El jesuita Jesús Renau Manent, falleció el pasado 16 de diciembre, a los 89 años de edad, en Sant Cugat del Vallés, afectada por leucemia, conservando según informa la compañía de Jesús, “la conciencia y la serenidad, que tanto le caracterizaba”.
Fuente: Noticias Obreras
Redacción
23/12/2023
Durante doce años, desde marzo de 1983 hasta mayo de 1995, colaboró quincenalmente con la revista Noticias Obreras, en sustitución del padre Llanos, en la sección entonces titulada “Dos minutos de reflexión”.
Como jesuita, desempeñó responsabilidades en la promoción de vocaciones, en la formación y acompañamiento espiritual, además de en la enseñanza, siendo durante un tiempo también consiliario de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) de Barcelona, en el periodo 1985-1988. Diócesis que le agradece “su acompañamiento espiritual, su carácter optimista y su amistad alentadora. Así mismo la entrega de la existencia a un trabajo pastoral con constantes aportaciones a la personas humana y al ámbito social: a la juventud, a las parejas, al pueblo gitano, a la revisión de vida obrera al diálogo interreligioso”.
A los movimientos y entidades comprometidas en la lucha por la justicia social les dedicó el texto Un salario que corresponda a la dignidad humana y al bien común, en el que afirmó “que hay una modalidad del salario que se inspira en la Doctrina Social de la Iglesia (…) fundamentado en la justicia, en los derechos y deberes de la persona humana, en la confianza del diálogo constructivo y en la creatividad de nuevas formas de empresa e incluso de economía”, en contraposición de la actual “concepción materialista que reduce la persona humana a un factor de explotación y ve la sociedad como una oportunidad para el enriquecimiento aunque sea a costa de destruir los derechos humanos”.
Renau mostró siempre una gran cercanía por las personas y colectivos más vulnerables, llegando a vivir en comunidades de inserción en barrios obreros y manteniendo una gran actividad intelectual y de divulgación, a través de sus numerosas obras escritas y su participación en conferencias y seminarios, muchos de ellos organizaciones por Cristianismo y Justicia.
Al ser nombrado provincial de los jesuitas en Cataluña pidió una excedencia temporal a Noticias Obreras, cediendo el testigo a José María Toro, por lo que la redacción esta revista editada por la HOAC quiso expresar su agradecimiento por “su puntualidad y constancia”, así como por la valoración de quienes seguían su columna, en la que abordaba asuntos de actualidad y teológicos, “con sencillez pero esclarecedoramente, con profundidad pero sin estridencias, de forma serena y sosegada”.
Desde entonces, su firma fue espaciándose más y más en el tiempo, aunque siempre mostró su disposición a compartir su experiencia, su capacidad de análisis, su gran espiritualidad y honda humanidad con los lectores y lectoras de la revista. La última de sus colaboraciones fue un texto, en clave de ver, juzgar y actuar, que abordaba la situación del mundo trabajo en tiempos de pandemia, con un “Tema del mes” que firmó junto a Francisco Ferrer.
A modo de sencillo y sentido homenaje, hemos elegido esta significativa colaboración publicada en Noticias Obreras de la primera quincena del mes de diciembre de 1985.
Lo de Jesús de Nazaret
Para el militante cristiano la cuestión crítica, la pregunta radical es Jesús de Nazaret. No hay que sorprenderse. Esto es tan nuevo que lleva veinte siglos y parece que no decae.
Cuando se agota la esperanza
Y es cierto que se agota con frecuencia al palpar el poder destructor del dinero, la arrogancia y desfachatez de los que nos dominan, cómo muchos han colgado las botas y se han replegado a una confortable vida privada.
Dígame, ¿a dónde acudimos para ser capaces de volver a empezar, para esperar contra toda evidencia? Pues, sencillamente, al punto omega, al centro de la cuestión, a Jesús de Nazaret.
Cuando la barca se tambalea
Porque, a causa del viento terral, está dando tumbos a la derecha y dentro se va discutiendo sobre roles y metodologías. Parece que son pocos los que pescan de verdad, salpicándose de espuma y mar brava. Es evidente que se tambalea, pero no es nuevo. Baste recordar historias como la de las indulgencias o la de los cultos de China. Y entonces, ¿y ahora qué? ¿Malas caras? ¿Pasar de todo?
¡Ni hablar! El punto de apoyo, el sí radical, naturalmente, vuelve a ser Jesús de Nazaret.
Dicen que esto no se acaba
La frase suena por ahí de formas diversas. Brota desde los ámbitos de la ciencia, desde la sociología con sus distinciones entre creyentes «practicantes» y los otros, también del pensamiento posmoderno, aunque nadie sepa de qué va dicho pensamiento.
Por mucho que se diga, ya lo sabemos, el eje esencial no está en esto nuestro, sino que Jesús de Nazaret no se acaba, siempre renueva, siempre empatiza, sale por donde menos lo esperabas y vuelve a descubrir.
Abra los ojos por un momento
El monasterio en oración, trabajo, rutina y silencia, Jesús en el centro.
El equipo de revisión en cansancio, búsqueda, deshacer y seguir, Jesús en el centro.
La parroquia, sacramentos, dimes y diretes, viejas, jóvenes y catequesis, lo nuevo y lo de siempre, hay esperanzas, si hombre, si… y Jesús en el centro.
La liberación, cartas y bombas, bendiciones y masacres, los «pros» y los «contras», enseñar a leer y cortar caña, besos y balas, ¡qué pena! Señor, y Jesús en el centro.
La Teología, escuelas y sentencias, libros y aburridos apuntes, sin luz, lo prosaico y lo divino, quizás un modus vivendi, también santidad en la reflexión y Jesús en el centro.
La HOAC (¡con perdón!), papeles y reuniones, tendencias y burocracia, abrazos y lucha, formación, libres y liberados y Jesús en el centro.
HAY QUE DARSE CUENTA DE QUE EL PUNTO CRÍTICO ES EL DE SIEMPRE: EL SEÑOR.
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