Fuente: Vida Nueva Digital
03/06/2024
Desde el inicio de su pontificado el papa Francisco ha innovado en algunos elementos en lo que a la celebración papal de la solemnidad del Corpus Christi se refiere. Alguno de estos aspectos han hecho que este se fuera convirtiendo en uno de los días favoritos de sus críticos –no habían llegado aún las filtraciones del encuentro a puerta cerrada con los muchísimos obispos italianos–. A pesar de ser el día de la Caridad se han oído cosas poco caritativas por parte de quienes parecen querer representar el cristianismo de los puros y la auténtica Tradición basada en tradiciones, algunas con no excesivo recorrido en el tiempo.
La procesión
El papa Francisco ha vuelto este domingo de Corpus, tras escampar la lluviosa mañana romana, a la basílica de San Juan de Letrán. Tras la reforma litúrgica del Vaticano II se iría consolidando la catedral del Papa como el lugar adecuado para algunas celebraciones significativas a lo largo del año, así los papas han acudido a la sede del vicariato para la Misa de la Cena del Señor en la tarde del Jueves Santo y volvían otro jueves, el del Corpus para tras celebrar la misa en la explanada realizar la procesión eucarística hasta la plaza frente a la fachada principal de Santa Maria la Mayor. Para el caótico ayuntamiento de Roma organizar el más caótico todavía trafico romano en esta tarde laborable era una auténtica tortura con lo que agradecieron que en 2017 el papa Francisco cambiara la celebración para el domingo –manteniendo el jueves en el calendario litúrgico vaticano que es más generoso en cuanto a días festivos se refiere que el laboral italiano–.
Tras 2017, Francisco acercó esta celebración a otros ambientes distintos a la catedral del Papa. En 2018 se desplazó al entorno de la iglesia de Santa Mónica en el litoral de Ostia, una de las diócesis suburbicaria de Roma. Al año siguiente tampoco volvió a la vía Apia, se desplazó al barrio romano de Casal Bertone y en una sencilla parroquia celebró este día de la Caridad. En 2020 con aforo reducido por la pandemia del coronavirus comenzaría un ciclo nuevo de celebraciones del Corpus en San Pedro ese año y el siguiente. En 2022 su presencia fue suspendida a última hora por la evolución de su rodilla y el año pasado, 2023, la solemnidad le pilló recién salido de una operación siendo el primer domingo que no se rezó públicamente el ángelus.
La bendición
Una rodilla que ha dado mucho que hablar –para los críticos era elemento de crítica– ya que frente a Benedicto XVI que se le habilitó un papamóvil con custodia para la procesión, Francisco en 2014, 2015 y 2016 no participó en la procesión y reapareció para impartir la bendición eucarística en Santa María la Mayor, como ha hecho este año cuando recibió en la basílica mariana al vicegerente para la diócesis de Roma, Baldassare Reina, que llevaba el Santísimo durante la procesión. Francisco ha querido quitarse de en medio no por falta de devoción sino para remarcar realmente lo importante, la presencia de Jesús Eucaristía. Para ello no hay más que ver la bendición extraordinaria desde la Plaza de San Pedro ante el brote por coronavirus en marzo de 2020 cuando se dejó de lado la fórmula clásica de la bendición Urbi et Orbi para trazar simplemente una cruz con el Santísimo desde el atrio de la basílica de San Pedro ante la lluvia, el silencio y la oscuridad de la tarde de confinamiento.
Y todo esto sin entrar en el baile de los números que algunos no dejan de utilizar de forma acrítica. Vamos, todo auténtica espiritualidad eucarística.
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