¿Es posible una mirada serena?
Fuente: Religión Digital
Por José I. González Faus
14/03/2024
La rabia que han suscitado las palabras de Francisco a Ucrania es muy comprensible en la actual temperatura afectiva. Eso no quiere decir, sin embargo, que sea una rabia justificada. Yo tengo mis dudas y quisiera exponer aquí de dónde brotan. Mis datos son los siguientes:
1.- Aunque solo sea por la diferencia de tamaño, población y armamento, Ucrania no puede ganar esta guerra. Prueba de ello es que Ucrania pidió en seguida ayuda a Europa: recordemos los diversos discursos de Zelenski, muy bien preparados.
2.- Europa y EEUU no son, ni de lejos, tan solidarios como se proclaman: su ayuda ha sido mucho más por hostilidad hacia Rusia que por solidaridad con Ucrania. Esto parece significar que, por muchas declaraciones retóricas que oigamos ahora, el apoyo occidental a Ucrania irá bajando poco a poco, como las temperaturas en invierno.
3.- Las sanciones han dado mucho menos resultado del que se esperaba. A Rusia la han abierto más hacia Oriente y a Europa le han traído problemas por la cuestión del gas ruso, el transporte del cereal ucraniano, las divisiones internas que han creado etc.
4.- Nadie nos dice en estos momentos (ni nos quieren decir) cuántos soldados de Ucrania son ucranianos o meros mercenarios (de Colombia, Pakistán etc.). Esos mercenarios suponen bastante dinero y nunca lucharán como los nativos.
5.- Conforme se prolonga, la guerra se va haciendo más dura. Se requieren armas más peligrosas, cuyo envío a Ucrania ya está creando divisiones en Europa; y además, aunque en voz baja, han sonado ya algunas voces europeas avisando de que Europa se prepare para una guerra. Lo lógico es que, conforme pasa el tiempo, estas demandas se vayan haciendo más serias.
6.- Por eso, avisar del peligro de que esta guerra de Ucrania se convierta en una “guerra mundial” (quiera Dios que no nuclear) no es ningún desvarío.
7.- En estas condiciones, y como conclusión, la probabilidad de que Europa vaya dejando de ayudar a Ucrania resulta cada vez mayor, sean cuales sean las declaraciones actuales.
Estas son las informaciones que tengo y las conclusiones que de ellas voy sacando. Si es falso alguno de los datos aducidos o de sus conclusiones, agradeceré que se demuestre. Pero si no, díganme si el triste futuro que se cierne sobre Ucrania no va a ser el de elegir entre un mal menor o un mal mucho mayor.
Creo que esto es lo que ha querido decir Francisco, desde una visión serena y no subjetiva. Aunque por desgracia con un lenguaje muy poco acertado: porque la expresión esa de “bandera blanca” es muy inepta para incitar al mal menor ya que, tradicionalmente, suena a rendición y cobardía. Pero como ha dicho luego el mismo Francisco, no se trata de cobardía sino de tener el valor de no dejarse cegar por la pasión.
En mi opinión hubiera sido también oportuno incluir a Europa y EEUU en esa advertencia que parecía dirigida solo a Ucrania. En el sentido siguiente: si Rusia ha de conseguir algo, son dos las opciones: o una parte del territorio oriental de Ucrania, o una retirada de la OTAN de todos los países del Este europeo, cumpliendo así además lo que la misma OTAN se había comprometido a hacer y consiguiendo a cambio una garantía de Rusia de que no molestará a esos países.
Vuelvo a citar en este sentido las palabras de Putin el 21.02.22 (creo que en Consejo de Seguridad): “en 1990 cuando la unificación alemana, EEUU prometió a los líderes soviéticos que la presencia militar de la OTAN no se expandiría ni una pulgada hacia el Este. Y que la unificación de Alemania no llevaría a la expansión de la OTAN hacia el Este”. Lo mismo se había prometido antes por dos veces a Gorbachov, como cuenta él en sus memorias. Y sigo creyendo que aquí está eso que llaman “la madre del cordero”. Putin puede ser un criminal, pero Occidente debería saber que provocar injustamente a un criminal es un acto mayúsculo de irresponsabilidad.
Acepto por supuesto toda clase de matices, añadidos o correcciones a lo dicho si es que las hay. En caso contrario que corra el tiempo y ya veremos lo que pasa.
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