El Gobierno de Scholz apuesta por la deportación rápida y masiva de migrantes irregulares para frenar su desgaste y a la ultraderecha
Fuente: Diario Vasco
Editorial
27/10/2023
El Gobierno de Olaf Scholz ha resuelto endurecer las normas que rigen el acceso de migrantes a Alemania. El establecimiento de controles temporales reforzados en las fronteras de Polonia y de la República Checa trata de contrarrestar los incentivos que para las personas que huyen de la miseria o las guerras supone alcanzar territorio germano y dificulta la libre circulación consagrada en el Tratado de Schengen. Además, el Ejecutivo formado por socialdemócratas, Verdes y liberales se dispone a agilizar por ley las deportaciones «a gran escala» de quienes hayan llegado de forma irregular a la principal potencia de la UE, mientras facilitará la contratación de profesionales extranjeros cualificados a fin de cubrir las necesidades de su mercado laboral.
Berlín, que se distinguió por una política de puertas abiertas en la crisis migratoria de 2015, da así un giro radical a su estrategia en ese ámbito. Con él persigue un doble objetivo. Por un lado, aplacar las críticas de la oposición y las presiones de los municipios y los 'lander' que se declaran sobrepasados por la gran cifra de refugiados y demandantes de asilo a los que han de atender. Por otro, frenar el ascenso del partido ultraderechista AfD, aunque sea a costa de asumir parcialmente su discurso, así como el desgaste del Ejecutivo en un país en el que el débil pulso de la economía aumenta la sensibilidad del electorado hacia esta cuestión. El Ministerio del Interior calcula que 50.000 personas podrían ser expulsadas de forma inmediata si la norma estuviese ya en vigor. La medida, que requerirá acuerdos con sus países de origen, permitirá, según el Gobierno, cumplir «la responsabilidad humanitaria» de proteger a los 1,1 millones procedentes de Ucrania.
Una Alemania eminentemente de recepción ha decidido mostrarse más renuente a la migración masiva. Es evidente que los cambios introducidos por el Gabinete de Scholz no obedecen a una saturación objetiva del espacio disponible con 84 millones de habitantes. La saturación es de orden más perceptivo e incluso ideológico. El anuncio de que diez parlamentarios de Die Linke –formación equiparable a Sumar o a Podemos– han decidido crear un partido de izquierdas crítico con la migración revela hasta qué punto las reservas sociales y culturales hacia los que vienen de fuera han hecho mella en la sociedad germana en el primer cuarto de este siglo. Un mensaje que podría calar en España y en el resto de la Unión.
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