Fuente: La Pajarera Magazine
Por María Toca
30/04/2024
Llegó el final de esta aventura que comenzamos, yo al menos, con la inseguridad que da lo desconocido. Miren, yo no tengo experiencia en combate cuerpo a cuerpo ni historia de lucha antifranquista que contar a mis nietos. He vivido la rebeldía envuelta en libros y sueños hasta que desaté las cuerdas de las obligaciones para concederme permiso para vivir como quería. Y esta escaramuza llegó a mí de forma imprevista, por ese hilo de amigos/as que una teje y la tejen, y me quedaba grande. O eso pensaba. Ya saben, el llamado complejo de impostora tan nombrado que en las mujeres suele ser más frecuente que la gripe.
La idea de revolvernos contra el sistema occidental que cumple las viejas premisas colonialistas era tentador. Como dice me amigo Juan Jurado, contemplar las masacres nos ha creado sensación de impotencia, de rabia, de ¿qué hago yo ante esto? Encerrarnos, dijeron desde Andalucía. Encerrarnos, me propuso Juan Jurado, desde la distancia tan cercana como el abrazo. Encerrarnos ¿dónde? Pensé enseguida. Luego recordé que no tengo más propiedad que una casa agradable y muchos libros. Mis joyas son vistosas piezas de colorines que adornan más que valen, ni yates ni coches ni nada que no sea el lujo de pobres: buen yantar y conversación. Lo que sí tengo es una riqueza grande, hermosa como los soles del atardecer, un grupo de gente amigable, gente que eligió hace mucho pisar tierra firme sin indiferencias y creyendo en el grupo, en la comunidad, en la comuna feliz del salvamento mutuo.
En una exposición sobre el pueblo saharaui, mi querida y admirada Amaia -ese ojo de artista que retrata el alma de cada cual y de cada qué- me dice que hay una persona a dónde acudir. Un recinto comunitario que tiene puertas y ventanas abiertas al mundo y unos brazos poderosos que acogen a gente perdida. Y les aseguro que, aunque no lo parezca, pocas tan perdidas como yo. Luego está Fernando, cómplice valiente que se une y me une a las diversas aventuras que van llegando, con el espíritu de un soldado de la paz, de un señor que sabe dónde pisa y donde acampar. Vinimos a conocer a Avelino y le contamos la aventura.
Avelino…¿qué les digo de este hombre? Tiene esa fisonomía de ser en el buen sentido de la palabra, bueno. Con la mirada amplia y más limpia que puedan contemplar, cuerpo recio, paso seguro y sonrisa floreada siempre presta a brotar convirtiendose en ser de luz. Yo no tengo más fe que los amigos/as, ni más credo que la libertad, pero respeto tanto a quien dedica su vida a amar que a la fuerza me rendí a este párroco de barrio con alma de Quijote. Yo creo que la profesión, el fin y la carrera vital de Avelino, es amar. Amar, así en general, a fuerza de hacerlo se le ha quedado el alma tan blanca que se puede escribir en ella.
Nos acogió como el padre acoge al descarriado que regresa a casa y nos pusimos a ello. La guía de Juan Jurado y los compas andaluces, fue la brújula que nos marcó camino. Miren ustedes, los ricos, los capitalistas, los poderosos del mundo, tienen ventaja, nadie lo duda…levantan un teléfono y ponen el mundo a sus pies. La gente como nosotras, que andamos con el culo al aire por la vida, con un soplo se nos derrumba el castillo, pero tenemos ese hilo que refería más arriba, enseguida nos enlaza con la gente de bien creando olas de bonanza alrededor. Juan, nos cuenta que su encierro acaba de terminar y nos envía videos, película, ideas…y fuerza. Esa grabación que nos hizo con palabras adornadas del sesgo andaluz que en el norte recibimos como al rocío, nos hizo abrir las compuertas de interiores independientes para conectarnos entre nosotras.
La mañana del sábado yo andaba revoloteando como siempre ante la incertidumbre, pasando de la hiperactividad al nervio. RTVE, había adelantado la hora y con esos mimbres corrimos al encierro. Ya había compañeras/os colocando banderas, insuflando color palestino a un barrio popular que, desde ya, es el mío porque anda en los adentros para siempre. Que no llegan ¿cuándo llegan los medios, María? ¿vendrán? ¿tú crees? Y yo, de natural caótica, no tenía ni idea hasta que el despliegue de cámara y periodista con micro nos hace un sencillo canutazo que levantó el ánimo de los/as congregadas. Luego se pasaría hasta por el telediario nacional…Hay prensa, decimos. Hay prensa porque los compañeros del Faradio y de Arco FM,de la SER, de Publico, Infobae, Levante, y la agencia EFE, están desde días atrás calentando los motores de la acción. Hay prensa porque había dado mil brasas a amigos, conocidas y gente de la información. Y ¿saben una cosa? La gente responde. Ignoro si por lo pesada que soy o por alguna fuerza telúrica que les hace pensar que la vida va condescendiendo hacia lugares comunes. Y fueron llegando. El Diario Montañés, denostado a veces por la que suscribe, se portó con la bonhomía que desprende Guillermo Balbona, que pertenece a la raza de amantes del periodismo…o de la palabra disimulado en una cara seria y una distancia tierna que le hace ser apreciado y cada día más respetado.
Dejamos nuestros bártulos, tomamos el territorio eclesial como la banda variopinta de desconocidos que somos. Hay que elaborar un calendario de actos, exige con voz de mando, la capitana del grupo, Concha Calzada. Y ¿quién se atreve a llevar la contraria a Concha? Nos ponemos a ello. Charlas de mil cosas, porque tenemos muchas expertas en el grupo. Mujer y guerra, que nos imparte Charo Quintana, otra capitana con mando en plaza que nos ha enriquecido. Hay personas que en las distancias cortas se adentran en nuestras vidas y Charo Quintana, lo hizo. Con su resolutiva manera de vivir dando prioridad al trabajo mientras nosotras brujuleábamos entre la amistad y el ánimo de la acción. En la charla, nos hizo entender que la guerra, como todo en la vida, ataca con más virulencia a la mujer. La huida de una mujer embarazada, de una parturienta a la que tienen que hacer cesárea sin anestesia, o que intenta eludir al violador o el abuso, como quien salta sobre ascuas, tiene dificultades añadidas por su sexo.
¿Cómo viven las mujeres en guerra y las refugiadas la menstruación? Nos preguntaba Charo mientras las/os presentes pensábamos con la mirada eurocentrista percatándonos, al momento, que algo tan superado por nosotras se volvía un drama para cientos, quizá millones de mujeres. No hay agua, ni jabón, no hay desechables…una mancha de sangre en la ropa de una mujer es dura. Tomamos en consideración bajo la elocuencia de Quintana, que eso lo vivían cada día mujeres del mundo.
Luego Concha Calzada nos habló del Testamento Vital y el camino que DMD ha recorrido en pos de una ley de Eutanasia con el fin de darnos el derecho a una muerte digna, es una de las cosas que han hecho la sociedad mejor y a nosotras más dignas y libres. En palabras de Calzada, si queremos vivir bien, luchemos por la dignidad en la vida ¿Por qué no podemos morir como hemos vivido? Dignas, libres y rodeadas de amor y respeto. Estas cosas, mueven emociones, sentimientos que afloraron como torrente y los dejamos fluir. Gente agnóstica, cristiana, libertaria, comunista, socialista, o simplemente implicada en la lucha social convergiendo dentro de algunos desacuerdos que nos aportan al resto otra mirada, enriqueciéndonos unas con otras… Grandes momentos.
La tarde nos llenó de ternura con la película Los limoneros, que ruego busquen porque une a su belleza el verdadero espíritu de lo que ocurre en Palestina. No se la pierdan. Poco después llegó la voz, ¡que potencia! De Virginia Soler Onís, que desde Beiruth nos habló (otra testigo de los infames bombardeos, no de una guerra, porque nos hay dos ejércitos, es uno el atacante y el pueblo que muere) de lo que ella vive cada día, cada hora en Líbano. Las bombas caen cerca, cercenan su trabajo y la vida de las personas que habitan un país hermoso y castigado como pocos. Hay países opresores, colonialista y países mártires, nos venía a decir Soler Onís. Líbano, Palestina, Sahara Occidental, Sudán...y tanto otros, son de estos últimos.
Poemas salidos del alma de ciudadanos palestinos fueron recitados en la iglesia porque la sala que teníamos habilitada se nos quedó pequeña. Bajo una sencilla cruz del palestino, hijo de refugiados, emigrantes sin techo, donde María tuvo que parir en un portal, como ahora mismo lo harán muchas mujeres allá en la Franja, se recitaron con voces doloridas las palabras de unos actores/actrices que nos hicieron enmudecer. Más emoción.
Los/as vecinos del Pilón, no querían marchar. Eran las ocho, las nueve y queríamos más. Hablamos, contamos, nos reímos hasta que agotadas tornamos a cenar porque nuestra mesa, eso sí hay que decirlo, ha rebosado hasta límites del empacho de lo que nos han acercado gentes de la ciudad al sabernos encerradas por la causa palestina. Y luego dicen que en Cantabria somos frías…No se lo crea, solo lo parecemos.
Llegó el final y el torrente emocional que ha invadido estos días ha sido alto, casi presto al desborde. Tanto que yo, de natural explosiva y poco dada a la contención (lo intento, lo juro) me puse moñas y mejor no lo cuento.
Conclusión: miren, cuando les entre el desánimo recuerden una cosa. Somos más. Somos mejores. No nos conoceremos pero hay un hilo invisible que une a la gente de bien, a la gente que sabemos luchar porque nos importan las personas que sufren. Claro que perdemos batallas y las seguimos perdiendo, porque ellos, los colonialistas/capitalistas/poderosos del mundo, tienen todo, pero aunque nos derroten jamás nos podrán quitar el gusto por la batalla y el amor de la gente corriente que une y amalgama a los pueblos aunque los gobiernos sean una mierda. Y que seguimos, como decía aquel capitán del Quinto Regimiento Republicano, de derrota en derrota hasta la derrota/victoria final.
Porque les digo una cosa: que nos quiten lo bailao. Y que estamos, estaremos y seguiremos estando por el pueblo palestino, por su gente, luchando por la paz, el alto el fuego, un acuerdo justo para las partes, la desaparición del colonialismo asesino venga de donde venga. Que no nos cansaremos y que vamos a seguir como un martillo pilón.
¡Viva Palestina Libre!
Y ¡vivan los pueblos libres!
María Toca Cañedo©.
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