viernes, 19 de abril de 2024

Pío XII y los judíos: ¿el final del proceso?

En Les Âmes tièdes. Le Vatican face à la Shoah, La découverte, la historiadora Nina Valbousquet analiza la posición del Vaticano ante la Shoah, tras examinar los archivos del pontificado de Pío XII, abiertos desde 2020.

Fuente:     es.la-croix.com

Por   Guillaume Daudé

11/04/2024


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Desde la famosa obra El vicario de 1963, que cuestionaba el silencio de Pío XII durante la Segunda Guerra Mundial, han aparecido innumerables libros sobre el tema. ¿Qué aporta el libro de la historiadora Nina Valbousquet? Sus conclusiones se basan en cuatro años de meticulosas indagaciones en los archivos del pontificado de Pío XII, abiertos desde 2020. Alejada de las polémicas en torno a la memoria y los medios de comunicación, se opone a la lógica de los procesos -de acusación o de canonización- centrados únicamente en la figura del papa.

Sus principales conclusiones no son nuevas, pero ya no pueden cuestionarse tras la apertura de los archivos. El papa "guardó silencio deliberadamente" a pesar de que la Santa Sede estaba al corriente de las persecuciones y del genocidio, como lo demuestran en particular dos fotografías de las masacres enviadas al Vaticano en abril de 1943. Sin embargo, este silencio no impidió que el Vaticano prestara ayuda humanitaria.

 

El peso de un antijudaísmo cristiano secular

En su opinión, hay tres razones que justifican esta postura, la mayoría de las cuales ya han sido destacadas por los historiadores. Sin embargo, la importancia de una de ellas ha sido reevaluada: al leer los archivos, la historiadora quedó sorprendida por el peso de un antijudaísmo cristiano secular, que seguía presente en la inmediata posguerra, cuando algunos llegaron a justificar teológicamente la persecución de los judíos. La segunda razón, ya bien conocida, fue la tradición de neutralidad en los conflictos. La historiadora muestra la escasa conciencia que tenían los funcionarios vaticanos de la diferencia entre la Primera Guerra Mundial y la violencia de masa cometida por regímenes de naturaleza fundamentalmente criminal.

Por último, Pío XII era muy consciente de su silencio, pero los documentos de la época y sus defensores posteriores lo justifican por miedo a las represalias. Este razonamiento es difícil de evaluar, según la historiadora, pero entre el silencio y la denuncia pública había alternativas, demuestra: alertar secretamente al cuerpo diplomático, apelar a la conciencia de los fieles, etc. En su opinión, esta tensión se explica por la doble naturaleza del poder papal, que era a la vez temporal y espiritual. Por último, el interminable proceso de Pío XII plantea una cuestión fundamental: ¿qué representa la palabra del papa? Antes de convertirse en jefe de Estado del Vaticano, se convirtió innegablemente en una autoridad moral.

 

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