Iñaki Mardones, hoy director de la Pastoral de la Salud de la Diócesis de Santander, acogió a la familia al llegar a Bilbao
El entonces claretiano bautizó a su hermano Iñaki, hoy también delantero en el Atheltic y que se llamó así por él
Fuente: Vida Nueva Digital
08/07/2024
A horas de disputarse la semifinal de la Eurocopa entre España y Francia, todos los aficionados al fútbol reconocen que muchas de las opciones de nuestra selección nacional pasan por dos de sus estrellas emergentes: Lamine Yamal y Nico Williams. Significativamente, además de su insultante juventud (16 años el culé y 21 el delantero del Athletic de Bilbao), ambos comparten una historia de superación familiar: los padres de ambos llegaron a nuestro país como inmigrantes, en travesías nada fáciles.
En el caso de Yamal, su padre, Mounir Nasraoui, es marroquí, mientras que su madre, Sheila Ebana, es de Guinea Ecuatorial. Respecto a Williams, sus dos progenitores, Félix Williams y Comfort Arthuer (que luego adoptó el nombre de María) son de Ghana.
Hoy es laico
Sobre la llegada de los padres de la estrella del actual campeón de la Copa del Rey (por supuesto, junto a su hermano Iñaki), puede hablar de primera mano el vizcaíno Iñaki Mardones Aja, director de la Pastoral de la Salud de la Diócesis de Santander, quien compagina esta labor con su día a día en el Servicio de Atención Religiosa Católica del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla. Hoy es laico, aunque años atrás era sacerdote y misionero claretiano, desarrollando una activa pastoral en su Bilbao.
“Entre 1992 y 1995 –explica Mardones a Vida Nueva– formé parte del grupo de voluntarios de Cáritas Diocesana de Bilbao, que tenía como finalidad acoger y acompañar a inmigrantes”. Un día de 1994, desde Cáritas le informaron de que en Melilla había un grupo de africanos que el Gobierno había decidido distribuir por toda la península. A Bilbao llegaría, entre un grupo de personas a las que acogerían, un matrimonio.
Embarazada de ocho meses
“Como sabía inglés –detalla–, formaba parte del grupo que les acogería. Recuerdo perfectamente que llegaron a finales de abril. Fui a recibirles a la estación de tren de Abando. Eran Félix y Comfort, aunque ahora ella se llama María. Esta venía embarazada de ocho meses”.
“Según el informe que me habían facilitado –rememora– tenían un cinco en castellano. Les empecé hablar en este idioma, pero tenían cara de susto… En cuánto me pasé al inglés, sonrieron aliviados. Primero, vivieron unos días en una pensión y, posteriormente, se pasaron a un piso que había preparado Cáritas. En teoría, ellos venían con el aval del Gobierno, lo que suponía que les iban a facilitar las cosas, pero nada más lejos de la realidad. Por ejemplo, como no tenían tarjeta sanitaria, para hacer un seguimiento del embarazo de Comfort, hubo que echar mano de profesionales sanitarios sensibilizados con el tema”.
Y llegaron las contracciones…
Así, hasta que llegó el esperado día… “Cuándo, el 15 de junio, surgieron las primeras contracciones, fuimos en un taxi al Hospital de Basurto. Allí, después de un tiempo de espera, nació Iñaki. Los padres, agradecidos por la ayuda que les había prestado, quisieron poner mi nombre a su primer hijo. Junto a los regalos de la vida y de la fe, es el regalo más grande que me han hecho”.
Unos meses después, Mardones y su nueva familia de adopción vivieron otro día de fiesta: “Como yo ya estaba ordenado de diácono, celebramos el bautizo de Iñaki en la parroquia del Corazón de María. Yo le bauticé y sus padrinos fueron Miguel Ángel y Amparo, otros dos voluntarios del grupo de Cáritas. Fue un día de gran alegría y felicidad para todos”.
Trabas burocráticas
Con todo, esos días de gozo tuvieron que compaginarse con otros de miedo, sacrificio y lucha: “Se podía pensar que, con el nacimiento de un hijo en territorio nacional, el tema legal estaba ya encarrilado. Pues nada más lejos de la realidad. Al Gobierno se le ocurrió exigir un carnet de identidad para un crío de meses. No se me olvidará la cara del fotógrafo cuando le pedí unas fotos de carnet para el pequeño Iñaki… Posteriormente, y gracias a la intervención del abogado Galparsoro, de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) de Euskadi, se consiguió parar esta curiosa exigencia”.
Después de unos meses en Bilbao, a la familia Williams se le consiguió “un trabajo en una granja de cerdos de Sesma, en Navarra, donde se dirigieron los tres. Después de un tiempo, dejarían aquel trabajo y lugar y se dirigieron a Pamplona”. Allí fue donde, posteriormente, nació Nico… “El hermano de Iñaki” que, hoy por hoy, es Don Nicolás, el crack de España.
Echando la vista atrás, Mardones destaca con emoción que, desde la fraternidad, se generó una oportunidad para una familia necesitada: “Creo que Félix, María, Iñaki y Nico han experimentado en su vida las dos peticiones de Jesús: ‘Venid a mí los que estéis cansados y agobiados, que yo os aliviaré’, y ‘he venido a traer vida, y vida en abundancia’. En definitiva, y haciendo honor al nombre de esta revista, se encontraron con una vida nueva”.
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