Fuente: MSN
Por Carlos Hernández-Echevarría
22/09/2020
Cuando John Kennedy se presentó a la presidencia en 1960, tuvo que aclarar que, si ganaba, no dejaría que el papa Juan XXIII le dictara desde el Vaticano cómo gobernar. Joe Biden, desde hace unos días el segundo presidente católico de la historia de Estados Unidos, no ha pasado por nada parecido. Hoy ese discurso parecería ridículo, y eso es todo un signo del progreso de un país con una larga tradición de maltrato y discriminación hacia los católicos.
El anticatolicismo estaba presente en EE. UU. desde antes incluso de que se fundara el país. Hasta hace no mucho, los libros de historia de los niños estadounidenses empezaban con el relato de cómo los primeros colonos llegaron desde Inglaterra a las costas de Massachusetts para poder practicar su religión en libertad. Sin embargo, esos mismos libros olvidaban contar que los que habían huido de la opresión religiosa no tardaron mucho en convertirse en opresores.
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