si no hace nada,
nada, nada a favor de la equidad para con las mujeres. Encararse al clasismo no
empieza a resolver los problemas que vienen con el sexismo. Sin embargo, cuando
las integrantes de la
Conferencia de Liderazgo de las Religiosas (Leadership Conference of Women Religious)
se vuelvan a comprometer —como lo han hecho tantas veces en el pasado— a hacer
por las mujeres lo que se debe hacer por seguir el Evangelio y por el bien de
la iglesia, se llamará "feminismo radical" y serán investigadas por
herejía.
La humanidad completa e integral de las
mujeres, la antropología humana, y nuestros esfuerzos para erradicar la pobreza
están ciertamente entre los temas que medirán tanto a este papado como a esta
iglesia, al pasar de una era que toca a su fin a otra era que empieza. De lo
contrario, cuando llegue la muerte, podemos estar todos allá para verla.
En 1998, el Papa Juan Pablo II instruyó a
los obispos de Michigan y Ohio en sus visitas ad limina a Roma: "La inteligencia y el genio de las mujeres
debe ser cada vez más una fuerza vital de la iglesia en el próximo milenio –como
lo fue en las primeras comunidades de los discípulos de Cristo". Lo que,
desde mi punto de vista, lleva directamente a la pregunta de la que las mujeres
están cada vez más cansadas: si no es ahora —después de 15 años— cuándo?
Notas
de la Traductora
1. Dorothy Day (1897-1980): Obl.S.B., fue una periodista de Estados
Unidos, activista social, oblata benedictina, anarquista cristiana, y miembro
devota de la Iglesia
Católica. Será conocida gracias a sus campañas por la
justicia social, en defensa de los pobres.
2.- Raïssa Oumansoff Maritain (1883 - 1960) fue una poetisa y
filósofa Rusa-Ucraniana. Emigró a Francia y estudió en la Sorbona donde conoció al
joven Jacques Maritain, también filósofo, con quien se casó en 1904. Ella era
judía, pero después de un periodo en el que se consideró atea, se convirtió al
catolicismo con su marido en 1906.
3.- Mary Harris, más conocida como "Mother
Jones", (1837 -1930 ) fue una prominente agitadora
sindical y comunal. Nacida en Cork, Irlanda, se trasladó con su
familia a Toronto (Canadá) aún
joven, después de que su abuelo fuera ahorcado por los británicos por su
participación en la lucha nacionalista irlandesa. Hasta completar su educación
trabajó alternativamente como profesora y costurera en Estados Unidos. Conoció los sindicatos gracias
a su esposo, George Jones, un conocido miembro del sindicato de moldeadores del
hierro. Interesante resumen de su vida en la página de los Sindicatos
estadounidenses http://www.aflcio.org/About/Our-History/Key-People-in-Labor-History/Mother-Jones-1837-1930
4.-
Rosemary Haughton (1927-), nacida en
Londres, es una teóloga católica laica que reside en los Estados Unidos.
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