El Dicasterio para la Doctrina de la Fe da luz verde explícita a la bendición de las "parejas en situación irregular", incluidas las divorciadas, las segundas a casar y las del mismo sexo
Fuente: La Croix International
Por Loup Besmond de Senneville
(Roma) Ciudad del Vaticano
19/12/2023
Un documento de 10 páginas para un cambio fundamental. En una declaración doctrinal publicada el 18 de diciembre, el Vaticano autoriza explícitamente, por primera vez, la bendición de parejas del mismo sexo.
Existe una "posibilidad de bendiciones para parejas en situación irregular y para parejas del mismo sexo", afirma el Dicasterio para la Foctrina de la Fe, en un documento titulado Fiducia supplicans ("Suplicar confianza") sobre el significado pastoral de las bendiciones, aprobado por el Papa Francisco y distribuido por el Vaticano en cinco idiomas.
Los autores del documento insisten en que esta bendición puede practicarse siempre que no cree "confusión entre lo que constituye el matrimonio". Para evitar cualquier confusión con el matrimonio, que el Vaticano reafirma que debe conciernir exclusivamente a las parejas formadas por un hombre y una mujer, la bendición de las parejas homosexuales "nunca debe impartirse en concurrencia con las ceremonias de una unión civil". Las parejas tampoco deben usar ropa "que sea apropiada para una boda". Es una forma de evitar cualquier forma de "escándalo", insiste la Santa Sede.
Encuentros con un sacerdote
El Vaticano es bastante preciso en sus recomendaciones. De este modo, tal bendición puede encontrar su lugar "en otros contextos" que no sea durante una misa, afirma el Vaticano. Puede, por ejemplo, tener lugar "en los santuarios", durante un encuentro con un sacerdote, un "encuentro de oración" o incluso durante una "peregrinación".
Continuando, caminando sobre esta cuerda floja, permitiendo bendiciones para parejas del mismo sexo sin tocar la doctrina referente al matrimonio, Roma no tiene la intención, contrariamente a lo que hicieron los obispos belgas en el otoño de 2022, de publicar un ritual particular en la materia. "No se debe prever ni promover un ritual para la bendición de parejas en situación irregular", escribe el cardenal Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, que firmó el texto. Sin embargo, continúa el Vaticano, "no se debe impedir ni prohibir la cercanía de la Iglesia a las personas en todas las situaciones en las que puedan buscar la ayuda de Dios a través de una simple bendición".
"Bendiciones espontáneas"
El Vaticano incluso proporciona elementos para esta bendición. "En una breve oración que precede a esta bendición espontánea, el ministro ordenado podía pedir que los individuos tuvieran paz, salud, espíritu de paciencia, diálogo y ayuda mutua, pero también la luz y la fuerza de Dios para poder cumplir plenamente su voluntad", detallan los autores.
En su texto, Roma reserva esta "bendición espontánea" a los "ministros ordenados". "La sensibilidad pastoral de los ministros ordenados también debe formarse para realizar bendiciones espontáneamente que no se encuentran en el Libro de las Bendiciones", explica el documento.
La bendición de las "parejas en situación irregular", que también puede afectar a los divorciados vueltos a casar, no entra en el marco de la liturgia, sino en el de la "piedad popular". Una distinción sutil pero esencial hecha por el Vaticano.
"En la piedad popular, el sacerdote tiene una posición y unas palabras diferentes de las que adopta en una liturgia", explica monseñor Philippe Bordeyne, presidente del Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para las ciencias del matrimonio y la familia. "En la liturgia, el sacerdote preside. En la piedad popular, no".
Una "simple bendición" no es un sacramento
Para abordar esta cuestión, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe lleva a cabo una profundización teológica de la noción misma de bendiciones. Estos, escribe el Vaticano, forman parte de los ritos más extendidos y están "evolucionando".
Desde este punto de vista, Roma distingue dos formas de bendiciones. En primer lugar, las concedidas "en un marco litúrgico", que "exigen que lo que es bendecido sea conforme a la voluntad de Dios, tal como se expresa en las enseñanzas de la Iglesia". Es en virtud de esta definición que el matrimonio sólo puede reservarse a una pareja formada por un hombre y una mujer.
Pero "también hay que evitar el riesgo de reducir el significado de las bendiciones a este punto de vista", advierte el prefecto del dicasterio, que diferencia así un sacramento, como el del matrimonio, y una "simple bendición". Las "condiciones morales" para acceder a estas dos prácticas de la Iglesia Católica no deberían ser similares.
En este segundo caso, la bendición es "una petición de ayuda de Dios", como ya afirmó el Papa en una respuesta dirigida el 2 de octubre a varios cardenales que le cuestionaron sobre varios puntos, entre ellos la bendición de las parejas homosexuales. Francisco ya había afirmado que la Iglesia evita cualquier tipo de rito que pueda contradecir la convicción de que el matrimonio está reservado a las parejas formadas por un hombre y una mujer. Pero claramente abrió una puerta a bendiciones para parejas del mismo sexo, particularmente invocando la "caridad pastoral".
No aprobar el estado
Esta vez, la Santa Sede va mucho más allá, y sobre todo de manera mucho más explícita, al subrayar que bendecir a las personas consideradas en situación irregular por la Iglesia no consiste en validar su estilo de vida, ni en "validar su estatus o cambiar de alguna manera la enseñanza perenne de la Iglesia sobre el matrimonio", insiste el cardenal Fernández.
"Estas formas de bendición expresan una súplica para que Dios conceda aquellas ayudas que provienen de los impulsos de su Espíritu", señalan los autores del documento. El objetivo es que "las relaciones humanas maduren y crezcan en la fidelidad al Evangelio, para que se liberen de sus imperfecciones y fragilidades, y para que se expresen en la dimensión cada vez mayor del amor divino".
Para el prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, que cita a Francisco muchas veces en el documento de 10 páginas, a nadie se le debe negar una bendición. "Hay varias ocasiones en las que las personas piden espontáneamente una bendición, ya sea en peregrinaciones, en santuarios o incluso en la calle cuando se encuentran con un sacerdote", afirma el documento vaticano.
Los que piden una bendición se muestran "necesitados de la presencia salvadora de Dios en su vida". Al dirigirse a la Iglesia, los que piden tal bendición admiten también que "la vida de la Iglesia brota del seno de la misericordia de Dios y nos ayuda a avanzar, a vivir mejor y a responder a la voluntad del Señor".
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