El párroco de San José de Campolongo y ahora también arcipreste de Lérez advierte de que actualmente el número de sacerdotes es escaso, su media de edad es "muy alta" y de que cada vez hay menos. Por suerte, están recibiendo la ayuda de clérigos provenientes del extranjero, "sobre todo de Latinoamérica" y en menor medida de África
Fuente: Diario de Pontevedra
Por Melissa Gómez
01/09/2024
Recientemente ha sido nombrado arcipreste de Lérez. ¿Cuáles serán sus funciones?
La función del arcipreste es una función sobre todo de coordinación, de procurar la comunión de todos los sacerdotes, su unión, organizar los retiros sacerdotales que tenemos todos los meses y también solucionar algún problema inmediato cuando un sacerdote enferma o una parroquia queda vacante. Se trata de solucionar todos esos problemas, pero sobre todo de promover el trabajo en común, que es lo más interesante, porque este arciprestado es nuevo, abarca un territorio muy grande, una población muy grande también, pues llega hasta Ponte Caldelas y hasta Cangas, recoge lo que antes eran tres arciprestazgos. Ahora es uno solo, por lo que interesa mucho más coordinarlos y convivir los sacerdotes, pero también tener acciones con los fieles, con los seglares, con los laicos, poder hacer algún instrumento de coordinación entre la pastoral de las parroquias para que ellos puedan participar y se pueda escuchar su voz.
¿Cuál fue el motivo de la unión de estos tres arciprestazgos en uno solo?
Hay una reorganización de la diócesis. Primero, para adaptarnos a los tiempos nuevos, que son tiempos en los que los sacerdotes somos menos e iremos siendo menos, y también la distribución de la población va cambiando un poco, se va vaciando la zona rural, se va llenando la costa. Se están renovando las estructuras de la Iglesia con la intención de atender a todo el mundo. Y una estructura son los arciprestazgos, los sacerdotes van faltando y ya quedaban pocos, por lo que se unen para estar más juntos y tener más fuerza y presencia.
Habla usted de que el número de sacerdotes cada vez va a menos, ¿cuál es la situación de la Iglesia actualmente en la provincia de Pontevedra?
En la Archidiócesis de Santiago somos unos 400 y algo sacerdotes con una media de edad muy alta, eso sí, y tenemos un seminario en este momento, no sé en este curso cuántos entran, pero tenemos alrededor de 15 o 20. Eso hace que se ordenen cada año dos, tres o cuatro sacerdotes. También estamos recibiendo la ayuda de sacerdotes que vienen de países extranjeros, sobre todo de Latinoamérica, y también de África, que ya son una parte integrante de nuestras parroquias, de nuestra pastoral de la diócesis, y ayudan mucho, nos hacen falta.
¿Cuál sería la manera de llegar a la gente joven para poder ordenar a más sacerdotes?
Esa es la eterna pregunta que nos hacemos todos. Nosotros creemos que quien llama es el Señor, y lo que podemos hacer nosotros es procurar dar una imagen del sacerdocio atractiva, atrayente, yo diría que una imagen profunda, alegre. Y también al mismo tiempo que procuramos dar esa imagen, pedir a las parroquias que recen por los sacerdotes, que recen para que haya vocaciones, que estimen la labor que hacemos, que aprecien nuestra entrega, nuestro estar a disposición de los demás, aunque estemos a veces llenos de fallos y de limitaciones, la intención siempre es esa.
¿Se ha marcado algún objetivo a corto o medio plazo?
El objetivo fundamental en este caso es la unidad de lo que eran los tres arciprestazgos y que funcionen como uno solo, coordinarnos con todos los sacerdotes y conseguir que todos puedan estar cómodos en esta nueva estructura.
¿Cuáles son los desafíos de la Iglesia actualmente?
En el fondo es siempre el mismo, es evangelizar, que el Evangelio llegue a todas las personas y que todas las personas puedan compartir con nosotros nuestra fe y nuestra esperanza, y eso lo hacemos mediante estructuras que son caducas, que son pasajeras. Hoy es de una manera, mañana es de otra. Lo importante es siempre el contenido, el Evangelio, la presencia del Señor, de su espíritu en medio de nosotros. Por tanto, los desafíos son siempre los mismos, con un escenario siempre distinto pero con una finalidad que es siempre la misma.
En ese sentido, el Papa Francisco ha adaptado a la Iglesia a los nuevos tiempos y con sus acciones ha conseguido llegar al pueblo. ¿Qué opinión le merece esto?
Es eso mismo que dices. En el fondo es hablar un lenguaje que la gente habla para que nos entiendan y se pueda transmitir bien el mensaje. Al final el mensaje es siempre el mismo de formas diferentes, las que tenemos que procurar que sean cada vez más adaptadas al lenguaje que la gente habla. Y el Papa Francisco es un ejemplo de comunicación, la gente le entiende cuando habla. Nosotros tenemos que procurar hacer lo mismo.
¿Cómo ve usted el futuro de la Iglesia?
Lo veo con mucha esperanza. Quien gobierna es Dios, es el Señor, y en ese sentido nosotros, los sacerdotes, tenemos muchas limitaciones, muchos fallos, pero al final es el Señor el que hace las cosas. Entonces nosotros podemos aportar lo poco que tenemos, lo poco que somos, en la seguridad de que es Jesucristo el que lleva el timón y que con el estamos siempre seguros. Y que la Iglesia llegará, surcará los tiempos hasta el final. Tengo el convencimiento de la fe absoluto.
¿Un mensaje que quiera mandar a los fieles?
Que todos nosotros estamos aquí para servirles, para vivir con ellos la fe, para estar juntos viviendo en comunión, para transmitir a la sociedad la alegría y el amor que hace presencia en los más necesitados, en los ancianos, en los más débiles… en fin, en todos los que necesitan algo. Nosotros estamos para servir, eso queremos hacer y en eso esperamos que todo el mundo nos ayude.
"La Iglesia es la primera interesada en poner todos los medios para que no se repitan los abusos a menores"
¿Cómo afecta a la imagen de la Iglesia los casos de abusos a menores cometidos por miembros del clero de la Iglesia católica?
Nos afecta muchísimo. Primero a la credibilidad de los sacerdotes, de la Iglesia en sí. La Iglesia es la primera interesada en poner todo en claro, poner todos los medios al alcance que podamos para que estas cosas no se repitan. Eso nos duele, nos llena de vergüenza y nos llena de solidaridad con las víctimas. Es evidente. Y la Iglesia es la primera interesada en atajar todo esto y en terminarlo, en poner todos los medios, y en ese sentido se han dado muchísimos pasos en protección a menores y a personas con dificultades que puedan ser objeto de abuso. Quizás nadie como la Iglesia ha dado tantos pasos.
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